jueves, 16 de julio de 2009

Arrested Development: locura y risas tras las rejas.

Es categórico decir que algo es lo mejor en cierta categoría. Y mucho menos sin haber visto muchas perlas que forman una selección de lujo. En el caso de las comedias americanas de televisión, no podría hacer un análisis globar sin haber visto desde clásicos como Happy Days hasta vacas sagradas de hoy en día como 30 Rock. Pero no tendría ningún temor en decir que, luego de haber visto sus 53 capítulos, Arrested Development (2003-2006) es tal vez la máxima expresión de un programa cómico que alguna vez haya visto o vea en la "caja chica". La premisa del show es la siguiente: Michael Bluth, un hombre viudo, con un hijo adolescente a cuestas, trata de destacar en la vida siempre teniendo ese perenne deseo de hacerlo bajo el aura de la moral y las buenas costumbres, trata de ser bueno por él mismo y por darle a su hijo un buen ejemplo, pero se ve involucrado en u dilema al tener que quedarse con su familia luego de que ellos lo rechazaron e incluso no le dieron el puesto que soñaba en la compañía familiar. ¿Y por qué se queda con ellos? pues su padre, George Sr, ha sido encarcelado por crímenes que van desde fraude hasta traición, por lo que Michael tendrá que tomar no sóo las riendas de la compañía, sino que se encargará de representar esa figura paterna que controle a su más que alocada familia. Y es que su familia debe ser de las más rayadas de la tele, tanto así que dejan la vara muy alta para lo que considerar una familia disfuncional: tenemos al tía patán y prepotente que cree que ser un mago fracasado es tener un trabajo estable; tenemos a la tía frívola y superficial, imposible de pensar en otra persona que no sea ella misma; tenemos al esposo de ésta, un doctor sin licencia que intenta ser actor y que constantemente lanza comentarios algo desafortunados que nos hacen dudar sobre su sexualidad (de más está decir que durante las 3 temporadas de la serie su matrimonio pende de un hilo); está el hermano menor, el bebé, que es un treintón con un complejo de Edipo tremendo y que vivie con su mamá en la casa de la familia; tenemos a la mamá, claro está, la matriarca de la familia, que no es otra que una tía más superficial aún que su hija, manipuladora y obsesiva, que siempre tiene una copa de martini en la mano; están los chicos, los "niños", uno (el hijo del protagonista), un chibolo timorato y algo antisocial que guarda un "crush" profundo por su prima, y esta, una chica autosuficiente y, dentro de los estándares de esa familia, la más sensata del grupo; y finalmente el patriarca, el hombre que con su encierro hace despegar la comedia, George Sr, un tía grandulón y pelado que sólo quiere su beneficio personal y aumentar sus arcas, así sea bajo sacrificando a su propia familia. Todo eso parece la descripción de un dramón de aquellos o de una película de terror, pero no es otra cosa que Arrested Development.




