martes, 14 de septiembre de 2010

Breaking Bad: la serie que la rompe

Se conocerá a la priemra década del siglo XXI como "Los 10 años de las series". Pues ha habido de todo, pero el consenso es que la "caja chica" ha superado con creces a la "pantalla grande". Un periodo de tiempo que empezó con Los Sopranos como Rey, pasando por The Wire, The Shield, Six Feet Under y un largo etc. para al parecer terminar, cual cereza en el helado, con esa a priori maravilla producida por Scorsese, a estrenarse este fin de semana, llamada Boardwalk Empire. Pero si queremos elegir al Rey de esta última parte, tendríamos un par de problemas, pues la suprema y precisa Mad Men tiene un claro contendor: Breaking Bad.


De Mad Man no he hablado aún (a pesar que ya la inicié hace un par de meses, lo que requiere un post urgente), pero este post es para discutir sobre esta otra serie tan rara y original, que rompe esquemas a pesar de que sigue la "tradición" de las series modernas: un tipo que va adquiriendo matices cada vez más grises hasta llegar a ser casi tan oscuro como la sociedad que lo rodea. Breaking Bad trata sobre la vida de Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química común y corriente, apacible y sedentario, que un buen día recibe la noticia más temida por todos: tiene cáncer, y ya muy avanzado. A Walter le cuesta asimilar este shock, pero cuando finalmente lo hace empieza a derrumbarse. "Breaking Bad" es un dicho americano que hace referencia a la (auto) destrucción personal de una persona (algo así como un "breakdown") y este es el proceso que inicia Walter. Pero no solo por la terrible noticia de tener cáncer, sino que su enfermedad el motor de la serie y la que desencadena la sucesión de hechos que azotan la vida de nuestro protagonista. Simplemente, Walter decide (por fin) adquirir algo de "valor" y poner en práctica o que sabe para así, como el químico perfecto que es, fabricar elementos de alta calidad que puedan ser vendidos fácilmente y a un alto precio. Y como el gran tema de las series en esta década, su negocio y la historia girará, a partir de ese momento, sobre su incursión en el mundo de la venta de drogas, más precisamente, de la Metanfetamina Azul (Blue Meth). Pero claro, al ser un burgués común, Walter necesitará de ayuda. Y es aquí donde entra la otra gran parte de la historia, que podría no parecer un personaje que apunta a mucho, pero eso solo es un prejuicio equivocado: el gran "junkie" o "punk" Jesee Pinkman (Aaron Paul).

Rodeando a estos 2 encontramos una gama de perosnajes, algunos geniales (el gran cinismo de Hank o la siempre oportuna labia de Saul Goodman, e incluso la idiotez de Badger) y otros relegados a un segundo plano (Marie o Walter Jr.) Skyler, la esposa de Walter, es otro tema. Breaking bad, como todo buen show, descansa en sus personajes y la historia que nos rpesenta su evolución. Como dijimos, el personaje de Walter representa el modelo de protagonista actual que se sigue en la televisión de los 2000's: un anti-héroe que cambia su vida para luchar por lo que él considera justo. Sus métodos son tan oscuros como los de un Jack Bauer o un Vic Mackey, pero su objetivo sigue siendo tan justo y enternecedor que terminamos haciéndolo barra con tal que lo logre. Y es que Walt, que siempre ha sido un perdedor, toma una decisión sabiendo que le quedan pocos meses de vida y decide aplicar sus conocimientos para dejarle algo de dinero a su familia, con un hijo con una enfermedad mental a cuesta y una esposa embarazada. El debate moral está sobre la mesa: ¿hasta qué punto estaríamos dispuestos a llegar para asegurar el futuro de los que amamos? Pero este debate, como afirmamos, no hace más que despegar el drama y el suspenso alrededor de estos personajes, situándolos en el submundo de la droga, pero a diferencia de otras series con temática parecida, estos 2 que tenemos acá no son grandes "drug lords" o asesinos perfectos; simplemente son dos perdedores que tratan de improvisar en el camino y lograr tener éxito en esta misión algo precipitada. Y así como ellos van aprendiendo, nosotros nos vamos sumergiendo más y más en esta estupenda serie.


