lunes, 29 de octubre de 2012

Rumbo al Oscar 2013: Argo

"Argo" (2012) es la tercera película de Ben Affleck, otrora galán de Hollywood que con esta película va consolidándose como uno de los directores más interesantes de la cinematografía estadounidense. Argo se basa en hechos reales: La CIA montó un operativo por el cual se rescataría a seis refugiados norteamericanos en Teherán, Irán, mediante la elaboración de una falsa producción cinematográfica de ciencia ficción de nombre Argo. Los periplos de la CIA y los productores de Hollywood, así como las dudas y temores de los seis americanos en Irán forman la trama de esta película de suspenso.

La pelicula tiene todo para ser un éxito: clásica lucha de occidentales contra orientales, misiones secretas, espías, cachondeo hollywoodense, conflictos internacionales y la no menos llamativa línea de "basado en una historia real". Pero Affleck toma lo que pudo quedarse en una simple película de suspenso y le da densidad, le da capas, le da vértigo, le da espíritu, le da garra, le da vida. Affleck hace que la dirección sea lo más destacable en esta cinta. Seguro que lo primero que Affleck hizo es aprovechar el contexto de la película (finales de los setentas e inicios de los ochentas) y darle un aura de clásico thriller setentero. Por ello, al mismo estilo de clásicos de suspenso de aquella época como "Todos los hombres del Presidente" de Pakula o "Los tres días del Cóndor" de Pollack, Affleck pinta la película como una olla a presión en la que los personajes se cocinan lentamente, matándonos de angustia a nosotros, los espectadores. 


El suspenso, sin duda, es uno de los mayores aciertos de esta película (vale recordar la tensa escena en la que el agente Méndez y los 6 refugiados se dan un viaje en camioneta hacia el bazar de la ciudad, en medio de la agitada turba). Además, el director recurre a técnicas que le dan a "Argo" esta onda de thriller setentero, como por ejemplo la grabación tipo documental, los zooms intempestivos, la edición trepidante o las escenas de tensa calma en las esquemáticas oficinas de agencias burocráticas. Para aderezar mejor el plato, la dirección de arte, el maquillaje y vestuario son precisos, introduciéndonos en plena época setentera-ochentera, con pequeños guiños a la actualidad política, social y hasta cultural de la época. Affleck demuestra capacidad para aprovechar cada situación del contexto histórico de la película y así enriquecer el relato que quiere contar.

Además, Argo nos reafirma que la dirección de Affleck no solo radica en la técnica y en su pulso narrativo, sino que también se destaca en la dirección de actores. Mientras que todo el elenco está más que correcto (con muchos secundarios de lujo tanto de cine como de TV), destacan las figuras de John Goodman como el "contacto" de la CIA en Hollywood, Alan Arkin como el productor encargado de elaborar un "falso éxito" y Bryan Cranston como el jefe y punto de apoyo del protagonista. Mientras que este último-debilidad personal por el papelazo que se marca en la gran "Breaking Bad"-demuestra su oficio ahora en pantalla grande, dándonos muestras de su temperamento en las escenas en la que decide respaldar la misión de Méndez y se lanza a (re)conseguir los pasajes de avión, es la pareja que conforman Goodman y Arkin la que se roba el show. Goodman, gigante de la actuación que puede hacer de grandulón querendón así como del hijoputa amigo de Leboswky, interpreta a John Chambers, el maestro que estuvo detrás del maquillaje de "El Planeta de los Simios" y recoge muy bien el espíritu cínico y ácido que se tiene que tener en Hollywood para no ser afectado por las malas películas que uno puede llegar a hacer (business son business, pues). Alan Arkin, entrañable abuelito de la seguro ya crecidita little miss sunshine, se convierte en un one-liner de lujo con su papel de Letser Siegel, un "big shot" de capa caída en Hollywood que teje la telaraña de "Argo". Goodman y Arkin, juntos, son dinamita pura.


Pero además hay otro acierto en Argo y esa es la presencia de Affleck como actor. Sin duda un director con gran capacidad, pero un actor algo limitado, Aflfleck parece que por fin ecnontró el color de actuación que mejor le queda: la del hombre taciturno y derrotado por la vida que, de manera estoica, lucha hasta el final al tener sus objetivos claros. El Tony Méndez que compone Affleck es un agente de la CIA enajenado de su familia, alcohólico, que lucha contra su misma agencia y gobierno por completar su misión. Y Affleck nos bridna una gran actuación desde la introspección, sin histrionismos innecesarios, con una sonrisa a medias y unos ojos tristes y cansados que todo lo dicen. Si sumamos este tipo de papel que le cae como anillo al dedo, más su capacidad de director, pues creo que Clint Eastwood puede ir retirarse tranquilo sabiendo que tiene en Affleck a un muy digno sucesor.

Finalmente, tal vez la única reserva que pueda hacerse de Argo es que algunas puntos del guión pueden resultar previsibles y hasta evidentes, incluso recurriéndose a lugares comunes y hasta cierta simplicidad e inocencia de los personajes iraníes, en contraposición a los complejos personajes americanos. Pero afortunadamente estas fallas de guión son asolapadas por el pulso narrativo de Affleck, quien no solo demuestra oficio, sino además un gran conocimiento de la narrativa cinematográfica y de lo que el espectador puede plantearse en una sala cinematográfica. La atmósfera del film introduce de lleno al espectador y lo hace cuestionarse escena tras escena. Eso, creo yo, se debe en gran parte a la pasta de director que tiene Affleck. Esperamos más películas de él como esta, seria competidora para el Oscar del próximo año.


Nota: 18/20

martes, 4 de septiembre de 2012

Breaking Bad: A un pasito de la gloria


Breaking Bad es una de las series más comentadas en la actualidad. Ya hicimos un post sobre la misma (http://theinsider24.blogspot.com/2010/09/breaking-bad-la-serie-que-la-rompe.html), cuando aún estábamos empezando la tercera temporada. Hoy, la quinta y penúltima temporada de esta serie ha llegado a su fin. Y desde aquel profesor torpe al cual le habían detectado cáncer hasta el personaje que vemos hoy en pantallas ha pasado mucho, demasiado.

Lo que ha pasado ha sido simplemente monstruoso y tienen nombre propio: las temporadas 3 y 4 de Breaking Bad. Ambas temporadas son de las mejores temporadas que he visto en los últimos años, y me atrevería a decir que la tercera está un peldaño más arriba y junto a la cuarta de The Wire y la quinta de The Shield son de los mejor de la TV gringa contemporánea. La quinta temporada de Breaking Bad es una temporada que recoge las consecuencias de todo lo que empezó a cocinarse durante la tercera (sobre todo ese final de tercera temporada, simplemente brutal) y estalló en la cuarta con el cara a cara (nunca mejor puesto) entre Walter White, nuestro hasta hace poco héroe del show, y su oscuro némesis, Gus Fring. La quinta temporada de Breaking Bad define el momento decisivo en el cual por fin walter White se transofrma totalmente en Heisenberg, el gangster más "badass" de Nuevo México. La gran transofrmación en su máxima expresión.


