viernes, 15 de agosto de 2008

Con los pies en la tierra: Dioses, de Josué Mendez

Josué Méndez es uno de los directores con más futuro en nuestro medio y que muchos han catalogado como el "salvador" del cine nacional. Cansados de los Lombardi o los Tamayo, la generación de Méndez, Claudia Llosa, Fabricio Aguilar, Aldo Salvini o Eduardo Mendoza es la que, para bien o para mal, se sitúa como la que tomará la posta en los próximos años de lo que es (o al menos se cree que es) la "cinematografía peruana". Méndez nos deslumbró con una historia impactante llamada "Días de Santiago", en la que narraba los intentos de un excombatiene (Santiago) para reinsertarse en la sociedad convencional. Este film está cargado de excelentes momentos, planos o secuencias que nos transmiten una fuerza poca veces vista en el cien peruano, pero que no se queda en lo inmediato o material, sino que traspasa esa barrera y nos lleva a la propia mente del soldado, para de esta forma comprometernos con él y su viaje externo e interno. Todas estas características hacen de "Días..." una ópera prima prometedora y un muy buen film nacional. Pero es la falta de todas estas características las que hacen de Dioses una decepción.


La historia gira en torno a 4 personajes: Diego (Sergio Gjurinovic) es un chico de la "high society" que vendría a ser el incomprendido, el outsider, el incómodo y triste personaje que detesta vivir donde lo hace y con quienes lo hace. Bueno odia a todos excepto a su hermana Andrea (Anahí de Cárdenas), a quien ama y no precisamente como nos imaginamos, a pesar de sus constantes arranques y "descuidos", por no decir más. Agustín (Edgar Saba) es la imagen fiel del hombre emprendedor que le ha dado todo a su familia (y también se ha servido él para decirlo claro), pero a quien le devuelven poco o nada, y en el hoyo de la soledad se consigue una amante, la cual noe s precisamente el "tipo" de chica que podría encajar en su esfera social. Con un background y características emocionales y físicas totalmente diferentes llega Elisa (Maricielo Effio), la amante que se topará con las mil y un características con las que su nuevo "círculo" la sorprenderá. Estos son los 4 protagonistas que se enfrentarán a ciertos problemas propios de la edad o de los convencionalismos sociales: obsesión por el físico, la soledad, el mundo de las apariencias, descuido emocional, futuro incierto, vacíos sentimentales, lazos familiares rotos, deseos reprimidos y hasta embarazos no deseados. Todo esto es lo que hacen que la vida de estos "Dioses" no sea tan divina. Esto es lo que nos presenta la película de Méndez...y en eso nos quedamos. Es innegable que Méndez describe muy bien la vida de este tipo de personas mediante la caracterización de los 4 personajes, pero se queda ahí, no avanza, no arriesga. Y es que Méndez demostró en "Días..." que es un director con talento que asume riesgos con gran fuerza y decisión, pues acá parece que Méndez se olvidó de estas carácterísticas. El talento de Méndez se aprecia en "Dioses" con ciertos planos interesantísimos y secuencias que logran sacar ciertas risas al público a la vez que llena de crítica y comentarios ácidos los momentos vividos por los protagonistas. Pero lo hace de una manera fría, casi de exposición, sin involucrar a los personajes más con su propio drama, y por ende, sin involucrarnos a nosotros, el público, que tiene que ser el que se sienta atrapado por esta historia. Pues acá no tenemos de donde agarrarnos para que nos enganchemos con la película. Ni de la historia ni de los personajes. En sí la historia nos traspasa la serie de anécdotas que sufren los personajes, sin llegar a un punto concreto donde podamos ver que estos acontecimientos hayan afectado realmente a los personajes o donde se nos muestre una etapa que garantize que todo lo que vimos en uan hora y media de cinta haya hecho efecto en nosotros (tanto personajes como espectador). Porque eso es lo que hace grande a un film: el grado de compromiso con el espectador, que lo haga debatir, al finalizar la cinta, sobre lo que les dejó el film, sobre como pudieron sentirse involucrados con el cuento que vivía tal o cual personaje, así sea el desgraciado más grande de la historia. Pûes a este nivel, "Dioses" me parece una película totalmente gélida que no compromete al espectador ya que no le da más de lo que el espera (muchas de las "anécdotas" son previsibles), cayéndose muchas veces en lo "cliché" o ya sabido. Y es que el hecho que las tías gasten todo su tiempo hablando sobre plantitas o que el padre le escoja la carrera al hijo son datos ya conocidos hasta el hartazgo, y de los cuales Méndez no saca nada nuevo, nada más de lo que él pudo habernos dado. En el cine ya no hay temas nuevo, pero la maestría del director está en exprimir ese tema y sacar cosas nuevas que nos sorprendan. Pero si la historia no nos ofrece mucho, los personajes tampoco aportan mucho más.

