Gravity (2013) es la película del
momento. Y es que no sólo consiste en un film revolucionario a nivel técnico y
estético, sino que es una de las más claras contendientes para los próximos premios
Oscars 2014. La cinta dirigida por el mejicano Alfonso Cuarón narra las
peripecias de los astronautas Ryan Stone (Sandra Bullock) y Matt Kowalsky
(George Clooney) para sobrevivir en medio del espacio luego de que una misión
espacial saliera mal. Una experiencia agobiante y extrema tanto para los protagonistas
como para todos los espectadores.
Lo que más resalta de Gravity es
el aspecto visual: simple y llanamente la película es espectacular, digna de
verse en pantalla grande y, aun más, en 3D. No soy muy devoto del 3D, me parece
que muchas veces se prioriza este recurso sorbe la historia, cuando debería ser
simplemente una herramienta más al servicio de la narración. Pero en Gravity el
3D está totalmente justificado, en especial si consideramos que uno de los puntos
centrales de la película es la ausencia de gravedad y cómo esto influye en las personas
y objetos que flotan por el espacio exterior. Y no sólo ello, sino que los efectos
especiales de esta película son precisos, ya que no sentimos que estamos frente
a un juego de simulación, sino que realmente uno cree que está siendo testigo de
accidentes espaciales de grandes proporciones. La fotografía de la película no
hace más que resaltarla belleza de “Gravity”, destacándose los precioso cuadros
de los astronautas con la tierra de fondo y todo el juego de luces y colores
que decoran el celuloide.
Tal vez el mayor acierto de
Gravity es la magnífica dirección de este prodigio llamado Alfonso Cuarón.
Haciendo gala de una de sus ya marcas registradas, Cuarón abre el film con una
potente toma continuada que cumple su cometido: atrapar al espectador y hacer
que se siente como en un tour, en
medio de toda la acción. Cuarón tiene nervio y sabe dónde poner la cámara, pero
además sabe moverla y sabe cuándo concentrar la acción: ya sea en un plano abierto
donde el espacio reduce en su mínima expresión a los astronautas o en un primer
plano contenido de Sandra Bullock por minuto y medio, Cuarón demuestra que
entiende el lenguaje cinematográfico.
La dirección de Cuarón es
complementada por un cast mínimo pero
acertadísimo. Sandra Bullock, una de las actrices más resistidas del medio (en
especial luego de ganar su primer Oscar) sorprende. Compone un personaje
marcado por una pérdida pasada que tiene que aprender a querer vivir. Causó mucha
sorpresa el cast de Bullock (en realidad
el papel era de Angelina Jolie), pero como está diseñado el personaje, la buena
Sandra demostró ser la decisión acertada: Stone es un personaje inseguro, torpe
e inseguro, todas estas cualidades terrenales que una actriz natural como Bullock
puede manejar. En aquellos momentos de mayor carga dramática (la escena de la
conversación con el ciudadano chino por ejemplo) Bullock está notable y esto es
lo que probablemente la lleva a ser una runner-up
a mejor actriz. Clooney tiene un personaje mucho menor, pero cumple siendo,
una vez más, bastante Clooney. Y eso no es algo malo; así como el inolvidable
Cary Grant, el buen Giorgio está más allá del bien y el mal y tiene eso tan
simple como difícil de conseguir que lo catapulta como al estrella que es:
carisma.
Pero donde Gravity falla es en el
guión. Una de las mayores virtudes del arte cinematográfico es (o al menos debe
ser) sorprender. Y que no se malinterprete, a nivel visual Gravity sorprende e
impacta, pero a nivel narrativo sentimos que la película se queda a medio
camino. Si usted lee la premisa, sobre dos astronautas buscando sobrevivir en
el espacio luego de un accidente, pues eso es lo que se encontrará en la
película, y nada más. Esa es la historia. Es cierto, Gravity también es la
historia de reencuentro con uno mismo y con las ganas de vivir y nos e queda en
al simpe aventura espacial, la cual además no es una tarea sencilla. Pero no parece
haber mayor desarrollo: Stone tiene que ir de un pinto “A” a uno “B” y de ahí a
uno “C” y de ahí a la tierra. No hay más. Y el suspenso de si Stone podrá sobrevivir
o no se ve destruido a los 10 minutos de película cuando el personaje de Bullock
suelta la frase clásica “Creo que no sobreviviré”. Con esa frase, selló su destino:
sobrevivirá.
En el cine, o en todo arte
narrativo, tiene que existir una acción dramática. Y la acción dramática de
Stone es una muy fuerte: sobrevivir. Pero además tienen que existir obstáculos
y un camino empedrado para lograr completar tu acción (o fracasar en el intento).
Pero la película no presenta mayores sorpresas en la construcción de obstáculos
para la sobreviviente. Es más, el “malo” de la película puede considerarse a la
nube de desechos que revolotean por el espacio, o las constantes indicaciones en
idiomas extranjeros de cómo manejar las nave, presentándose estos “villanos”
repetidamente durante el metraje, lo que hace que el guión quede algo “hueco” a
la hora de proponer nuevos retos a los protagonistas. En ese sentido, la historia presenta acción
dramática, pero sin desarrollarla ni retarla a lo largo de la película. Así, Gravity
puede estar más cercana a Avatar (2009) de lo que se cree: película visualmente
impactante que presenta una historia que es desarrollada de la manera más
simple posible. A pesar de ello, la sensación que al final deja Gravity es la
de espectacularidad. Y sería una gran opción para los Oscars del próximo año.
Nota 17/20
1 comentario:
La crítica que formulas sobre "Gravity" me hace recordar a muchas otras que se escribieron, en su debido tiempo, sobre "2001: Una odisea espacial", de Stanley Kubrick. Ambas películas son visualmente hermosas, dignas de admiración por la estética perfeccionista de los directores. Sin embargo, "2001..." se caracteriza por todo el trasfondo filosófico que le imprime Kubrick y que le da ese halo de "película que toda persona culta debe ver", pero, siendo sinceros, se trata de un filme que nos ofrece un espectáculo bastante cansino y tedioso; en cambio, "Gravity" palidece por el guión ligero, aunque es un divertimento digno de un domingo familiar.
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