Aunque todavía no podemos realizar un análisis integral (esta es solo la primera parte de la quinta temporada, quedando pendiente para el 2013 el estreno de la segunda parte), los primeros ocho capítulos de la quinta temporada de Breaking Bad no solo ha sido una temporada de transición, sino que ha servido para que el personaje principal termine por desarrollarse y completar su viaje a la maldad. Vince Gilligan, creador de esta serie, la describió como el viaje que hace Mr Chips en Caracortada. Pues Walter White es sin duda ya ese temible Scarface (incluso ya tiene su "little friend" como vimos en el opening del 5x01). A lo largo de cuatro temporadas, hemos hinchado por Walter y hemos celebrado cada una de sus "victorias", incluso de las más terroríficas como cuando tuvo que eliminar, para su bienestar, a Gale el cocinero y a Gus el pollero. Walter White ya había matado antes de esta quinta temporada, y es además es un frío calculador con una habilidad innata para la actuación y la mentira. Pero ahora algo es distinto, ahora tiene un ego. Y un ego enorme

Justamente ese ego, esa sensación de superioridad y genialidad, han hecho que dejemos de hinchar por Walter White y que, por primera vez en toda la serie, queremos que pierda. Y que mejor que esta sensación termine por desarrollarse en una penúltima temporada. Sin duda Gilligan y su equipo de escritores son unos verdaderos arquitectos del guión. Ahora sí la segunda parte de la temporada final de Breaking Bad será un todos contra Walter White. Forever alone. Y es que nos hemos alejado de nuestro protagonista porque ha alejado de todos los (pocos) que lo apoyaban. Skyler, su esposa en crimen pero en nada más, ha sido puesta al borde del suicidio por las abusivas actitudes de Walter; Saul Goodman, el "abogado criminal" más astuto del desierto le teme; el viejo Mike, implacable roca de acero lo calificó de "bomba de tiempo"; y Jesee, o el buen Jesee Pinkman, el pupilo, el aprendiz, el corazón de esta serie, simplemente se ha visto devastado por el comportamiento de su ex maestro y (esperemos que ahora sí para siempre) se ha quitado la venda para ver al verdadero Mr. White.

Las series se basan en sus personajes principalmente. Incluso series con temporadas lamentables pero que ya han constituído personajes geniales se pueden sostener por los mismos. La virtud de los guionistas está en darle vitalidad a esos personajes, capas, dimensiones, y eventualmente hacerlos cambiar. Pero hacer un cambio tan grave como de ser un profesor aburguesado inofensivo a un despiadado mafioso ególatra es algo fuerte, muy fuerte. Pero el equipo de guionistas de Breaking Bad lo han hecho. Han hecho que Walter suelte las palabras "I'm in the empire business" y nosotros nos lo hayamos creído. Este hombre es un hdp total. Los guionistas han hecho que nosotros, simples mortales con ciertos gustos televisivos, querramos lo mismo que la esposa del protagonista: que su cáncer vuelva y lo mate. Dios mío, habíamos olvidado que tenía cáncer, pero igual queremos que muera. 


Pero además Breaking Bad sigue manteniendo otras virtudes, como la genial dirección, el uso de la música y el montaje (genial las dos escenas de música y montaje en la season finale), la fotografía y un largo etcétera. Pero creo que lo que hace verdaderamente genial a Breaking Bad es esa capacidad casi mágica de mezclar varios términos. Esta serie intercala géneros como el drama familiar, la crítica social, los gnagsters, el policial, la comedia, el humor negro y en este temporada ha agregado aristas evidentemente del western, como las múltiples referencias a Jesee James o, para ser más explícitos, el monumental capítulo del "asalto al gran tren" en el 5x05. Hay muchos críticos que han señalado su disgusto por este capítulo, acusándo de la pérdida de "verosimilitud" de esta serie. Pues creo que justamente esto es una serie, y si bien mantiene una clave realista como lo hacía The Wire (aunque esta con más esfuerzo) no podemos olvidar el hecho que es una serie entretiene y Breaking Bad la hace como pocas. Creo que no podíamos prtender que Breaking Bad siempre mantenga su ritmo sosegado, algún día tenía que despegar y que mejor ahora que su protagonista ha salido del closet como un mafioso hecho y derecho y quiere robar trenes para seguir haciendo su droga. Es así. Las acciones y decisiones de Walter siguen "dentro de personaje" y no hay ningún tipo de agujero de guión.Creo que todos disfrutamos del macanudo robo al gran tren y decir que pierde credibilidad puede ser calificado como simple "hipocresía televisiva".

Tal vez el único punto en contra de los guionistas es haber dado cuatro temporadas y media para desarrollar lo que le pasa en un año a Walter White y luego pretender desarrollar medio año de la vida del protagonista en los últimos veinte minutos de la season finale. Si bien el montaje musical es fenomenal, tal vez se hubiera requerido hasta un par de capítulos para desarrollar todos los actos y consecuencias de estos meses de White. Se critica su decisión de "retirarse" intempestivamente del supuesto "empire business", pero creo que tenemos indicios suficientes para creer que el cáncer ha vuelto (toma pastillas en el flashforward de la season premiere y en el season finale se le ve en el hospital, con notable guiño al toallero que destrozó de un puñetazo en la segunda temporada), pero asumo que todavía no quieren hacerlo evidente para hacer más sufrida la persecución de "todos contra Walter" en la última parte de la quinta temporada.Y ese cliffhanger...ese cliffhanger tan esperado, tan obvio pero a la vez tan "mandíbula-desencajante". Ese sublime momento en el que Hank, sentado en el baño a punto de hacer lo que los hombres hacemos sentados, se da cuenta que W.W no es por Wilson ni por Wonka. Finalmente la cacería ha empezado. Sencillamente los guiones de Breaking Bad son una clase magistral de cómo hacer una serie.



El apartado de las actuaciones es otro de los puntos fuertes de esta serie (¿Tiene Breaking Bad algún punto debil?). Bryan Cranston, un monstruo de la actuación, que puede ser el único capaz de ganar un emmy por todas sus temporadas. Para suerte de nosotros lo vemos cada vez más seguido en el cine. Aaron Paul demostrando lo fenomenal que es tanto en los momentos más dramáticos (su reacción al asesinato del niño bicicletero) como en los momentos graciosos de la serie (esa exquisita cena entre Skyler, walter y Jesee), a pesar de que esta temporada ha pasado a un segundo plano, esperando claro está que se entere de todo y la saque el alma (si tiene aún) a Walter en el 2013. Anna Gunn y uan Skyler que despierta sentimientos encotnrados pero que refleja una tristeza e impotencia desesperantes con sus miradas. Un Dean Norris que ha crecido cada temporada y que solo por el "momento del baño" ya merece todos los aplausos del mundo. Y está Johnathan Banks, el viejo y grande Mike.

Que serie Breaking Bad para agarrar un personaje que tuvo un par de escenitas en la segunda temporada y llegar a la quinta temporada para dalre la real magnitud que se merece. Los capítulos de MIke, tanto el 5x02 "Madrigal" como el 5x7 "Say my Name" son sencillamente los mejores de la temporada y en el top ten de la serie. Ese roble que era Mike ha reflejado tantas emociones, ya sea matando a sus excompañeros, encarando a Walter o jugando con su nieta, todo gracias a esa maravilla de actor que demostró ser Banks. Si ya aaron Paul ganó el Emmy en el 2010 y Giancarlo Esposito deberá ganar este año por su enorme Gus Fring, Banks se merece al menos la nominación cuando lleguen los Emmys 2013. Mucha gente critica también la muerte de Mike, al calificarlo de "muy inocente " y "fuera de su personaje" la forma como se comportó minutos antes de su muerte. Pues creo que nadie es infalible, nisiquira el casi siempre eficiente Mike. Y menos cuando sabes que la DEA está atrás tuyo y que no te has podido despedir de tu nieta, la única razón por la cual vives en este mundo.Pero sobre todo creo que Mike, como nos demostraron durante toda la temporada (incluso desde temporadas pasadas), subestimó una vez más a Walter. Y como hemos aprendido en este serie, "You just don't fuck with Heisenberg!". Las ironías de la vida, Mike no siguió ese fabuloso speech de "no more half measures" y pagó las consecuencias. Larga vida a Mike y a estos hijoputas guionistas de Breaking Bad.



