lunes, 29 de octubre de 2012
Rumbo al Oscar 2013: Argo
martes, 4 de septiembre de 2012
Breaking Bad: A un pasito de la gloria
Lo que ha pasado ha sido simplemente monstruoso y tienen nombre propio: las temporadas 3 y 4 de Breaking Bad. Ambas temporadas son de las mejores temporadas que he visto en los últimos años, y me atrevería a decir que la tercera está un peldaño más arriba y junto a la cuarta de The Wire y la quinta de The Shield son de los mejor de la TV gringa contemporánea. La quinta temporada de Breaking Bad es una temporada que recoge las consecuencias de todo lo que empezó a cocinarse durante la tercera (sobre todo ese final de tercera temporada, simplemente brutal) y estalló en la cuarta con el cara a cara (nunca mejor puesto) entre Walter White, nuestro hasta hace poco héroe del show, y su oscuro némesis, Gus Fring. La quinta temporada de Breaking Bad define el momento decisivo en el cual por fin walter White se transofrma totalmente en Heisenberg, el gangster más "badass" de Nuevo México. La gran transofrmación en su máxima expresión.
Aunque todavía no podemos realizar un análisis integral (esta es solo la primera parte de la quinta temporada, quedando pendiente para el 2013 el estreno de la segunda parte), los primeros ocho capítulos de la quinta temporada de Breaking Bad no solo ha sido una temporada de transición, sino que ha servido para que el personaje principal termine por desarrollarse y completar su viaje a la maldad. Vince Gilligan, creador de esta serie, la describió como el viaje que hace Mr Chips en Caracortada. Pues Walter White es sin duda ya ese temible Scarface (incluso ya tiene su "little friend" como vimos en el opening del 5x01). A lo largo de cuatro temporadas, hemos hinchado por Walter y hemos celebrado cada una de sus "victorias", incluso de las más terroríficas como cuando tuvo que eliminar, para su bienestar, a Gale el cocinero y a Gus el pollero. Walter White ya había matado antes de esta quinta temporada, y es además es un frío calculador con una habilidad innata para la actuación y la mentira. Pero ahora algo es distinto, ahora tiene un ego. Y un ego enorme
Justamente ese ego, esa sensación de superioridad y genialidad, han hecho que dejemos de hinchar por Walter White y que, por primera vez en toda la serie, queremos que pierda. Y que mejor que esta sensación termine por desarrollarse en una penúltima temporada. Sin duda Gilligan y su equipo de escritores son unos verdaderos arquitectos del guión. Ahora sí la segunda parte de la temporada final de Breaking Bad será un todos contra Walter White. Forever alone. Y es que nos hemos alejado de nuestro protagonista porque ha alejado de todos los (pocos) que lo apoyaban. Skyler, su esposa en crimen pero en nada más, ha sido puesta al borde del suicidio por las abusivas actitudes de Walter; Saul Goodman, el "abogado criminal" más astuto del desierto le teme; el viejo Mike, implacable roca de acero lo calificó de "bomba de tiempo"; y Jesee, o el buen Jesee Pinkman, el pupilo, el aprendiz, el corazón de esta serie, simplemente se ha visto devastado por el comportamiento de su ex maestro y (esperemos que ahora sí para siempre) se ha quitado la venda para ver al verdadero Mr. White.
Las series se basan en sus personajes principalmente. Incluso series con temporadas lamentables pero que ya han constituído personajes geniales se pueden sostener por los mismos. La virtud de los guionistas está en darle vitalidad a esos personajes, capas, dimensiones, y eventualmente hacerlos cambiar. Pero hacer un cambio tan grave como de ser un profesor aburguesado inofensivo a un despiadado mafioso ególatra es algo fuerte, muy fuerte. Pero el equipo de guionistas de Breaking Bad lo han hecho. Han hecho que Walter suelte las palabras "I'm in the empire business" y nosotros nos lo hayamos creído. Este hombre es un hdp total. Los guionistas han hecho que nosotros, simples mortales con ciertos gustos televisivos, querramos lo mismo que la esposa del protagonista: que su cáncer vuelva y lo mate. Dios mío, habíamos olvidado que tenía cáncer, pero igual queremos que muera.
