domingo, 8 de febrero de 2009

Benjamin Button y el curioso caso de los "sentimientos encontrados" en el cine

Esta película me sirve para expresar un sentimiento muy particular: las películas no sólo tienen que ser buenas-no me malinterpreten, una película es buena o no dependiendo en primer lugar de la calidad de la combinación que se da entre actuaciones, dirección, guión y demás cuestiones-sino que deben caracterizarse por ser creaciones que lleguen al corazón y mente de todos los que las disfrutamos, creando conflicto y reflexión y dejándonos algo de que hablar posteriormente. Claro, bajo esa premisa todos los films ligeros como algunas películas de comedia o de romance estarían de más, pero es virtud de una buena cinta ligera transmitir algo sin que los espectadores lo noten, para así ofrecer algo nuevo y significativo sin dejar atrás la huella de la pesadez y solemnindad de muchos "dramones" o "clásicos". Para no salirnos de la película en cuestión, "El Curioso Caso de Benjamin Button" (BB en adelante) tiene mucho de éstas señas que le dan el aire de "sentimientos encontrados". BB es una muy buena historia contada de una excelente manera. Basada en un relato corto de Scott Fitzgerald, David Fincher nos entrega una vez más una película de atmósferas, así como en la macabra y espeluznante aura de Se7en, la extrema de Fight Club o el claustrofóbico índice retro de Zodiac, esta BB tiene a unos personajes raros, extraños, rodeados de un contexto histórico que no hace nada más que resaltar sus particularidades. Ahí está Benjamin (Brad Pitt), un neonato que se gana la repulsión inmediata de su padre por haber nacido de una manera poco convencional: tiene el cuerpo de un viejo, y con los años irá rejuveneciendo.

La virtud de Fincher es contarnos la historia de toda la vida de Benjamin en el film sin que ésta nos parezca aburrida. Lenta en algunos momentos, tal vez, predecible en otros, pero tendríamos que preguntarnos que película romántica (porque BB es un drama romántico en escencia) no lo es. En casi 3 horas no perdemos interés en la historia de Benjamin porque Fincher sabe cuando quebrar la historia y ofrecernos pasajes llenos de calidez, interés y que nos invitan a más de una reflexión. Recordamos tres: el encuentro nocturno de el viejo Benjamin y la niña Daisy, el affair entre el protagonista y la nadadora (Cautivadora como siempre Tilda Swinton) y ese trágico y doloroso calvario que tiene que atravesar la vieja Daisy (Cate Blanchet) al tener que cuidar al niño-bebé Benjamin. Fincher nos puede dar una película buena, mala, o irregular, pero la virtud de contar historias siempre destaca, lo que nos reafirma la confianza con la nueva genereación de history-tellers (teniendo a Chris Nolan como el otro máximo expositor de este rubro). A lo largo de su vida, teniendo el momento que llegue a ser un bebito como límite, Benjamin es un ser callado, introspectivo y observador de cómo el mundo gira más rápido así como avanzan los años. BB puede ser de todo a lo largo que avanza el film, desde aventuras hasta drama, pasando por un romance abnegado o una tragedia marcada por el pasar (pesar) de los años, la película de Fincher se transforma en una ventana a la vida y muerte de una figura cautivante.


El problema de BB es que cuando parece que nos dará más, que nos meterá más al drama de Benjamin que se acerca a la juventud primera, que nos dará un masazo durísimo cuando vemos que Daisy va aceptando que Benajmin nunca podrá conformar una familia normal, ahí BB se queda distante, lejana, fría, sin ofrecer mayor profundidad o descripción de las situaciones y sus efectos en los personajes. Las cosas se quedan en primera instancia, sin la rudeza o crueldad que requerían las consecuencias de una vida tan marcada como la de Benjamin. La historia carece de esa fuerza que nos haga decir que bien, que mal, o que horrible que fue lo que acabamos de ver en la pantalla. Las aventuras del buen Ben pasan, nos sorprenden, pero nos dejan indiferentes o muy silenciosos cuando se pudo ver, y sobre todo transmitir más. Debe ser por eso que BB es una película con 13 nominaciones al Oscar (categorías merecidísimas como las de mejor fotografía, maquillaje o dirección de arte), pero que no goza del todo con respecto a la aprobación de crítica e incluso del mismo público (al menos Forrest Gump si era querida por todos, hasta por los que se rasgan las vestiduras al ver su victoria en los Oscares). BB es como un vacío decorado, hermoso, brillante y con trazos interesantes, algo que hace que caigamos en él y nos asombremos, que su eterna caída no se haga pesada...pero que al fin y al cabo nos demuestra que es un vacío en sí, y que eventualmente caemos y caemos. BB puede ser una obra de arte, pero a su vez puede dejar indiferentes a muchos. Eso sí, Fincher tiene talento, y lo demuestra atreviéndose a contar nuevamente (ya lo hizo con Zodiac) una historia de casi 3 horas de duración y saliendo bien parado. Pero al igual que su anterior entrega, su cine se convierte por momentos en una estilización de historias que sobresale por su impacto visual, por su buen trazo del cuento que intentan ofrecernos, pero que se queda a medio camino a la hora de llegar a lo más profundo del cinemero. Pues debe ser lo que pasa con Brad Pitt, lapidado por muchos al considerar que está en el quinteto del Oscar quitándole espacio a Benicio del Toro (Che) o Dev Patel (Slumdog Millionare), pero que es en realidad un buen actor, que dentro de sus capacidades nos ofrece un papel extraño para una estrella como él, pero que con esfuerzo y dedicación lo saca adelante transmitiéndonos esa imagen de un ser curioso ante un mundo aun más extraño que se desarrolla y envejece con el pasar de los años.

Nota: 16/20

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