Como título pusimos " a un pasito de la gloria" porque falta ver cómo hacen para cerrar Breaking Bad en ocho capítulos en el 2013. Creo que algo que actuó en contra de esta quinta temporada (y que la sitúa dos peldaños abajo de la perfecta tercera temporada y un peldaño abajo de las fantásticas segunda y cuarta temporada de la serie) es la corta duración, lo que se sintió en lo narrado en la season finale. Ojalá que la segunda parte de esta última temporada no se resienta en dicho aspecto y que se cuente lo que se puede cotnar, aunque con tantas storylines abiertas que hay (Walter vs Hank, Walter vs República Checa, Walter vs los neonazis, Walter vs otros narcos, Walter vs Skyler, y el esperado Walter vs Jesee) vemos un poco difícil esto, aunque confiamos en Giliigan y su equipo. Y es que si cierran Breaking Bad de la forma brillante que creemos que lo harán, ahí sí podremos gritar a viva voz que hemos terminado con Breaking Bad, la mejor serie de la historia de la TV. Esperemos al 2013 a ver si podemos gritar "all hail the king".


sábado, 28 de julio de 2012

The Dark Knight Rises: la revolución del hombre-murciélago

"The Dark Knight Rises" (TDKR) es la película que cierra la saga de "Batman" del director inglés Christopher Nolan. Para ser más estrictos, cierra la saga del "Caballero de la Noche", debido a que viendo la saga en su totalidad, más que una película de súperhéroes, Nolan retrata a un personaje que no sólo sale disfrazado a golpear a los malos, sino que tienen que crecer como persona, superar sus miedos y combatir a villanos que muchas veces le plantean retos más éticos que físicos.TDKR es un cierre perfecto para la saga, para el personaje de Bruce Wayne (Cristian Bale) y una muy buena película, aunque con un par de aristas críticas por tratar.

Primero lo bueno. TDKR es una película que cambia la variante de thriller de su predecesora, "The Dark Knight", por un género de épica. La gran lucha, la épica de la confrontación cuyo éxito parece imposible es la temática que adquiere TDKR. Todo el film es la lucha de Batman, primero solo (absolutamente solo, ni siquiera con Alfred al costado), y luego acompañado por los ciudadanos oprimidos de Gótica, su pueblo, contra aquella fuerza exterior maligna que apoyados en el terror ha impuesto su propio régimen de comando. La cara (o máscara) visible de esta fuerza represora de Gótica y del propio Batman es el villano de turno, Bane (Tom Hardy).

La palabra "rises" o "asciende" es precisa para el título de la película. Bruce Wayne/Batman se "levanta" más de una vez para combatir por lo que cree y por su ciudad. Debe ser de las pocas películas de Batman que, paradójicamente, tienen al caballero oscuro como absoluto protagonista de la película (recordemos como en sus respectivas películas tanto Jack Nicholson como la dupla Phepher/DeVito y el difunto Heath Ledger adquirieron ribetes de protagonistas). Y Bale es un actor que es muy bueno mostrando los retos físicos que le imponen a su personaje, por lo que su actuación es su mejor desempeño en toda la saga. No nos engañemos, al final todos somos "fanboys" y hemos ido a ver las películas de Nolan para hinchar por Batman (aunque por un segundo, sólo por un segundo todos quisimos que el Joker ganara en la segunda entrega) y querer que derrote a sus miedos y a sus enemigos para salir triunfador. Nos enganchamos definitivamente en esta película con el héroe y absolutamente creemos su viaje, tanto físico como mental, para ascender y terminar como el héroe que la ciudad necesitaba.

El metraje del film es de casi 3 horas, pero ni se sintieron. Si biens e critica a Nolan de querer explicar hasta el mínimo detalle y alargar sus películas, pues que las explique así porque ni en Inception, ni en The Dark Knight, ni en esta ocasión me aburrí por un segundo o mire mi reloj. Nolan es sin duda un maestro del cine y coloca tan bien las piezas que todo se siente como engranaje que te va golpeando lentamente, que te va mostrando y ocultando, que te pone en peligro, te rescata, y te tumba al piso nuevamente. Nolan, y aquí me hace recordar a Kubrick, es sencillmanete un "hijo de p" con una mente maestra que juega contigo y te hace sentir, ya como es costumbre, dos horas y media de buen cine. El gran Nolan es eso, uno de los mejores cienastas de la actualidad con una combinación perfecta: hacer gran cine y entretener a la vez.

El ritmo de la película es bueno. Nos compramos el viaje de un protagonista con un storyline muy bien escrito y una gran actuación de Bale. Hay escenas épicas memorables (La primera aparición de Batman en la persecución de las motos, toda la escena del estadio, la batalla a lo corazón valiente entre "Team Batman" y "Team Bane"). Entonces, ¿Qué faltaría para cerrar una excelente película? La respuesta es su villano. ""The Dark Knight" no sería lo que es sin ese monumental Joker de Heath Ledger, entonces para TDKR Nolan tenía elr eto de poner un villano que esté a la altura. Y parecía que lo hacía, pro este villano vino con un truco, y esto sería la "trampa" de TDKR.

El Bane de Tom Hardy es un gran villano, hasta cierta parte de la película. Su presentación en el rescate del avión no llega a ser tan perfecta como esa gran escena del atraco del banco del Joker, pero es una potente primera escena para este villano que impone respeto físicamente: gran tamaño, musculatura, voz darthvaderiana, etc. Pero Bane no se queda sólo en lo físico, sino que grata es la sorpresa, y no esperábamos menos viniendo de Nolan, que también es cerebro y hasta cierto encanto al hablar, y lo que tienen todo gran villano: motivación. Un buen malo no es un loquito que sale a hacer maldades, es alguien que sale por una razón. Mientras que el Joker de Ledger salía a hacer diabluras para crear anarquía (se autoidentificaba como un "agente del caos"), el Bane de Hardy es un hombre con un plan que buscaba la reducción de Gótica no de manera instantánea, sino poco a poco. Bane tenía un arma nuclear y pudo haber desaparecido Gótica apretando un botón, pero no. En la gran escena del estadio él llega, vuela el campo de fuego y sale convertido en "el hombre", con una gran presencia y confianza, señalando que Gótica está ahora libre de las corruptas autoridades y ahora manda la gente (aunque en verdad es él y sus hombres). El plan de Bane es, al igual que el Joker, crear el caos a través del terror (terrorismo en su estado puro), pero con motivaciones un tanto más, digamos, "sociales". Y justamente lo que viene a continuación es la primera traición al villano.

Al final queda establecido que Bane no buscaba la revolución, y que sólo era un falso líder que utilizaba a la gente para destruir. ¿Qué lider revolucionario quiere el beneficio de todos los demás y no su propia gloria? No lo hay y Bane no es la excepción. Pero a pesar de ello, todo elt ema de "Gótica sitiada por Bane" era el storyline más interesante de la película y sentimos que a Nolan le faltó metraje para desarrollarla. Era la historia más rica de la película y sentimos que no hubieron escenas donde podamos ver ese estilo de vida de Gótica y el por qué era tan negativo. Claro, una represión donde se libera a los presidiarios y se saca a la gente de sus casas ya es malo, pero solo fueron un par de escenas. Creo que hubiera sido más interesante mostrar esa vida de Gótica luego del golpe de Bane porque nos hubiera aumentado las ganas de ver ya a Batman con su traje repartiendo golpes a todos los represores. Mientras veía la escena en que Bane estaba fuera de la cárcel y decía que liberaría a los presos porque los habían puesto ahí los corruptos, bueno, me decía, eso es verdad. la falsa motivación de Bane quedaba medianamente justificada, pero esperaba un mayor desarrollo de lo otro, generalmente lo que no se habla de las revoluciones: que los que buscan cambiar un sistemta terminan imponiendo uno igual o peor, basados en la hipocresía de querer establecer un cambio imponiendo su propio mandato autoritario y dictatorial.