Pero además Breaking Bad sigue manteniendo otras virtudes, como la genial dirección, el uso de la música y el montaje (genial las dos escenas de música y montaje en la season finale), la fotografía y un largo etcétera. Pero creo que lo que hace verdaderamente genial a Breaking Bad es esa capacidad casi mágica de mezclar varios términos. Esta serie intercala géneros como el drama familiar, la crítica social, los gnagsters, el policial, la comedia, el humor negro y en este temporada ha agregado aristas evidentemente del western, como las múltiples referencias a Jesee James o, para ser más explícitos, el monumental capítulo del "asalto al gran tren" en el 5x05. Hay muchos críticos que han señalado su disgusto por este capítulo, acusándo de la pérdida de "verosimilitud" de esta serie. Pues creo que justamente esto es una serie, y si bien mantiene una clave realista como lo hacía The Wire (aunque esta con más esfuerzo) no podemos olvidar el hecho que es una serie entretiene y Breaking Bad la hace como pocas. Creo que no podíamos prtender que Breaking Bad siempre mantenga su ritmo sosegado, algún día tenía que despegar y que mejor ahora que su protagonista ha salido del closet como un mafioso hecho y derecho y quiere robar trenes para seguir haciendo su droga. Es así. Las acciones y decisiones de Walter siguen "dentro de personaje" y no hay ningún tipo de agujero de guión.Creo que todos disfrutamos del macanudo robo al gran tren y decir que pierde credibilidad puede ser calificado como simple "hipocresía televisiva".
Tal vez el único punto en contra de los guionistas es haber dado cuatro temporadas y media para desarrollar lo que le pasa en un año a Walter White y luego pretender desarrollar medio año de la vida del protagonista en los últimos veinte minutos de la season finale. Si bien el montaje musical es fenomenal, tal vez se hubiera requerido hasta un par de capítulos para desarrollar todos los actos y consecuencias de estos meses de White. Se critica su decisión de "retirarse" intempestivamente del supuesto "empire business", pero creo que tenemos indicios suficientes para creer que el cáncer ha vuelto (toma pastillas en el flashforward de la season premiere y en el season finale se le ve en el hospital, con notable guiño al toallero que destrozó de un puñetazo en la segunda temporada), pero asumo que todavía no quieren hacerlo evidente para hacer más sufrida la persecución de "todos contra Walter" en la última parte de la quinta temporada.Y ese cliffhanger...ese cliffhanger tan esperado, tan obvio pero a la vez tan "mandíbula-desencajante". Ese sublime momento en el que Hank, sentado en el baño a punto de hacer lo que los hombres hacemos sentados, se da cuenta que W.W no es por Wilson ni por Wonka. Finalmente la cacería ha empezado. Sencillamente los guiones de Breaking Bad son una clase magistral de cómo hacer una serie.
El apartado de las actuaciones es otro de los puntos fuertes de esta serie (¿Tiene Breaking Bad algún punto debil?). Bryan Cranston, un monstruo de la actuación, que puede ser el único capaz de ganar un emmy por todas sus temporadas. Para suerte de nosotros lo vemos cada vez más seguido en el cine. Aaron Paul demostrando lo fenomenal que es tanto en los momentos más dramáticos (su reacción al asesinato del niño bicicletero) como en los momentos graciosos de la serie (esa exquisita cena entre Skyler, walter y Jesee), a pesar de que esta temporada ha pasado a un segundo plano, esperando claro está que se entere de todo y la saque el alma (si tiene aún) a Walter en el 2013. Anna Gunn y uan Skyler que despierta sentimientos encotnrados pero que refleja una tristeza e impotencia desesperantes con sus miradas. Un Dean Norris que ha crecido cada temporada y que solo por el "momento del baño" ya merece todos los aplausos del mundo. Y está Johnathan Banks, el viejo y grande Mike.