Son sobre todo Agustín y Andrea aquellos personajes que se quedan a medio camino. Agustín es solo un receptor, que le dice al hijo que estudiar, que manda a la hija al extranjero cuando salen los problemas y que trata de mantenerse con su nueva amante a pesar de las exigencias tanto de estas como de sus amigos. No hay una mayor evolución del personaje, el cual aveces da la sensación de ser una estatua que está ahí solo para darle las respuestas que el guión requiere a ciertos personajes. Andrea se perfila como un buen personaje, pero es "cortado" de una manera increíble. El abrupto final de la desinhibida joven es como Méndez termina de solucionar de la manera más fácil todos los conflictos que ella se ha creado y que afectan también a otros personajes. Como el mismo final de la película, el viaje de Andrea es una salida (para el nivel de Méndez) demasiado fácil para las situaicones que se presentan y no hacen otra cosa que ratificar que una película se cae a partir de su guión. En sí ni Edgar Saba ni Anahí de Cárdenas hacen un mal trabajo, es más, ambos se desarrollan con naturalidad y hasta cierto carisma, pero poco pueden hacer cuando es su mismo guionista quien los traiciona mediante una fallida caracterización y un desarrollo de personajes deficiente.


Y también tenemos a Elisa y Diego, los dos personajes "receptores" que quieren no estar donde están, pero que finalmente, uno más que otro, deciden quedarse, porque descubren que "no hay otra". Elisa es una joven envuelta en un romance con Agustín que se hace oficial, por lo que ya acude a las fiestas de la high society y al club de ocio de las ricas señoras. Elisa hace muecas, se le ve forzada, es sarcástica, se burla cuando puede de todo lo que tiene que pasar para encajar, incluso trata de alejar a su propia familia al no entrar ésta en los parñametros de su nuevo estatus. Es así que Elisa aprende el oficio de ser de una nueva "casta", por lo que llega hasta a manipular a su esposo para lograr lo que desea: no solo encajar, sino que sacar ventaja cada vez más y más de su situación. Es un conflcito serio el de Elisa, el de querer quedarse y pedir más mientras que sabe que cada día que pasa junto a sus nuevas amistades la enajenan de su propio ser original (recordemos la escena donde, ya mareada, se pone a bailar unos pasitos de salsa al estilo "achorado", cotrario a los refinados y ridículos pasos de los demás). Effio está muy correcta, y trabaja hasta donde su personaje le ofrece oportunidades para jugar con sus estados de ánimo. Diego es el que toma (o deberñia tomar) el lead en la película, al convertirse en el ojo reflexivo de sus propios conflictos y de los ajenos. En sí, como muchos otros protagonistas niños-jóvenes de la historia del cine, lo que se ve es el desarrollo de Diego y su alcanzar de madurez, o en su defecto, entregarse a los vicios y aceptar su realidad. La relación con su hermana, su malestar con el padre, la cercanía que siente con las empleadas (tal vez a las únicas personas que él considera como honestas y transparentes) y toda la repulsión que sietne con cada hábito o costumbre de las personas que, en teoría, son sus semejantes. Es por todo esto que Diego se escapa, pero no puede termianr de huir. Es la historia del asco, del sentir qeu debe escapar de todos esos círculos frívolos que frecuenta, así como de esa relación prohibida que el tiene (o al menos cree tener) con su hermana, pero fracasa en el intento, porque Diego puede escapar a la entrada del balneario en medio de la noche, y puede llegar al cerro en el centro, como un polo opuesto de su condición social y hasta moral, pero al final temrian regresando, cediendo, porque se da cuenta que por más que los odie, vive de ellos, y por ellos, que es su "olimpo", y en otro lugar no podría sobrevivir. Es así que también falla al contener sus deseos por Andrea, y se entrega, para que finalmente sea la propia hermana la que termine con esta situación incómoda. Pero parece que el personaje se quedara ahí, a punto de darnos una personificación muy buena de la incomodidad y la perturbación, del desconsuelo y la angustia mental, pero que no puede porque la mayor parte dle tiempo se queda en gestos, en meros gestos ya clásicos de determinados tipos de ánimo. Claro que la actuación no es la falla en el personaje, Sergio Gjurinovic es la revelación y el mejor actor de esta película, representando una grata aparición a ser tenido en cuenta en el futuro. Pero lo hace en las opciones que el guión le permite, porque una vez es este el principal problema para el desarrollo de los personajes, convirtiendo a un protagonista con potencial en un ser humano cuadrado y de reacciones previsibles.

Es la previsibilidad la que también se termian transformando en el principal enemigo de "Dioses", lo que deja un saldo negativo para con Méndez en cuestión de guión. Pero que quede claro que este reto era dificilícimo de tomar, tomando en cuenta toda la presión con la que fue cargado este novel director, que venía presidido de una película que dio mucho que hablar como "Días de Santiago" y que, como pusimos al principio de esta nota, lo pusieron como una de las "máximas promesas" cienmatográficas. Méndez debe ser el más talentoso de su generación, y como director demuestra que tiene características, disposiciones y toma de riesgos notables. Pero da la sensación que no arriesgó del todo y muchas veces se dejó llevar por lo técnico (tomas, ambientación, "perfección estética") para dejar de lado lo fundamental de todo film: el guión. Y es que da la impresión que la película (y el mismo Méndez) se perdieron en el intento de buscar la perfección en el celuloide, sin darse cuenta que el primer paso para alcanzar la nota A (tanto en crítica como en público) radica en la búsqueda de la perfección al escribir y jugar, como amo y señor del proyecto, con tus personajes y sus historias, haciéndolos nacer, crecer y si es necesario morir, pero siempre de una manera sólida y atrapante. Eso es lo fascinante de contar historias. Eso diferencia al cine de las fotos o los cuadros.

Nota: 13/20

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