Soy consicente que esto es Batman y no un película de corte social que vaya a las entrañas de las revoluciones del ser humano, pero, cinematográficamente hablando, me parece que se perdió una gran oportunidad para mitificar la figura de Bane como el gran "hijo de p" dueño de Gótica luego de dar el gran golpe. Si analizamos de cerca la película, luego de la escena del estadio y la mencionada escena de Bane liberando a los presos, no hay otra aparición mítica del "malo malísimo". Obviamente no esperábamos ver a Bane sentado en un trono rodeado de danzantes árabes comiendo uvas, pero sí una forma de ver que Bane gozaba de su poder y en verdad se había autoimpuesto como el "Rey de Gótica". etsa parte de la película era "la parte" de Bane, donde terminaría por despegar y pasar de ser un súper malo a ser un villano memorable. Hacemos paralelos: la escena donde Bane muele a golpes a Batman en los alcantarillados de Gótica es como la presentación del Joker en la fiesta de Bruce Wayne; la escena del estadio es como la escena de persecución en que finalmente capturan al Joker (tal como quería él); y el Joker sigue teniendo escenas memorables como el interrogatorio, en el hospital con Harvey Dent o la escena donde quema todo el dinero ganado, pero Bane ya no tiene escenas memorables, por lo que su villano no creció más, teniendo mucho campo en donde crecer. Pero esto no ocurre seguro por lo que es la segunda traición contra el personaje.

Descubrimos al final que Bane no era el "malo mayor", sino que loe ra Talia al Ghul (Marion Cotillard), que se había camuflado tras la figura de la empresaria Miranda Tate, y que simplemente era la careta de la hija del villano de la primera entrega, Rah's al Ghul (Liam Neeson) y que quería completar la misión de su padre de destruir la corrupta ciudad Gótica. Este "revelación" se da a pocos minutos de culminar el film, en pleno climax de la pelea de "Team Batman" vs "Team Bane" y no ayuda a aumentar la intensidad de esta parte del film, es más, la reduce. No ha problema en introducir otro villano. En "The Dark Knight" Nolan lo hizo de una gran manera ya que "2 caras" es el resultado de las maquinaciones del Joker, y no una imposición caprichosa del guión. Además que a esa altura de la película teníamos integrada la historia y desarrollo del personaje de Harvey Dent. En TDKR, Miranda Tate/Talia es un personaje que no nos importa por su falta de escenas y porque, sinceramente, Marion Cotillard no aporta nada para mejorar tan pobre papel. Es la pata coja de la película y además este giro es negativo porque, lamnetablemente, reduce a Bane a un mero secuaz, a puro músculo. Por ello es que Bane sale mal parado de la película: pasa de ser un villano invencible que derrota claramente a Batman, a no ser aprovechado en su faceta de "Rey de Gótica", para después ser reducido a ser guardaespaldas de la "mala mayor". Batman siempre ha sido lo que es por sus villanos y mientras que en la película anterior el Joker iba "in crescendo", en TDKR Bane va perdiendo valor hasta su lamentable (no por pena, sino por la forma) muerte a manos de Gatúbela. A pesar de estas fallas de guión, y las dificultades que ya de por sí son actuar con una máscara, Tom Hardy hace un gran papel dándole matices a su personaje hasta que, como dijimos, el avance de la historia de lo permitió.

Las demás actuaciones están correctas. Gary Oldman y Morgan Freeman son dos viejos aliados que todo quisiéramos tener; Joseph Gordon-Levit es una debilidad personal y creo que haría un gran Batman si deciden retomar la idea con la que coquetea el final de la película; Anne Hathaway es una grata sorpresa y está a la altura de ese seductor personaje de Gatúbela; y para el final Michael Caine, el gran Caine, que con dos escenas (la última conversación con Wayne desde la Baticueva hasta los pasillos de la Mansión y el entierro a las afueras de la mansión) desmuestra por qué es el actor que es. Podrá ser una película de súperhéroes, pero con este par de escenas el gran Alfred nos rompió el corazón. Grande, sinceramente.

Así acaba un ciclo. La trilogía de Batman de Nolan es, sin dudas, una de las mejores sagas de la historia del cine, con una película que no dudamos que es una de las mejores de la historia como lo es "The Dark Knight". Esta última entrega, TDKR, es una muy buena película, pero que se estancó un poco debido a que su villano no terminó de despegar. Si The Dark Knight, repetimos, adquiere proporciones épicas por un villano de otro universo, TDKR justamente se queda por ello, porque su villano no evoluciona. Y porque perdió la oportunidad de analizar a fondo las repercusiones y consecuencias de una Gótica sitiada, lo que pudo ser el arco más interesante de la saga pero no se pudo concretar. Con esas ganas nos dejó Nolan, pero no le podemos criticar nada. Uno de los mejores directores de nuestros tiempos tomó un personaje difícil y no sólo lo diseñó con éxito, sino que pudo contarnos una historia básica de la humanidad pero de una manera entretenida y que nos hacía un nudo en la garganta cada vez que compartíamos los dilemas de Batman. Esa termina siendo la historia de fondo de Batman: la lucha del hombre cotnra el hombre, contra su moral, contra sus convicciones. Es Nolan quien al final, tal vez maquillado como el Joker, nos dice que el enemigo de todos nosotros es uno mismo, y el caos y la anarquí está ala vuelta de la esquina, faltando sólo un pequeño empujoncito para que nos animemos a ser más Joker y menos Batman (¿O al final terminan siendo lo mismo). Sólo podemos decir gracias Nolan, gracias Bale, gracias Heath, y gracias a cada uno de los que hicieron posible que disfrutáramos horas de gran cine, gran entretenimiento, pero sobre todo, grandes historias que, como el buen arte, ponen en tela de juicio lo que creemos como cierto. Será que la vida es oscura, muy oscura.

Nota: 18/20

martes, 19 de junio de 2012

Prometheus: en búsqueda del origen se descuida el final

Alien (1979) de Ridley Scott es uno de los clásicos de la Ciencia Ficción. Por ello es que levantó muchas expectativas la noticia que se estaría armando una película que serviría para explicar algunas interrogantes del clásico film de finales de los setentas. Pero dicha idea evolucionó en un film independiente que de Alien solo compartía el mismo universo, dispuesto a crear nuevas historias, contextos, sugerencias y plantear más dudas que respuestas. Este nuevo film futurista de Ridley Scott es Prometheus (2012).

La premisa de "Prometheus" es un clásico en la ciencia ficción: el ser humano, motivado por la curiosidad de descubrir sus orígenes, se embarca en viaje físico y espiritual que, generalmente, termina planteándole más sustos que satisfacciones. Y en este caso, como en la original Alien, el resultado es muchas veces la muerte. Esta travesía tiene una tripulación de lo más pintoresca, teniendo como polos opuestos a los científicos Shaw (Noomi Rapace) y Holloway (Logan Marshall-Green) en un lado y a la fría ejecutiva Vickers (Charlize Theron). En el medio, el androide David (Michael Fassbender) cuyas ambiguas motivaciones y acciones resultan de lo más interesante de la cinta.


Como todo buen film de ciencia ficción, el apartado técnico de Prometheus es una de sus cartas de presentación. Y es esta película son más que impresionantes, utilizando toda la tecnología que el cine del siglo XXI otorga, pero recurriendo a aspectos que mantienen cierta reminiscencia con su cinta madre, como las tonalidades verdosas que aumentan el sentido de claustrofobia dentro de la nave. Incluso el diseño de los Ingenieros es muy bueno, ofreciendo una movilidad natural digna de los "Superhómbres" creadores de la vida. El vestuario y la dirección artística nos invitan a un ambiente futurista pero que mantiene la decadencia que Scott trata de impregnar a lo largo del film.