Que serie Breaking Bad para agarrar un personaje que tuvo un par de escenitas en la segunda temporada y llegar a la quinta temporada para dalre la real magnitud que se merece. Los capítulos de MIke, tanto el 5x02 "Madrigal" como el 5x7 "Say my Name" son sencillamente los mejores de la temporada y en el top ten de la serie. Ese roble que era Mike ha reflejado tantas emociones, ya sea matando a sus excompañeros, encarando a Walter o jugando con su nieta, todo gracias a esa maravilla de actor que demostró ser Banks. Si ya aaron Paul ganó el Emmy en el 2010 y Giancarlo Esposito deberá ganar este año por su enorme Gus Fring, Banks se merece al menos la nominación cuando lleguen los Emmys 2013. Mucha gente critica también la muerte de Mike, al calificarlo de "muy inocente " y "fuera de su personaje" la forma como se comportó minutos antes de su muerte. Pues creo que nadie es infalible, nisiquira el casi siempre eficiente Mike. Y menos cuando sabes que la DEA está atrás tuyo y que no te has podido despedir de tu nieta, la única razón por la cual vives en este mundo.Pero sobre todo creo que Mike, como nos demostraron durante toda la temporada (incluso desde temporadas pasadas), subestimó una vez más a Walter. Y como hemos aprendido en este serie, "You just don't fuck with Heisenberg!". Las ironías de la vida, Mike no siguió ese fabuloso speech de "no more half measures" y pagó las consecuencias. Larga vida a Mike y a estos hijoputas guionistas de Breaking Bad.
Como título pusimos " a un pasito de la gloria" porque falta ver cómo hacen para cerrar Breaking Bad en ocho capítulos en el 2013. Creo que algo que actuó en contra de esta quinta temporada (y que la sitúa dos peldaños abajo de la perfecta tercera temporada y un peldaño abajo de las fantásticas segunda y cuarta temporada de la serie) es la corta duración, lo que se sintió en lo narrado en la season finale. Ojalá que la segunda parte de esta última temporada no se resienta en dicho aspecto y que se cuente lo que se puede cotnar, aunque con tantas storylines abiertas que hay (Walter vs Hank, Walter vs República Checa, Walter vs los neonazis, Walter vs otros narcos, Walter vs Skyler, y el esperado Walter vs Jesee) vemos un poco difícil esto, aunque confiamos en Giliigan y su equipo. Y es que si cierran Breaking Bad de la forma brillante que creemos que lo harán, ahí sí podremos gritar a viva voz que hemos terminado con Breaking Bad, la mejor serie de la historia de la TV. Esperemos al 2013 a ver si podemos gritar "all hail the king".
sábado, 28 de julio de 2012
The Dark Knight Rises: la revolución del hombre-murciélago
martes, 19 de junio de 2012
Prometheus: en búsqueda del origen se descuida el final
Porque al igual que muchas cintas de ciencia ficción u horror, los monstruos, aliens y demás especies sólo sirven de excusa para descubrir el peor de los horrores: es el ser humano el verdadero fantasma y villano del ser humano. No por nada en la original Alien, el "monstruo" aparecía solo 10 minutos. En esta cinta, se pensó que la tonalidad del film podía ir por ahí, y si bien parecía esa ser la intención, finalmente el espíritu de Alien se termina traicionando un poco, sobre todo en el final. El guión de Prometheus terminó malogrando una película que pudo ser muy buena.
viernes, 24 de febrero de 2012
Rumbo al Oscar 2012: The Descendants
El viaje de esta cinta lo emprendemos de la mano con el principal afectado. Matt King ve como su apacible y aburrida vida da un brusco giro cuando ocurre el accidente de su esposa: no solo se entera que su compañera se está muriendo sino que además había tenido un affaire y que lo iba a dejar, y que ahora tendrá que lidiar con sus dos hijas, una al borde de la pubertad y la otra ya adolescente que presenta un carácter díscolo y con algunos problemas clásicos de su bohemia edad. Para colmo de males, está envuelto en la venta de unas tierras que tradicionalmente le pertenecían a su familia, recreando el clásico debate entre ecología versus super-construcciones de centros de recreación. Como vemos Matt King es un hombre con problemas, y George Clooney está enorme para darnos la caracterización perfecta de un hombre con tragedias como King.

Clooney es lo mejor de la película. Diría que sin Clooney, esta película no pasaría de un telefilme familiar de tarde de domingo. No me malinterpreten, el guión de “Los descendientes” es muy bueno, pero no es la maravilla como se dice. Y el tratamiento de alternar como un juego el drama y la comedia es bueno, pero no alcanza los niveles de dos obras maestra de Payne como son “Election” y “About Schmidt”. Esta es la actuación de Clooney en la que se aleja más de su “Clooney persona” y se convierte en este hombre desesperado, derrotado y de mirada perdida que ve como todo el mundo se alimenta de su destruida existencia. Todos son unos tornados ambiciosos que esperan que el vaya, compre, firme, grite y todo lo demás. Clooney canaliza a ese hombre que no había hecho mucho y ahora tiene que hacer todo. Esa mezcla de melancolía e impotencia vemos en un Clooney que, al igual que Brad Pitt, nos demuestra que puede por un momento dejar su categoría de estrella para convertirse en un verdadero actor a respetar. En el ámbito actoral también hay que destacar a Shailene Woodley, como ese tornado llamada Alexander King, la hija adolescente de Matt.
