domingo, 13 de febrero de 2011

True Grit: de acero inoxidable

True Grit (Temple de Acero o Valor de Ley) es el "remake" de la película de los sesentas que le significó al mítico John Wayne su único Oscar. Es una de vaqueros. La película cuenta la lucha estratosférica de Mattie Ross, muchacha de 14 años, que buscará vengar el asesinato de su padre de manos del forajido Cheney. Para ello contará con la ayuda de dos personajes un tanto estrambóticos: un alcoholizado Marshall Reuben "el Gallo" Cogburn y el Ranger (casi un boy scout) LaBeouf. Juntos iniciarán la cacería contra el asesino.

Y como todo western, detrás de una historia con motivaciones básicas (en este caso, la venganza) se esconde todo un desarrollo del código de moral estadounidense (por algo, los vaqueros fueron el género característico del país gringo), con personajes implacables, algunos cobardes, otros honorables, pero todos con ese impulso férreo por cometer sus objetivos. Con los arquetipos claros (el vaquero arruinado pero que se redime, el malo que no se arrepiente o el jefe mafioso con algo de honor), la película destaca porque el peso de la misma, siendo su razón y corazón, descansa en una niña de 14 años, interpretada por una mujer de 14 años: Haileen Steinfield, como Mattie Ross, es la columna de este film.
Podrá estar nominada en los Oscars como Mejor Actriz de Reparto, pero Steinfield se carga la película, como personaje y como actriz. Muy bien escrita, pero mejor interpretada, da la dosis perfecta de fuerza, entereza y desenfado que tiene esta chiquita que decide venga a us padre y nos llega a convencer que la venganza, a veces, guarda una gran dosis de honor. Ella es la verdadera portadora del "Temple de acero", del "True Grit". Ella emprende la búsqueda y ella lo consigue. Y Steinfield marca una interpretación inolvidable.

Los demás actores cumplen (Brolin como malo malvado y Damon como buenazo correcto como siempre lo hacen, respectivamente) y nota aparte para Barry Pepper (cuya interpretación de 5 minutos como Ned Pepper impresiona) y, sobre todo, para Jeff Bridges. Ahora bien, reconociendo que es un pecado no haber visto "El Gran Lebowsky", se indica que el Cogburn de Bridges va más por el camino del "Dude" del mencionado film de los Coen, desapegándose de cualquier comparación con Wayne. Pero sin importar ello, damos gracias de que todavía hayan actores naturales, relajados y que lleven con tanta soltura el desarrollo de un personaje en sus películas (agarra esa flor, Sean Penn). Puede ser un vaquero acabado, un mendigo, un cantante de country o el mismo Presidente de los Estados Unidos, pero Bridges siempre da la nota para dar una interpretación notable sin, aparentemente, tomarse en serio las cosas. Y vale decir que ver a Bridges enfrentarse a 4 jinetes a la vez es una secuencia impresionante y que lo eleva a los altares cinematográficos.

Pero True Grit tiene otras escenas inolvidables, como la negociación de Mattie con el viejo comerciante, el juicio a Cogburn, la aparición del hombre colgado, la emboscada de noche en la vieja cabaña (de un suspenso increíble) o, en el post clima del film, la desesperada carrera de Cogburn por salvar a Mattie del veneno mortal. Tanta belleza y desesperación nunca es fácil de mezclar. Esto es mérito de unos tipos que pueden despertar debates (personalmente, "Fargo" y "El hombre que no estuvo ahí" me parecen superiores a su oscarizada "Sin lugar par los débiles"), pero que destilan cinematografía en cada plano. Nolan, Aronosky y Paul Thomas Anderson pueden ascender como las nuevas estrellas del ámbito de la dirección, pero si se trata de oficio y de saber cómo contar una historia y darnos esas dosis precisas de humor, suspenso y drama, ahí están esos hermanos tan hermosamente meticulosos como maléficos como lo son los Coen. Y a ellos les debemos que todavía se respire cine en las salas.

Puntaje: 18/20