Porque al igual que muchas cintas de ciencia ficción u horror, los monstruos, aliens y demás especies sólo sirven de excusa para descubrir el peor de los horrores: es el ser humano el verdadero fantasma y villano del ser humano. No por nada en la original Alien, el "monstruo" aparecía solo 10 minutos. En esta cinta, se pensó que la tonalidad del film podía ir por ahí, y si bien parecía esa ser la intención, finalmente el espíritu de Alien se termina traicionando un poco, sobre todo en el final. El guión de Prometheus terminó malogrando una película que pudo ser muy buena.

El debate filosófica y la onda del creador del ser humano y el origen de la vida está bien planteado. No es un mero macguffin para ver como los monstruos se comían a la tripulación, sino que esta búsqueda se convierte en la columna vertebral de la película, hasta que los últimos 20 minutos de la cinta tiran todo por la borda. El suspenso de la búsqueda y la impotencia por lo (no)encontrado está muy bien reflejado, ya sea por aciertos del guión o por las buenas actuaciones del film, pero en esos últimos 20 minutos salen a relucir este tonto deseo de "secuelitis" que busca siempre imponer secuelas para todos los films. Por ello, en lugar de poder cerrar una historia redonda, deciden crear más preguntas para darle argumento a las futuras aventuras de la Dra. Shaw y el buen David. Añadir a esto el ritmo trepidante de estos últimos 20 minutos que rompen con el ritmo de un film que si bien no tenía el ritmo lento de la original Alien, había mantenido chispazos de su claustrofobia y angustia. La pelea entre Shaw y el Ingeniero se vio forzado, a contrario de la memorable "batalla" entre Ripley y el Alien en la setentera película. Esa fue la diferencia: mientras que en Prometeo era una batalla descarriada y explícita, en Alien era una "pelea" que tenía más de suspenso y de inteligencia que de golpes y hachazos físicos. Y ese calamar gigante más parecía salido de una película de los Hombres de Negro.


Esas dos taras finales del guión, lo explícito de la "batalla final" y el deseo constante de no cerrar la trama y crear secuelas, son las principales fallas de Prometheus. Podríamos culpar de esto a Damon Lindelof, guionista y showrunner de la recordada serie de televisión LOST, la cual, al igual que Prometheus, tuvo un inicio excepcional (temporadas 1-3) para abrir más su trama con cada temporada y decaer finalmente en un final forzado. No estamos en contra de los finales abiertos, pero cuando estos no están justificados, sino más bien forzados, entonces no resultan un recurso eficaz. Además, el guión tiene muchos "huecos", giros forzados y contradicciones (sobre todo relacionados con los personajes de Charlize Theron y Guy Pearce) que también nos hacen recordar a dicha serie de TV y que le terminan quitando fuerza y hasta seriedad 

El reparto es muy bueno, destacando una Noomi Rapace con la fuerza y garra necesaria para un rol tan físico y mental como esta Eliabeth Shaw, digna sucesora de la Ripley de Sigouney Weaver. Pero el rey de la función es Michael Fassbender, estupendo como el androide David. En una performance aparentemente inexpresiva, esto es lo que justamente hace genial su interpretación, basada en el Lawrence de Arabia de Peter O'Toole. David es un personaje interesante, que a pesar de no sentir al ser un robot, ha medido todos sus pasos y las consecuencias de sus actos y de los actos de la tripulación. Trabaja para otras personas, pero hace evidente su desdén por la humanidad, la cual a su vez admira en muchos aspectos. La historia de David aumenta en intensidad al comparar su relación con sus humanos creadores con esa admiración y posterior terror entre los humanos y sus marcianos creadores. David está al medio de esta búsqueda/lucha, solo, maravillado, curioso, y dispuesto a todo por obtener esa supuesta verdad. Y todas esas expresiones las refleja de manera soberbia Fassbender, un actor que no solo está de moda, sino que es muy bueno. A seguirlo.


Prometheus es una buena película, entretiene y hasta llega a conmover. Algo parecido a Los Vengadores, una buena película, pero que fue concebida netamente para entretener. En cambio, Prometheus fue concebida no solo para entretener, sino además para maravillar, cuestionarnos y hacer que reflexionemos. Creo que esto último no lo pudo concretar, sobre todo por su frenético final que llevó a que la "acción" reemplazara al drama y al cuestionamiento natural del género de la Ciencia Ficción. Esto termina por manchar una película que apuntaba por todo lo alto, pero que se quedó simplemente en "buena", dejando todavía a "Minority Report" como la hasta ahora mejor película de ciencia ficción del siglo XXI. Pero esa es otra historia. 

Nota: 17/20

viernes, 24 de febrero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: The Descendants

La última película de Alexander Payne sigue el mismo curso de toda su filmografía: personajes a los cuales embarga la duda y frustración y quieren, mediante un “viaje” (a veces literalmente), redimir sus demonios y alcanzar al menos un atisbo de felicidad o plenitud. La historia de la película de ocasión cuenta el viaje de Matt King (George Clooney) junto con sus pequeñas hijas y el novio de una de ellas a partir del terrible accidente que ha sucumbido a la esposa-madre de familia en un terminal coma. Este viaje servirá, además de unirlos y redescubrir el sentido real de la familia, para que puedan encontrar al amante de la moribunda mujer. Vale decir que todas estas aparentes contradicciones de la vida, entre drama y comedia, son especialidad de la casa en el caso de Payne.

El viaje de esta cinta lo emprendemos de la mano con el principal afectado. Matt King ve como su apacible y aburrida vida da un brusco giro cuando ocurre el accidente de su esposa: no solo se entera que su compañera se está muriendo sino que además había tenido un affaire y que lo iba a dejar, y que ahora tendrá que lidiar con sus dos hijas, una al borde de la pubertad y la otra ya adolescente que presenta un carácter díscolo y con algunos problemas clásicos de su bohemia edad. Para colmo de males, está envuelto en la venta de unas tierras que tradicionalmente le pertenecían a su familia, recreando el clásico debate entre ecología versus super-construcciones de centros de recreación. Como vemos Matt King es un hombre con problemas, y George Clooney está enorme para darnos la caracterización perfecta de un hombre con tragedias como King.

Clooney es lo mejor de la película. Diría que sin Clooney, esta película no pasaría de un telefilme familiar de tarde de domingo. No me malinterpreten, el guión de “Los descendientes” es muy bueno, pero no es la maravilla como se dice. Y el tratamiento de alternar como un juego el drama y la comedia es bueno, pero no alcanza los niveles de dos obras maestra de Payne como son “Election” y “About Schmidt”. Esta es la actuación de Clooney en la que se aleja más de su “Clooney persona” y se convierte en este hombre desesperado, derrotado y de mirada perdida que ve como todo el mundo se alimenta de su destruida existencia. Todos son unos tornados ambiciosos que esperan que el vaya, compre, firme, grite y todo lo demás. Clooney canaliza a ese hombre que no había hecho mucho y ahora tiene que hacer todo. Esa mezcla de melancolía e impotencia vemos en un Clooney que, al igual que Brad Pitt, nos demuestra que puede por un momento dejar su categoría de estrella para convertirse en un verdadero actor a respetar. En el ámbito actoral también hay que destacar a Shailene Woodley, como ese tornado llamada Alexander King, la hija adolescente de Matt.

El guión de “Los Descendientes”, decíamos, es bueno, pero tiene momentos que pueden resultar cansinos, rozan el sentimentalismo o que no se desarrollaron lo suficiente. Toda la trama ecológica sobre la venta de tierras se ve como forzada en medio de tanto drama para King. Un poquito más de tratamiento a esta parte del film hubiera ayudado. Además, la parte en que finalmente Clooney confronta al amante de su esposa, así como la posterior “explosión” de la esposa del amante ante la difunta Sra. King no se sienten con la fuerza necesaria para ser el climax que necesitaría la película. Donde sí se desarrolla bien el film y centra toda su clase es en las escenas entre Clooney y sus dos hijas. La creciente relación de ese triplete es, sin duda, lo mejor de la película.