El guión de “Los Descendientes”, decíamos, es bueno, pero tiene momentos que pueden resultar cansinos, rozan el sentimentalismo o que no se desarrollaron lo suficiente. Toda la trama ecológica sobre la venta de tierras se ve como forzada en medio de tanto drama para King. Un poquito más de tratamiento a esta parte del film hubiera ayudado. Además, la parte en que finalmente Clooney confronta al amante de su esposa, así como la posterior “explosión” de la esposa del amante ante la difunta Sra. King no se sienten con la fuerza necesaria para ser el climax que necesitaría la película. Donde sí se desarrolla bien el film y centra toda su clase es en las escenas entre Clooney y sus dos hijas. La creciente relación de ese triplete es, sin duda, lo mejor de la película.

“Los descendientes” es una buena película, pero no lo mejor del año ni lo mejor de su director. Gran parte de la pegada que ha tenido se la debe a un George Clooney en estado de gracia y que, para bien o para mal, a todos nos encanta una buena historia familiar que nos permita descubrir que es posible reencontrar el amor en nuestros seres queridos.
Nota: 16/20
Rumbo al Oscar 2012: "The Tree of Life"
Debemos decirlo de inicio: esta cinta no cuenta nada. Porque si bien se centra en la historia de un niño y como aguanta los abusos de su padre y la estoica vida familiar cincuentera, la película no va más allá. Cuando no estamos apreciando imágenes mundanas de la vida de la familia protagonista, estamos viendo amebas, peces o dinosaurios que nos llevan al inicio de todo. Y las imágenes se van salpicando mientras que, de vez en cuando, vemos un Sean Penn más soñoliento que nunca vagabundeando por ahí. Es incomprensible la sucesión de imágenes que no nos dejan concentrarnos en un punto de la historia, y por ende, nos limitan a centrarnos en un personaje y poder ser empáticos con el mismo. Uno de los muchos defectos de “El árbol de la vida” es que es fría, gélida en extremo.

Nunca terminamos por enamorarnos de un personaje. Siempre las imágenes se están cortando en un estilo de edición propio de una persona con un complejo de hiperactividad. Mallick decide cortar imágenes y moverse rápido cuando no debe, y ser extremadamente lento cuando la historia debería fluir. Las imágenes solemnes imperan en esta película, dándole un ritmo extremadamente lento que no favorece en nada al film. No tenemos nada contra la lentitud de las películas, algunas con necesarias y hasta crean atmósferas agobiantes y a veces hermosas. Pero en “El árbol de la vida”, toda la película es lenta, y se convierte en un metraje de 2 horas y veinte minutos de imágenes hermosas, pero nada más.
A la película le falta personalidad, son imágenes bellas que no cuentan nada. Nos desconectamos de la historia cada vez que Mallick nos saca del relato central (la relación entre el padre y su hijo) e introduce imágenes de la creación del mundo, o de la fantasmal madre mojándose los pies, o de Sean Penn bajando y subiendo de un edificio. Todo es tan inconexo que al final de la película no solo estamos aburridos, sino que no sentimos nada. A todo esto no ayuda la música, tan fastuosa y magnánima que quiere meternos a la fuerza la idea que cada escena, cada plano es esencial para captar la naturaleza de la vida, y que todo lo que ocurre en esta cinta es “bigger tan life”. Y esa conjunción de imágenes y música hace que, sin querer contar nada, esta película sea de las más pretensiosas que hayamos visto.
De los pocos aspectos rescatables de la cinta está la gran actuación de Brad Pitt. Aquí, Pitt cambia de registro, mostrándose como una convincente figura autoritaria que desprende iguales dosis de cariño rectitud a sus timoratos hijos. No es que Pitt pone una cara de palo, sino que acompaña una performace contenida con gestos, variantes corporales y una voz impositiva. Saludamos que junto con Moneyball, el 2011 haya sido el año de Brad Pitt, un intérprete que ha madurado muchísimo y se ha desprendido (sin dejar de serlo) de su categoría de estrella para apegarse a proyectos más arriesgados e interesantes.

