viernes, 30 de enero de 2015

Rumbo al Oscar 2015: The Imitation Game

The Imitation Game sería, en cualquier otro año, la gran favorita para llevarse el Oscar a Mejor Película. Se trata del biopic de Alan Turing, matemático inglés que jugó un papel importante en terminar con la segunda guerra mundial a través de la ardua tarea de descifrar un código alemán conocido como “Enigma”. Un drama ambientado en la guerra. Con un cast de estrellas británicas. Con un personaje trágico: genio incomprendido, antisocial a ultranza, y homosexual si habría que aumentar algo. Pero no, esta película decepciona.

Siguiendo la fórmula de otros “biopics que aspiran al Oscar”, como “Una Mente Maravillosa”, The Imitation Game usa la plantilla de los dramas de genios antisociales que lucharon contra el sistema y finalmente logran su objetivo. Aunque esta película trata de romper un poco con la fórmula alternando tres líneas temporales: los esfuerzos de Turing y su equipo para romper Enigma, su relación de niños con Christopher y su investigación y castigo final. Y si bien se agradece la intención, finalmente todo el peso dramático termina cayendo en la lineal y predecible búsqueda de Turing por romper con el código Nazi. 

Como si de un molde de biopics se tratase, la búsqueda por romper el código termina por aburrirnos, mostrando cosas que ya hemos visto en otras películas (el grupo que no se lleva bien, luego el incomprendido genio que hace las paces, la presión de los jefotes malos, el descubrimiento de la fórmula en el bar-guiño a “Una Mente Brillante”, por Dios-etc.). Ni el básico guión ni la estándar dirección de un inexplicablemente nominado al Oscar Morten Tyldum (increíble que se dejara fuera del Oscar trabajos infinitamente superiores como el de Fincher en “Gone Girl” o Damien Chazelle en “Whiplash”) pueden levantar la película.
Tal vez la principal crítica al tratamiento de la película, responsabilidad entera de los guionistas, Tyldum y el mega productor Harvey Weinstein, es haber gastado tantos minutos en la historia del Enigma. Es cierto, es lo que le da el título a la película, pero ni de lejos es lo más interesante de la historia de este personajazo que es Alan Turing. Tanto su homosexualidad reprimida (y castigada penalmente en Inglaterra hasta 1967) como su infeliz calvario luego de su sentencia por indecencia terminan siendo storylines súper interesantes que le film se molesta en tocar en apenas cinco minutos e incluso, lo que es de vergüenza ajena, en textos antes de los créditos finales. En ese sentido, siendo Turing un personaje de tantos matices, The Imitation Game se queda en la superficialidad y no explora más allá de la figura de Turing como héroe trágico. Una oportunidad desaprovechada.

Lo único que levanta la película, además de la correctísima edición y la buena banda sonora de Alexander Desplant, es el maravillosos cast de actores. A pesar de las debilidades del guión, Bennedict Cumberbatch le saca el jugo al personaje de Alan Turing. Es cierto que en ocasiones parece una desviación de su célebre Sherlock Holmes (e incluso de Sheldon Cooper a veces), pero Cumberbatch logra en un par de escenas cambiar el chip. Keira Knightley se deja de Piratas del Caribe y demás tonterías para componer un personaje de verdad como no lo hacía desde “Expiación”, demostrando que ha nacido para interpretar estos roles de época, trascendiendo el papel de “mujer del protagonista”, dotando a Joan Clarke de sus propios objetivos y dramas. 

Sin llegar a ser una mala película, lo que más genera The Imtiaiton Game en el espectador es decepción. Teniendo un gran personaje y un potente conflicto, termina decantándose por la historia predecible sin llegar a  profundizar en la real naturaleza del protagonista. Además, seamos honestos, si le quitáramos a Cumberbatch a esta película tal vez el efecto arrastre y stardom (Cumberbitches) habría relegado a la película de Morten Tyldum a ser un simple biopic más. Mejor leíamos el libro.

Nota: 15/20

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