“Los descendientes” es una buena película, pero no lo mejor del año ni lo mejor de su director. Gran parte de la pegada que ha tenido se la debe a un George Clooney en estado de gracia y que, para bien o para mal, a todos nos encanta una buena historia familiar que nos permita descubrir que es posible reencontrar el amor en nuestros seres queridos.

Nota: 16/20

Rumbo al Oscar 2012: "The Tree of Life"

La historia que busca contar esta película es la de una familia de clase media en los años 50s en Estados Unidos, mientras ofrece pinceladas del inicio y el fin de los tiempos. El director Terrence Mallick busca realizar su gran obra contando el origen de la historia. Y eso es mucho, y poco a la vez.

Debemos decirlo de inicio: esta cinta no cuenta nada. Porque si bien se centra en la historia de un niño y como aguanta los abusos de su padre y la estoica vida familiar cincuentera, la película no va más allá. Cuando no estamos apreciando imágenes mundanas de la vida de la familia protagonista, estamos viendo amebas, peces o dinosaurios que nos llevan al inicio de todo. Y las imágenes se van salpicando mientras que, de vez en cuando, vemos un Sean Penn más soñoliento que nunca vagabundeando por ahí. Es incomprensible la sucesión de imágenes que no nos dejan concentrarnos en un punto de la historia, y por ende, nos limitan a centrarnos en un personaje y poder ser empáticos con el mismo. Uno de los muchos defectos de “El árbol de la vida” es que es fría, gélida en extremo.


Nunca terminamos por enamorarnos de un personaje. Siempre las imágenes se están cortando en un estilo de edición propio de una persona con un complejo de hiperactividad. Mallick decide cortar imágenes y moverse rápido cuando no debe, y ser extremadamente lento cuando la historia debería fluir. Las imágenes solemnes imperan en esta película, dándole un ritmo extremadamente lento que no favorece en nada al film. No tenemos nada contra la lentitud de las películas, algunas con necesarias y hasta crean atmósferas agobiantes y a veces hermosas. Pero en “El árbol de la vida”, toda la película es lenta, y se convierte en un metraje de 2 horas y veinte minutos de imágenes hermosas, pero nada más.

A la película le falta personalidad, son imágenes bellas que no cuentan nada. Nos desconectamos de la historia cada vez que Mallick nos saca del relato central (la relación entre el padre y su hijo) e introduce imágenes de la creación del mundo, o de la fantasmal madre mojándose los pies, o de Sean Penn bajando y subiendo de un edificio. Todo es tan inconexo que al final de la película no solo estamos aburridos, sino que no sentimos nada. A todo esto no ayuda la música, tan fastuosa y magnánima que quiere meternos a la fuerza la idea que cada escena, cada plano es esencial para captar la naturaleza de la vida, y que todo lo que ocurre en esta cinta es “bigger tan life”. Y esa conjunción de imágenes y música hace que, sin querer contar nada, esta película sea de las más pretensiosas que hayamos visto.

De los pocos aspectos rescatables de la cinta está la gran actuación de Brad Pitt. Aquí, Pitt cambia de registro, mostrándose como una convincente figura autoritaria que desprende iguales dosis de cariño rectitud a sus timoratos hijos. No es que Pitt pone una cara de palo, sino que acompaña una performace contenida con gestos, variantes corporales y una voz impositiva. Saludamos que junto con Moneyball, el 2011 haya sido el año de Brad Pitt, un intérprete que ha madurado muchísimo y se ha desprendido (sin dejar de serlo) de su categoría de estrella para apegarse a proyectos más arriesgados e interesantes.




Justamente, “El árbol, de la vida” fue un proyecto arriesgado que pudo ser interesante. Pero no lo es así. Salvo la actuación de Pitt, algunas tomas de Mallick y la fotografía, la película es, como se dice coloquialmente, un “plomazo”. Aburre, es pretenciosa, y no cuenta nada. Es decir, el anti-cine. Si “Hugo” de Scorsese nos decía que uno va al cine a enamorarse, vivir aventuras y ver situaciones extraordinarias, en “El árbol de la vida” nos presenta por más de 2 horas viñetas de la vida diaria de los cincuentas, pero sin ninguna garra o sin ningún ápice de pasión. Y esto porque nunca llega a despegar el motor de toda cinta: el argumento narrativo principal. Como la escena final de la película, todo parece fantasmal, deambulando por una playa sin rumbo ni expresión. Esta película de Terrence Mallick es incolora e inodora. Es como la ameba que se muestra en las escenas del inicio del mundo que pudo ser algo más grande, pero nunca evolucionó.

Nota: 10/20

jueves, 23 de febrero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: Midnight in Paris

En los últimos años, y tratando de cambiar de aires en búsqueda de la originalidad perdida, el genial Woody Allen se trasladó de su amada Nueva York a Europa. Así, filmó en España e Inglaterra, intentando encontrar nuevos escenarios que dieran lugar a nuevas aventuras. Salvo la salvajemente genial “Match Point”, los resultados habían sido irregulares. Hasta que ha llegado esta joya, esta gema llamada “Midnight in Paris”.


Woody es uno de los directores más personales del cine moderno. Los que conocen de su filmografía, saben que todos sus miedos, paranoias, amores y desamores están reflejados en sus cintas. Por ello es que la curva de sus sentimientos se ve reflejada en la curva de sus películas. Desde la irreverencia y curiosidad de sus inicios, pasando por el amor y la sexualidad, hasta llegar a un Woody Allen que empieza a preguntarse por la soledad, la tristeza y la muerte. En “Medianoche e París”, Woody Allen, ya viejo y mirando toda su vida desde arriba recarga sus baterías y le rinde un homenaje a la gran fuente de inspiración que ha tenido: el arte antiguo, de las épocas de oro que nunca regresarán.




La añoranza es el punto central en esta última película de Woody Allen. Gil Pender, un escritor que busca la inspiración viaja a París con su prometida y empieza a percatarse que no congenia con los gustos de su “amada”, lo que hace que vaya alejándose poco a poco, y se vaya enajenando hasta llegar a l punto que, recordando que es cine y no realidad, empieza a rondar por fiestas y bares llenos de bohemios artistas de años y siglos anteriores. De esta forma, Gil empieza a juntarse con gente como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Salvador Dali o Luis Buñuel. Y todos los conflictos y amores desatados de este extraño encuentro es lo que llena la pantalla y el corazón de todos los cinemeros.

Allen habla en esta cinta de todo lo que lo inspiró, lo que añora, y de lo que alguna vez seguro quiso: viaja en el tiempo y poder compartir un café (o un trago de ser la ocasión) con aquellos geniales artistas. Ese sentimiento de nostalgia del gran Woody se ve reflejado en cada minuto del film. Y ese sentimiento es el que nos queda impregnado luego de haber visto como un pequeño genio daba todo su corazón para que su hábil mente fabrique una película desde adentro, desde el alma, que alcanza niveles de preciosidad aumentados a la centésima por contar con la Ciudad de la Luz como escenario. Si se criticó que Allen no supiese utilizar algunos escenarios europeos, como Barcelona por ejemplo, aquí nos da las cuotas exactas de París y sus barrios, que ya han ganado méritos suficientes para consagrarse como la ciudad cinematográfica por excelencia.



Siendo el guión una columna vertebral de las cintas de Woody, la otra columna vertebral es la parte actoral. Mientras que todo el cast está muy bien, destacando como “encantadoras” molestias los personajes de Rachel McAdams y Michael Sheen, la gran revelación es Owen Wilson. Este actor, comediante conocido en Hollywood, debe dar la mejor interpretación de su carrera, creando un Gil Pender inseguro, aburrido, sin saber por qué está rodeado de sus “seres queridos” y qué hace en París, con una crisis a cuestas y disfrutando cada segundo de su nueva fantasía. Wilson debe hacer de uno de los mejores alter-egos de Allen, pero logra introducir sus propias variantes a la conocida persona del buen Woody, destacando la gracia e inocencia impregnada en el personaje. Esperemos ver nuevamente a Owen Wilson como alter-ego de Woody en otro film.