Justamente, “El árbol, de la vida” fue un proyecto arriesgado que pudo ser interesante. Pero no lo es así. Salvo la actuación de Pitt, algunas tomas de Mallick y la fotografía, la película es, como se dice coloquialmente, un “plomazo”. Aburre, es pretenciosa, y no cuenta nada. Es decir, el anti-cine. Si “Hugo” de Scorsese nos decía que uno va al cine a enamorarse, vivir aventuras y ver situaciones extraordinarias, en “El árbol de la vida” nos presenta por más de 2 horas viñetas de la vida diaria de los cincuentas, pero sin ninguna garra o sin ningún ápice de pasión. Y esto porque nunca llega a despegar el motor de toda cinta: el argumento narrativo principal. Como la escena final de la película, todo parece fantasmal, deambulando por una playa sin rumbo ni expresión. Esta película de Terrence Mallick es incolora e inodora. Es como la ameba que se muestra en las escenas del inicio del mundo que pudo ser algo más grande, pero nunca evolucionó.
Nota: 10/20
jueves, 23 de febrero de 2012
Rumbo al Oscar 2012: Midnight in Paris

La añoranza es el punto central en esta última película de Woody Allen. Gil Pender, un escritor que busca la inspiración viaja a París con su prometida y empieza a percatarse que no congenia con los gustos de su “amada”, lo que hace que vaya alejándose poco a poco, y se vaya enajenando hasta llegar a l punto que, recordando que es cine y no realidad, empieza a rondar por fiestas y bares llenos de bohemios artistas de años y siglos anteriores. De esta forma, Gil empieza a juntarse con gente como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Salvador Dali o Luis Buñuel. Y todos los conflictos y amores desatados de este extraño encuentro es lo que llena la pantalla y el corazón de todos los cinemeros.
Allen habla en esta cinta de todo lo que lo inspiró, lo que añora, y de lo que alguna vez seguro quiso: viaja en el tiempo y poder compartir un café (o un trago de ser la ocasión) con aquellos geniales artistas. Ese sentimiento de nostalgia del gran Woody se ve reflejado en cada minuto del film. Y ese sentimiento es el que nos queda impregnado luego de haber visto como un pequeño genio daba todo su corazón para que su hábil mente fabrique una película desde adentro, desde el alma, que alcanza niveles de preciosidad aumentados a la centésima por contar con la Ciudad de la Luz como escenario. Si se criticó que Allen no supiese utilizar algunos escenarios europeos, como Barcelona por ejemplo, aquí nos da las cuotas exactas de París y sus barrios, que ya han ganado méritos suficientes para consagrarse como la ciudad cinematográfica por excelencia.

Siendo el guión una columna vertebral de las cintas de Woody, la otra columna vertebral es la parte actoral. Mientras que todo el cast está muy bien, destacando como “encantadoras” molestias los personajes de Rachel McAdams y Michael Sheen, la gran revelación es Owen Wilson. Este actor, comediante conocido en Hollywood, debe dar la mejor interpretación de su carrera, creando un Gil Pender inseguro, aburrido, sin saber por qué está rodeado de sus “seres queridos” y qué hace en París, con una crisis a cuestas y disfrutando cada segundo de su nueva fantasía. Wilson debe hacer de uno de los mejores alter-egos de Allen, pero logra introducir sus propias variantes a la conocida persona del buen Woody, destacando la gracia e inocencia impregnada en el personaje. Esperemos ver nuevamente a Owen Wilson como alter-ego de Woody en otro film.
“Medianoche en París” es una película onírica, surrealista como la aventura de Gil, pero a la vez madura y reflexiva. No por algo, en determinado momento Gil y su nueva amada Adriana viajan “más atrás” en el tiempo, para que nuestro protagonista finalmente descubra que la añoranza al pasado es algo que todos desean, y que cada uno sueña con lo que vivieron sus abuelos, sin darse cuenta que en el futuro nuestros nietos soñarán con lo acontecido en nuestros días. Y esa es la principal reflexión de una película que no pretendía dejarnos moralejas pero que nos termina diciendo que salgamos y disfrutemos de nuestra vida día tras día, para hacer que nuestros años sean los mejores posibles y permitir que las generaciones venideras sueñen con visitarnos en sus hipotéticas máquinas en el tiempo. Al fin y al cabo soñar, como nos dice bien Woody en esta película, soñar no cuesta nada.