Esta serie tiene primero la virtud de hacer reir. Eso es lo primero que le exigimos a las comedias: risas. Y llega a ellas mediante las fórmulas ya conocidas como los chistes corporales, los "recurring jokes", los chistes sexuales o los personajes alocados. Eso casi siempre da resutlado. Pero donde se crece AD es en el chiste que está oculto, en el subtexto, en aquello por lo que tenemos que procurar ser bastante cuidadosos, detallistas para poder captarlo. Hay que repetir escenas para captar toda la riqueza de los personajes, estar atentos a lo que nos brindan los diálogos o simplemente entender la genialidad de los innumerables innuendos de ciertos personajes. Y todo esto acompañado de una narración fluida, de la mano de un Ron Howard que nos cae un poco mejor por hacer de un narrador tan preciso y gracioso como mordaz y sarcástico. Howard brinda la voz y la entonación perfecta al momento de determinada situación, convirtiéndose en el décimo personaje de esta hilarante comedia. Y claro, los personajes de AD son irrepetibles y extraordinarios. Cada uno de los actores son un descubrimiento para el medio y nos brindan todo su talento para partirnos de risa en cada escena. Will Arnett construye a GOB (George Oscar Bluth xD) como un tarado de aquellos, inaguantable e irritante, pero la maestría está en a la vez transformarlo en un personaje entrañable, por el cual no sabemos si sentimos simpatía o pena. GOB y sus fallidos intentos por hacer algún truco (ilusión¡¡¡), con su baile del pollo o su repelente muñeco ventrílocuo Frnaklin, no hace más que destruirnos de risa y pena, porque ya ver a Arnett con su cara de atorrante despiadado, pero que en el fondo sabemos que sólo es un tonto sin idea de cómo empatizar con la gente, es ya un signo de comedia impagable (sino vean 30 Rock donde es aprovechado como el rival de Baldwin). Tenemos también a Tobias, el cuñado, un hombre frustrado, perdedor, que ofrece un recurring joke genial como es el de sus comentarios que se prestan a creer que tiene tendencias homosexuales. En fin, para algunos es, para otros no, pero Tobias, siendo tal vez el personajes más gracioso y ridículo d la serie, es creado enteramente por el timing y la sutil performance de David Cross, que junto a Arnett son los mejores payasos que todo show pueda pedir. Los otros personajes son geniales a su vez. Jessica Wlater como Lucille está genial al crear la imagen de una madre perversa y fría, siendo ella la razón de tanta rareza en la familia Bluth. Jeffrey Tambor hace que un malvado como George Sr tenga momentos hilarantes, pero es como Oscar Bluth (su hermano gemelo) que verdaderamente se sale. Justamente uno de los mejores chistes de AD, desarrollado en cantidad en la 2 temporada, es cuando se insinúa que Oscar es el verdadero padre de uno de los hijos Bluth, poniendo una música de fondo tierna y Tambor cambiando a un semblante paternal-bobalicón. Chistes como esos son lo que hicieron grande a AD. Palmas finales para Portia de Rossi que hace que Lindsay, un personaje que se pudo quedar como "la chica bonita" del show o la rubia frívola tradicional, vaya más allá, siendo tan loca como los demás, y jugando con ese contraste entre su sensualidad y su ineficiencia a la hora de cazar hombres. Portia tiene una vena genial para la comedia, así como Tony Hale y ese Buster Bluth que es un hito para la comedia. Un personaje tan tonto, hijito de mamá por donde lo veas, pero que puede ser aveces tan profundo y que con sus reacciones desmedidas nos hacía reir cada vez que las situaciones pululaban por él o su garfio-mano de la última temporada. Los chibolos son tal vez los personajes menos hilarantes, pero no por ello menos interesantes. George Michael (Michael Cera) es el personaje "más normal" de toda la serie y tiene reacciones que nos hacen identificarnos con él en más de una ocasión. Y Maeby, la chica independiente de la familia, podría tener su Spin-off ya.


Al final dejamos a Michael Bluth, interpretado por ese monstruo que es Jason Bateman. A diferencia de Carrel o Baldwin, Bateman no tiene que poner cara de estreñido o de angustiaod para hacernos reir. La virtud de este actor (y de los guionistas claro) está en hacer de Michael un personaje real, bien downtoearth que sólo es el tipo promedio de persona que quiere vivir tranquilo sin hacerle daño a nadie, y que en una de esas decisiones éticas que destrozan tu vida, decide hacerse cargo de su familia. Bateman hace de Michael un ser que mira con extrañeza todas las locuras de su familia, pero que temrina acostumbrándose o entendiendo a todos, porque supuestamente, "la familia viene primero". Bateman es otro tipo de comediante, que con su sencillez de gestos y sus reacciones moderadas no sólo construye a un personaje interesantísimo, sino que se convierte, siendo el menos loco de todos, en el alma del show. Y finalmente, la gracia de Bateman está en poco a poco derrumbar el mito de Michael y mostrarlo como un Bluth al fin y al cabo, con sus ticks y frekeadas, siendo ese hombre mandón, egocéntrico y super estresado que en verdad es. Michael crece conforme pasa el programa y aprende de su familia, en una lección que nos deja a todos. Eso es finalmente lo que hace extraordinaria a AD, que no sólo nos parte de la risa sino que nos deja esa reflexión profunda sobre los lazos familiares, sobre el tomar responsabilidades, retos, y transformar la lucha diaria en el trabajo o con tu familia en una forma de vida que no tengas que resisitir, sino que tengas que conocerla bien y adaptarte a ella. AD es genial porque bajo la imagen de una comedia de una familia extremadamente chiflada nos da una mordaz crítica a los valores supuestamente institucionalizados de la familia americana. AD es la desmitificación de la institución familiar y la pone como un grupo de chiflados obligados a vivir juntos y aguantarse, pero que nos dice que aún así, en esas circunstancias, en esos escombros morales de convivencia que nos puede tocar, siempre habrá alguien que nos una y que nos enseñe, así sea por enésima vez, el verdadero concepto de familia y de hogar. Claro que si ellos fueran mi familia, hace rato hubiera matado a alguien para que me enviaran a la cana.