“Medianoche en París” es una película onírica, surrealista como la aventura de Gil, pero a la vez madura y reflexiva. No por algo, en determinado momento Gil y su nueva amada Adriana viajan “más atrás” en el tiempo, para que nuestro protagonista finalmente descubra que la añoranza al pasado es algo que todos desean, y que cada uno sueña con lo que vivieron sus abuelos, sin darse cuenta que en el futuro nuestros nietos soñarán con lo acontecido en nuestros días. Y esa es la principal reflexión de una película que no pretendía dejarnos moralejas pero que nos termina diciendo que salgamos y disfrutemos de nuestra vida día tras día, para hacer que nuestros años sean los mejores posibles y permitir que las generaciones venideras sueñen con visitarnos en sus hipotéticas máquinas en el tiempo. Al fin y al cabo soñar, como nos dice bien Woody en esta película, soñar no cuesta nada.


Nota: 18/20

Rumbo al Oscar 2012: Hugo

La última película de Martin Scorsese, “Hugo”, está basada en un libro infantil, “La Invención de Hugo Cabret”, y cuenta la búsqueda de un niño vagabundo (Hugo, interpretado por Asa Butterfield) por el verdadero significado del último regalo de su difunto padre, y como este camino hará que se cruce con un misterioso anciano (Ben Kingsley), quien es nada más ni nada menos que el célebre pionero del cine, el director francés George Méliés.

De esta forma, esta cinta de Scorsese no solo cuenta una historia fantástica familiar, sino que es un claro homenaje al cine y sus inicios. A través de esta película, podemos ver extractos de “La llegada del tren” de los Hermanos Lumiere, la performance de Buster Keaton o carteles anunciando el último éxito de Charlie Chaplin. Y esta vertiente se convierte en el corazón del film. La reminiscencia, el recuerdo, la añoranza, tal como se presentan en otras cintas aclamadas del 2011 como “El Artista” o “Medianoche en París, son los componentes de un cine que evoca épocas brillantes, creativas, mágicas, por no decir mejores. Un mundo que a pesar de estar situado en las primeras décadas del siglo pasado, presentaba un ambiente de encanto y de fantasía con proyecciones que impresionaban a los mortales, autómatas que podían crear secretos, jugueteros con capacidades de ilusionistas y la capacidad de proyectar nuestros sueños y deseos para convertirlas en aventuras de la vida diaria.



Desde este último punto es donde parte el complemento de la añoranza cinematográfica de esta cinta: la aventura de los infantes. Los niños de esta película se proponen aventuras entre ellos, pero a la vez a nosotros. Y de su mano no solo descubrimos a Méliés, sino a todo este mundo onírico que encontramos en las salas de cine. Este es uno de los puntos fuertes de Scorsese: de hacer que sus perosnajes no solo tengan un reto personal, sino que además tengan esa empatía y familiaridad necesaria para llevarnos de la mano dentro de la aventura, de poder guiarnos dentro de sus vidas: sea Jake La Motta y su tórrida existencia en “Toro Salvaje”, Henry Hill y su vida de montaña rusa en “Bueno Muchachos” o Howard Hughes y su endemoniada obstinación en “El Aviador”, los personajes principales del cine de Scorsese siempre nos introducen a la aventua, nos mueven desde adentro y nos dejan tirados, desconcertados, para poder reflexionar sobre lo que acabamos de ver mientras se presnetan los créditos finales.


Pero siendo este un cine de género familiar, la aventura no tenía por qué ser tan sórdida, pero a pesar de su respectivo “happy ending”, la aventura de “Hugo” es una como pocas. Gran “culpa” de ello lo tienen los encantadores protagonistas. Asa Butterfield nos muestra las dosis necesarias de curiosidad, frustración, alegría e impotencia cuando tiene que hacerlo. Es una actor muy solvente y nos creemos enteramente que este niño pobre que vive en la Estación de trenes de París busca a como dé lugar la última pieza para averiguar el póstumo mensaje paterno. Chloe Moretz es la sorpresa del film, tratándose de una actriz británica, pierde todo indicio de frialdad y se convierte en una luz radiante de energía que pulula por toda la cinta desprendiendo encanto y vigorosidad. Es el motor que impulsa la búsqueda de Hugo, y el motor del film. Le auguramos buenas performances en el futuro a esta pequeña locomotora llamada Chloe.



Ben Kingsley, con la capacidad única de crear un personaje sobrio y que a la vez tenga una presencia imponente. Su actuación es muy buena, y creo que podemos agregarlo a la larga lista de “olvidados del Oscar 2012”. El resto del cast también está a la altura, felicitando la canalización del payaso de Sacha Baron Cohen en ese villano enternecedor que es el Inspector Gustave. Así comprobamos que un buen director, como Scorsese, puede convertir a un payaso, como en este caso el recordado “Borat”, en un buen actor y en una buena performance.

Para mayor deleite de una historia con corazón, garra, de aventura, misterio y que añora por un cine de otra era, “Hugo” está espléndido en apartados técnicos, destacando el uso de efectos especiales que el buen Marty hace. Esto también nos demuestra que las nuevas tecnologías no son incompatibles con un cine de calidad en estos tiempos. Por todos estos aspectos es que “Hugo” nos parece un notable film que sería un justo ganador a la mejor película en el Oscar 2012. Pero además nos confirma la genialidad de registro de ese pequeño mago del cine llamado Martin Scorsese. A tu salud, maestro.


Nota: 18/20

jueves, 26 de enero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: Moneyball

Siguiendo los "review" de las cintas nominadas al Oscar a mejor película este 2012, hoy nos toca revisar Moneyball, película que puede ser catalogada como una "Sports Movie", centrándose en los entretelones del Baseball, deporte americano por excelencia. Afortunadamente, para los que no sabemos nada de dicho deporte, la historia nos lleva más allá.


Moneyball se basa en un libro homónimo de principios de siglo que cuenta la verdadera historia de Billy Beane (Brad Pitt), el General Manager de los Oakland Athletics, un equipo de "media tabla" de la liga mayor de Baseball que revoluciona los fundamentos de este deportes aplicando una estrategia de selección de jugadores basándose en estadísticas y cálculos matenáticos hechos por computadora, dejando de lado la vieja tradición de los "scouts" o reclutadores que viajan por todo el país seleccionando muchachos tomando en cuenta solo su intuición o apreciación personal. Este sostificado sistema es presentado por Peter Brand (Jonah Hill), el cual conformará un tandem junto con Beane que irá contra la corriente para demostrar que su teoría efectivamente funcionará. Para los amantes de las historias que cuentan con personajes que van contra la corriente en pos del triunfo y de paso madurar, esta es su película. Sí, como en The Help, otra "Feel Good Movie".