Nota: 18/20
Rumbo al Oscar 2012: Hugo
De esta forma, esta cinta de Scorsese no solo cuenta una historia fantástica familiar, sino que es un claro homenaje al cine y sus inicios. A través de esta película, podemos ver extractos de “La llegada del tren” de los Hermanos Lumiere, la performance de Buster Keaton o carteles anunciando el último éxito de Charlie Chaplin. Y esta vertiente se convierte en el corazón del film. La reminiscencia, el recuerdo, la añoranza, tal como se presentan en otras cintas aclamadas del 2011 como “El Artista” o “Medianoche en París, son los componentes de un cine que evoca épocas brillantes, creativas, mágicas, por no decir mejores. Un mundo que a pesar de estar situado en las primeras décadas del siglo pasado, presentaba un ambiente de encanto y de fantasía con proyecciones que impresionaban a los mortales, autómatas que podían crear secretos, jugueteros con capacidades de ilusionistas y la capacidad de proyectar nuestros sueños y deseos para convertirlas en aventuras de la vida diaria.
Desde este último punto es donde parte el complemento de la añoranza cinematográfica de esta cinta: la aventura de los infantes. Los niños de esta película se proponen aventuras entre ellos, pero a la vez a nosotros. Y de su mano no solo descubrimos a Méliés, sino a todo este mundo onírico que encontramos en las salas de cine. Este es uno de los puntos fuertes de Scorsese: de hacer que sus perosnajes no solo tengan un reto personal, sino que además tengan esa empatía y familiaridad necesaria para llevarnos de la mano dentro de la aventura, de poder guiarnos dentro de sus vidas: sea Jake La Motta y su tórrida existencia en “Toro Salvaje”, Henry Hill y su vida de montaña rusa en “Bueno Muchachos” o Howard Hughes y su endemoniada obstinación en “El Aviador”, los personajes principales del cine de Scorsese siempre nos introducen a la aventua, nos mueven desde adentro y nos dejan tirados, desconcertados, para poder reflexionar sobre lo que acabamos de ver mientras se presnetan los créditos finales.
Pero siendo este un cine de género familiar, la aventura no tenía por qué ser tan sórdida, pero a pesar de su respectivo “happy ending”, la aventura de “Hugo” es una como pocas. Gran “culpa” de ello lo tienen los encantadores protagonistas. Asa Butterfield nos muestra las dosis necesarias de curiosidad, frustración, alegría e impotencia cuando tiene que hacerlo. Es una actor muy solvente y nos creemos enteramente que este niño pobre que vive en la Estación de trenes de París busca a como dé lugar la última pieza para averiguar el póstumo mensaje paterno. Chloe Moretz es la sorpresa del film, tratándose de una actriz británica, pierde todo indicio de frialdad y se convierte en una luz radiante de energía que pulula por toda la cinta desprendiendo encanto y vigorosidad. Es el motor que impulsa la búsqueda de Hugo, y el motor del film. Le auguramos buenas performances en el futuro a esta pequeña locomotora llamada Chloe.

Ben Kingsley, con la capacidad única de crear un personaje sobrio y que a la vez tenga una presencia imponente. Su actuación es muy buena, y creo que podemos agregarlo a la larga lista de “olvidados del Oscar 2012”. El resto del cast también está a la altura, felicitando la canalización del payaso de Sacha Baron Cohen en ese villano enternecedor que es el Inspector Gustave. Así comprobamos que un buen director, como Scorsese, puede convertir a un payaso, como en este caso el recordado “Borat”, en un buen actor y en una buena performance.
Para mayor deleite de una historia con corazón, garra, de aventura, misterio y que añora por un cine de otra era, “Hugo” está espléndido en apartados técnicos, destacando el uso de efectos especiales que el buen Marty hace. Esto también nos demuestra que las nuevas tecnologías no son incompatibles con un cine de calidad en estos tiempos. Por todos estos aspectos es que “Hugo” nos parece un notable film que sería un justo ganador a la mejor película en el Oscar 2012. Pero además nos confirma la genialidad de registro de ese pequeño mago del cine llamado Martin Scorsese. A tu salud, maestro.