Como muchos de los dramas actuales, más que una serie parece una novela dividida en temporadas como volúmenes. La narrativa de la serie es particular, con un ritmo muchas veces lentos que va construyendo una atmósfera, y que a la vez se va degradando como lo hacen los personajes. Hay un cambio radical del Walter timorato que conocimos en el piloto al Walter de mitad de segunda temporada (que es, hasta el momento, lo que el cable me ha permitido avanzar con la serie) ya convertido en su alter-ego Heisenberg; y a su vez en el complicado proceso que sufre Jesee, de ser un vago cualquiera a interiorizar su proceso de maduración, al cual trata de imponerse a pesar de todas las desgracias que le sucede. Jesee debe ser el personaje televisivo al que más se ha vilipendiado, pero siempre ha sabido sobreponerse a todas las adversidades. Jesee es un desgraciado de fuerza mayor, un derrotado que siempre trata de ponerse de pie. Y las actuaciones siempre maximizan los fabulosos guiones de la serie. Bryan Cranston y Aaron Paul deben conformar, hoy por hoy, el mejor tandem de personajes de una serie dramática en la actualidad. A partir de su estratosférico cambio con su papel en "Malcom in the middle", Cranston ofrece el retrato perfecto de un hombre desolado, que sabe que morirá pronto y que está desesperado por cada intento suyo de asegurar un futuro para su familia. La oscuridad con la que evoluciona hacia Heisenberg va de la mano con la impotencia que le genera su cada vez más destrozada relación familiar. Esto es lo que le ha valido a Cranston 3 Emmys consecutivos, ni más ni menos. Pero debe también hacerse una mención al reciente ganador del Emmy en la categoría de mejor actor de reparto, Aaron Paul. Lo de él es increíble, otrogándonos un retrato de un joven semi-adicto que tiene todas las de perder pero busca la superación cada día. Pero lo que logra Jesse es poco a poco la redención, el poder encontrar la luz entre tanta sombra, destacar y ser amado. Por ello es que se hace énfasis en la relación de Jesee con su alejada familia, sus problemas con la autoridad, su propia imagen como organizador de "su negocio" y hasta esa extraña pero apasionante relación con Walter, una "figura paterna" algo singular. Jesee, a mi gusto, es el mejor personaje de Breaking Bad, dándonos innumerables matices. Pero bueno, esa discusión será para otro post junto con los defensores de Walter-Heisenberg. Que los dos son inmensos, eso claro está.


Por ello Breaking Bad es la serie que es. No solo por ofrecernos lo que los aburridos burgueses pueden llegar a hacer en situaciones límites, y tampoco por reflejar de manera fiel el mundo bajo de las drogas, sino porque es una serie que se compra su cuento y sin miedo alguno expresa hoenstamente lo que sus personajes, personas comunes y corrientes, harían en determinadas situaciones. Y claro, tal vez ninguno de nosotros reciba la noticia de un cáncer terminal y decida convertirse en un capo de la droga, y no todos nostros seremos adictos que buscaremos la forma de salir de ese mundo, pero sí nos toparemos en nuestras vidas con situaciones extremas, de diversa índole. Y en ese momento recordaremos dos cosas que esta serie destaca: que todos somos humanos y que está latente la posibilidad de cometer errores. Y lo otro es que una vez que elijamos de manera errónea, ya no hay marcha atrás. Ya estaremos condenados. Aunque claro, siempre hay una luz, como las que aún parecen tener Walter y Jesee, aunque lo dudo mucho. Al menos la serie aún no acaba y afortunadamente al parecer le quedan un par de temporadas. Pero lo más probable es que todo siga mal...o de mal en peor.