Afortunadamente, Moneyball deja de lado algunos tecnicismo del Baseball y nos introduce de lleno en la lucha de Beane y Brand por mantener sus novedoso sistema y bancarlo hasta que el equipo logre su cometido: dejar de perder y conseguir una racha que remonte su mal inicio de temporada para poder ganar el toneo. Esa es la obsesión de Beane. Y Pitt tiene una actuación de esas que llenan la pantalla y conquista al espectador. Es cierto, para una etsrella como Brad Pitt no debe ser muy difícil atrapar al cinemero por 2 horas de metraje, e incluso no deja de impregnarle al personaje ese lado cool tan propia del actor; pero a su vez sabe agregarle esa carga y tensión que tiene un hombre que va contra todo el mundo por mantener un experimento que se cae a pedazos y a la vez transmitir la confianza, ya sea a su hija o al entrenador del equipo, que su planteamiento le traerá réditos a los "Athletics". Si bien es una caracterización llena de manierismos de esa que les encanta a los miembros de la Academia (y que por ello terminan nominándolo a Mejor Actor), es importante que una estrella como Brad Pitt se "ensucie" los zapatos y busque proyectos que resalten más sus dotes como actor que como ícono (a diferencia de, digamos, Tom Cruise), pero que a su vez sean proyectos pequeños o arriesgados en los cuales se vea el intento de un actor de efectivamente actuar y no buscar desesperadamente un premio (a diferencia de, digamos, Leonardo DiCaprio). Por ello es que sin ser un excelente actor, Brad Pitt se gana a pulso el respeto de los cinemeros.


La sorpresa de este film resulta Jonah Hill, el cual se había desempeñado generalmente en comedias, pero que aquí juega el rol del introvertido asistente Peter Brand de manera contenida y sutil. Nos parece importante que un actor amplíe su registro de caracterizaciones, y aquí Hill lo hace con creces. Sería cuestión de revisar las otras performances importantes del año en la categoría de Mejor Actor Secundario para comporbar si la nominación al Oscar de Hill es un justo premio o demasiado premio.


Aunque puede pecar de ser un poco larga, la película no se hace nunca aburrida por el oficio de Bennet Miller en la silla de director y por el buen guión de dos consagrados como Steve Zaillian y Aaron Sorkin. Porque si bien la historia del "underdog" que lucha por sus sueños se ha contado millones de veces en el cine, siempre es distinto dependiendo de la vitalidad y frescura que le añada el guión. A pesar de ello, una pequeña crítica que le podemos hacer a la película es de no desarrollar demasiado, o explicarnos a los cinemeros no muy conocedores de este episodio real del baseball, cómo es que la técnica implementada por Brand hace que reviertan tan "mágicamente" los resultados de los "Athletics". Esta "vuelta de tuerca" es explicada mediante escenas en las que se ve a los personajes de Pitt y Hill alentando a los jugadores y enseñándoles de cerca las estrategias, aunque de manera muy escueta para que todos los espectadores nos creamos la imprevista y sorprendente mejora del equipo. En fin, cuestiones de guión.


Moneyball nos parece una película correcta y entretenida que no pierde ritmo y que a grandes rasgos es una historia moldeada para caer simpática e impactar en el público y en la crítica. Pero allí nomás. Por ello es que su nominación es justa, pero a la vez es un premio suficiente para tal equipo. A veces, como nos enseña esta película, no necesariamente se debe alcanzar el éxito para sentirse ganador.


Cafificación: 17/20

miércoles, 25 de enero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: The Help

Con la gracia de los cines nacionales, los dvds y el intenet (hasta que el FBI lo permita) nos hemos dispuesto a comentar las películas nominadas a los Premios de la Academia 2012. Es una carrera maratónica tomando en cuenta que en menos de un mes se conocerán a los ganadores. En esta ocasión hablaremos de "The Help", o "Criadas y Señoras" titulada en español.


"The Help" puede ser catalogada como una "feel good movie", calificativo que recibe una cinta por contar una historia de superación y de lucha que deja una moraleja a todos los espectadores, saliendo cada uno de los cinéfilos con una sonrisa por la victoria de los protagonistas. Y "The Help" tiene todas las características para ser una de esas películas: cuenta la historia de una joven escritora de Misissippi (Emma Stone) en lo años sesentas que, a diferencia de sus frívolas y racistas amigas, decide dejar los modales de niña fina y ama de casa ejemplar para acercarse a las mujeres negras de la comunidad que trabajan como servidumbre, teniendo como principal labor la crianza de las hijas de las mencionadas "señoras blancas". A partir de este acercamiento, se anotarán y publicarán las vivencias de las criadas en las casas de sus jefas blancas, lo que causará un revuelo social en todo el país. Todo esto teniendo como marco el inicio de la lucha social por los derehcos de la población afrodescendiente, la cual tuvo a Misissippi como uno de sus focos de mayor lucha.

Como toda película que toca el tema del racismo, "The Help" presenta personajes arquetipos, los buenos recontra sufridos y los malos recontra perversos; en esta ocasión, las criadas negras son presentadas como estoicas heroínas que sufren los maltratos de las mujeres blancas, modelitos al estilo "Barbie" que solo sirven para contarse chismes entre ellas, modelar para el marido y tratar duramente a todos aquellos que trabajan para ellas. El trato a los personajes en este tipo de películas cae generalmente en muchos clichés, y esta película no es la excepción. Pero la diferencia está muchas veces en el carácter que le impregna cada actor a su personaje, por más arquetipo que sea, para dotarlo de una humanidad que el guión parece no querer darle. Y este es el caso de esta película, la cual cuenta con uno de los mejores elencos femeninos de los últimos años.

No en vano "The Help" tiene 3 nominaciones al Oscar en categoría de actuación. Octavia Spencer (favorita para obtener el Oscar a mejor actriz de reparto) construye el personaje de la criada Minnie Jackson con garra y fuerza, una mujer que no se amilana ante nada y que es el corazón de la película; Jessica Chastain (actriz revelación del 2011 por estar en otras cintas comentadas como "Tree of Life" o "Take Shelter") tiene una actuación muy buena, aunque su nominación al Oscar creo que debió corresponderle a una Bryce Dallas Howard que se va quitando la etiqueta de "hijita de papá" (es la hija de Ron Howard) para construir en esta ocasión a una deliciosa malvada que le hace la vida imposible a las criadas; incluso consagradas actrices como Sissy Spacek y Allison Janney están notables en sus cortas participaciones como madres de la villana Howard y la escritora Stone respectivamente.

Párrafo aparte merecen las protagonistas de la historia. Emma Stone se va consolidando como la "nueva Julia Roberts", aunque a diferencia de esta, la dulce Emma sí sabe actuar. Quedando más que descontado su talento para la comedia, en esta ocasión Stone demuestra dar la talla en su primer protagónico en un drama y sabe construir el personaje de mujer disconforme que se siente ajena a su círculo familiar y que poco a poco se va adentrando al opuesto mundo de la servidumbre negra. La reina de la función es Viola Davis, que construye con un temple enorme a la criada que se llena de valor para empezar a contar sus experiencias laborales y personales a pesar del miedo infundido y las leyes del Misissippi de los 60s. A Davis le bastó una escena para comerse a la mismísima Meryl Streep hace unos años en "Doubt" y ahora demuestra que a la hora de llorar, no hay nadie que lo haga con mayor coraje que ella. Esa mezcla de mirada y voz que despliega Davis en sus escenas más dramáticas nos enseña a que en ocasiones se llora solo si uno es valiente. Sin duda será una "triple amenaza" entre Davis, la "Dama de Hierro" Streep y "Marylin" Michelle Williams por el Oscar a Mejor Actriz.




Son las actrices las que terminan convirtiendo una película normalita en buena. La dirección es stándard, el guión es simple y si bien empieza muy bien, en su último tramo nos llena de momentos comunes y clichés que, como sabemos todos, teminan siendo normales en una "feel good movies". Parecía que no, pero la moralina termina desbordando a "The Help". A pesar de ello, bien vale ver esta cinta por las geniales actuaciones femeninas con las que cuenta, y porque nunca está demás apreciar un film que cuenta una historia que pasó hace casi 50 años pero que sigue manteniendo vigencia. Estas películas, generalmente, no tendrían chance de ser nominadas al Oscar (lo seguidores de la magnífica Drive reclamamos su puesto en las 9 nominadas), pero se agradece siempre que el séptimo arte sea el encargado de hacerle recordar al ser humano que no puede perder su cualidad más importante: su humanidad.

Calificación: 15/20