Nota: 18/20
jueves, 26 de enero de 2012
Rumbo al Oscar 2012: Moneyball
Moneyball se basa en un libro homónimo de principios de siglo que cuenta la verdadera historia de Billy Beane (Brad Pitt), el General Manager de los Oakland Athletics, un equipo de "media tabla" de la liga mayor de Baseball que revoluciona los fundamentos de este deportes aplicando una estrategia de selección de jugadores basándose en estadísticas y cálculos matenáticos hechos por computadora, dejando de lado la vieja tradición de los "scouts" o reclutadores que viajan por todo el país seleccionando muchachos tomando en cuenta solo su intuición o apreciación personal. Este sostificado sistema es presentado por Peter Brand (Jonah Hill), el cual conformará un tandem junto con Beane que irá contra la corriente para demostrar que su teoría efectivamente funcionará. Para los amantes de las historias que cuentan con personajes que van contra la corriente en pos del triunfo y de paso madurar, esta es su película. Sí, como en The Help, otra "Feel Good Movie".

Afortunadamente, Moneyball deja de lado algunos tecnicismo del Baseball y nos introduce de lleno en la lucha de Beane y Brand por mantener sus novedoso sistema y bancarlo hasta que el equipo logre su cometido: dejar de perder y conseguir una racha que remonte su mal inicio de temporada para poder ganar el toneo. Esa es la obsesión de Beane. Y Pitt tiene una actuación de esas que llenan la pantalla y conquista al espectador. Es cierto, para una etsrella como Brad Pitt no debe ser muy difícil atrapar al cinemero por 2 horas de metraje, e incluso no deja de impregnarle al personaje ese lado cool tan propia del actor; pero a su vez sabe agregarle esa carga y tensión que tiene un hombre que va contra todo el mundo por mantener un experimento que se cae a pedazos y a la vez transmitir la confianza, ya sea a su hija o al entrenador del equipo, que su planteamiento le traerá réditos a los "Athletics". Si bien es una caracterización llena de manierismos de esa que les encanta a los miembros de la Academia (y que por ello terminan nominándolo a Mejor Actor), es importante que una estrella como Brad Pitt se "ensucie" los zapatos y busque proyectos que resalten más sus dotes como actor que como ícono (a diferencia de, digamos, Tom Cruise), pero que a su vez sean proyectos pequeños o arriesgados en los cuales se vea el intento de un actor de efectivamente actuar y no buscar desesperadamente un premio (a diferencia de, digamos, Leonardo DiCaprio). Por ello es que sin ser un excelente actor, Brad Pitt se gana a pulso el respeto de los cinemeros.
La sorpresa de este film resulta Jonah Hill, el cual se había desempeñado generalmente en comedias, pero que aquí juega el rol del introvertido asistente Peter Brand de manera contenida y sutil. Nos parece importante que un actor amplíe su registro de caracterizaciones, y aquí Hill lo hace con creces. Sería cuestión de revisar las otras performances importantes del año en la categoría de Mejor Actor Secundario para comporbar si la nominación al Oscar de Hill es un justo premio o demasiado premio.
Aunque puede pecar de ser un poco larga, la película no se hace nunca aburrida por el oficio de Bennet Miller en la silla de director y por el buen guión de dos consagrados como Steve Zaillian y Aaron Sorkin. Porque si bien la historia del "underdog" que lucha por sus sueños se ha contado millones de veces en el cine, siempre es distinto dependiendo de la vitalidad y frescura que le añada el guión. A pesar de ello, una pequeña crítica que le podemos hacer a la película es de no desarrollar demasiado, o explicarnos a los cinemeros no muy conocedores de este episodio real del baseball, cómo es que la técnica implementada por Brand hace que reviertan tan "mágicamente" los resultados de los "Athletics". Esta "vuelta de tuerca" es explicada mediante escenas en las que se ve a los personajes de Pitt y Hill alentando a los jugadores y enseñándoles de cerca las estrategias, aunque de manera muy escueta para que todos los espectadores nos creamos la imprevista y sorprendente mejora del equipo. En fin, cuestiones de guión.
Moneyball nos parece una película correcta y entretenida que no pierde ritmo y que a grandes rasgos es una historia moldeada para caer simpática e impactar en el público y en la crítica. Pero allí nomás. Por ello es que su nominación es justa, pero a la vez es un premio suficiente para tal equipo. A veces, como nos enseña esta película, no necesariamente se debe alcanzar el éxito para sentirse ganador.
Cafificación: 17/20
miércoles, 25 de enero de 2012
Rumbo al Oscar 2012: The Help


Calificación: 15/20