lunes, 29 de octubre de 2012

Rumbo al Oscar 2013: Argo

"Argo" (2012) es la tercera película de Ben Affleck, otrora galán de Hollywood que con esta película va consolidándose como uno de los directores más interesantes de la cinematografía estadounidense. Argo se basa en hechos reales: La CIA montó un operativo por el cual se rescataría a seis refugiados norteamericanos en Teherán, Irán, mediante la elaboración de una falsa producción cinematográfica de ciencia ficción de nombre Argo. Los periplos de la CIA y los productores de Hollywood, así como las dudas y temores de los seis americanos en Irán forman la trama de esta película de suspenso.

La pelicula tiene todo para ser un éxito: clásica lucha de occidentales contra orientales, misiones secretas, espías, cachondeo hollywoodense, conflictos internacionales y la no menos llamativa línea de "basado en una historia real". Pero Affleck toma lo que pudo quedarse en una simple película de suspenso y le da densidad, le da capas, le da vértigo, le da espíritu, le da garra, le da vida. Affleck hace que la dirección sea lo más destacable en esta cinta. Seguro que lo primero que Affleck hizo es aprovechar el contexto de la película (finales de los setentas e inicios de los ochentas) y darle un aura de clásico thriller setentero. Por ello, al mismo estilo de clásicos de suspenso de aquella época como "Todos los hombres del Presidente" de Pakula o "Los tres días del Cóndor" de Pollack, Affleck pinta la película como una olla a presión en la que los personajes se cocinan lentamente, matándonos de angustia a nosotros, los espectadores. 


El suspenso, sin duda, es uno de los mayores aciertos de esta película (vale recordar la tensa escena en la que el agente Méndez y los 6 refugiados se dan un viaje en camioneta hacia el bazar de la ciudad, en medio de la agitada turba). Además, el director recurre a técnicas que le dan a "Argo" esta onda de thriller setentero, como por ejemplo la grabación tipo documental, los zooms intempestivos, la edición trepidante o las escenas de tensa calma en las esquemáticas oficinas de agencias burocráticas. Para aderezar mejor el plato, la dirección de arte, el maquillaje y vestuario son precisos, introduciéndonos en plena época setentera-ochentera, con pequeños guiños a la actualidad política, social y hasta cultural de la época. Affleck demuestra capacidad para aprovechar cada situación del contexto histórico de la película y así enriquecer el relato que quiere contar.

Además, Argo nos reafirma que la dirección de Affleck no solo radica en la técnica y en su pulso narrativo, sino que también se destaca en la dirección de actores. Mientras que todo el elenco está más que correcto (con muchos secundarios de lujo tanto de cine como de TV), destacan las figuras de John Goodman como el "contacto" de la CIA en Hollywood, Alan Arkin como el productor encargado de elaborar un "falso éxito" y Bryan Cranston como el jefe y punto de apoyo del protagonista. Mientras que este último-debilidad personal por el papelazo que se marca en la gran "Breaking Bad"-demuestra su oficio ahora en pantalla grande, dándonos muestras de su temperamento en las escenas en la que decide respaldar la misión de Méndez y se lanza a (re)conseguir los pasajes de avión, es la pareja que conforman Goodman y Arkin la que se roba el show. Goodman, gigante de la actuación que puede hacer de grandulón querendón así como del hijoputa amigo de Leboswky, interpreta a John Chambers, el maestro que estuvo detrás del maquillaje de "El Planeta de los Simios" y recoge muy bien el espíritu cínico y ácido que se tiene que tener en Hollywood para no ser afectado por las malas películas que uno puede llegar a hacer (business son business, pues). Alan Arkin, entrañable abuelito de la seguro ya crecidita little miss sunshine, se convierte en un one-liner de lujo con su papel de Letser Siegel, un "big shot" de capa caída en Hollywood que teje la telaraña de "Argo". Goodman y Arkin, juntos, son dinamita pura.


Pero además hay otro acierto en Argo y esa es la presencia de Affleck como actor. Sin duda un director con gran capacidad, pero un actor algo limitado, Aflfleck parece que por fin ecnontró el color de actuación que mejor le queda: la del hombre taciturno y derrotado por la vida que, de manera estoica, lucha hasta el final al tener sus objetivos claros. El Tony Méndez que compone Affleck es un agente de la CIA enajenado de su familia, alcohólico, que lucha contra su misma agencia y gobierno por completar su misión. Y Affleck nos bridna una gran actuación desde la introspección, sin histrionismos innecesarios, con una sonrisa a medias y unos ojos tristes y cansados que todo lo dicen. Si sumamos este tipo de papel que le cae como anillo al dedo, más su capacidad de director, pues creo que Clint Eastwood puede ir retirarse tranquilo sabiendo que tiene en Affleck a un muy digno sucesor.

Finalmente, tal vez la única reserva que pueda hacerse de Argo es que algunas puntos del guión pueden resultar previsibles y hasta evidentes, incluso recurriéndose a lugares comunes y hasta cierta simplicidad e inocencia de los personajes iraníes, en contraposición a los complejos personajes americanos. Pero afortunadamente estas fallas de guión son asolapadas por el pulso narrativo de Affleck, quien no solo demuestra oficio, sino además un gran conocimiento de la narrativa cinematográfica y de lo que el espectador puede plantearse en una sala cinematográfica. La atmósfera del film introduce de lleno al espectador y lo hace cuestionarse escena tras escena. Eso, creo yo, se debe en gran parte a la pasta de director que tiene Affleck. Esperamos más películas de él como esta, seria competidora para el Oscar del próximo año.


Nota: 18/20