martes, 14 de septiembre de 2010

Breaking Bad: la serie que la rompe

Se conocerá a la priemra década del siglo XXI como "Los 10 años de las series". Pues ha habido de todo, pero el consenso es que la "caja chica" ha superado con creces a la "pantalla grande". Un periodo de tiempo que empezó con Los Sopranos como Rey, pasando por The Wire, The Shield, Six Feet Under y un largo etc. para al parecer terminar, cual cereza en el helado, con esa a priori maravilla producida por Scorsese, a estrenarse este fin de semana, llamada Boardwalk Empire. Pero si queremos elegir al Rey de esta última parte, tendríamos un par de problemas, pues la suprema y precisa Mad Men tiene un claro contendor: Breaking Bad.


De Mad Man no he hablado aún (a pesar que ya la inicié hace un par de meses, lo que requiere un post urgente), pero este post es para discutir sobre esta otra serie tan rara y original, que rompe esquemas a pesar de que sigue la "tradición" de las series modernas: un tipo que va adquiriendo matices cada vez más grises hasta llegar a ser casi tan oscuro como la sociedad que lo rodea. Breaking Bad trata sobre la vida de Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química común y corriente, apacible y sedentario, que un buen día recibe la noticia más temida por todos: tiene cáncer, y ya muy avanzado. A Walter le cuesta asimilar este shock, pero cuando finalmente lo hace empieza a derrumbarse. "Breaking Bad" es un dicho americano que hace referencia a la (auto) destrucción personal de una persona (algo así como un "breakdown") y este es el proceso que inicia Walter. Pero no solo por la terrible noticia de tener cáncer, sino que su enfermedad el motor de la serie y la que desencadena la sucesión de hechos que azotan la vida de nuestro protagonista. Simplemente, Walter decide (por fin) adquirir algo de "valor" y poner en práctica o que sabe para así, como el químico perfecto que es, fabricar elementos de alta calidad que puedan ser vendidos fácilmente y a un alto precio. Y como el gran tema de las series en esta década, su negocio y la historia girará, a partir de ese momento, sobre su incursión en el mundo de la venta de drogas, más precisamente, de la Metanfetamina Azul (Blue Meth). Pero claro, al ser un burgués común, Walter necesitará de ayuda. Y es aquí donde entra la otra gran parte de la historia, que podría no parecer un personaje que apunta a mucho, pero eso solo es un prejuicio equivocado: el gran "junkie" o "punk" Jesee Pinkman (Aaron Paul).

Rodeando a estos 2 encontramos una gama de perosnajes, algunos geniales (el gran cinismo de Hank o la siempre oportuna labia de Saul Goodman, e incluso la idiotez de Badger) y otros relegados a un segundo plano (Marie o Walter Jr.) Skyler, la esposa de Walter, es otro tema. Breaking bad, como todo buen show, descansa en sus personajes y la historia que nos rpesenta su evolución. Como dijimos, el personaje de Walter representa el modelo de protagonista actual que se sigue en la televisión de los 2000's: un anti-héroe que cambia su vida para luchar por lo que él considera justo. Sus métodos son tan oscuros como los de un Jack Bauer o un Vic Mackey, pero su objetivo sigue siendo tan justo y enternecedor que terminamos haciéndolo barra con tal que lo logre. Y es que Walt, que siempre ha sido un perdedor, toma una decisión sabiendo que le quedan pocos meses de vida y decide aplicar sus conocimientos para dejarle algo de dinero a su familia, con un hijo con una enfermedad mental a cuesta y una esposa embarazada. El debate moral está sobre la mesa: ¿hasta qué punto estaríamos dispuestos a llegar para asegurar el futuro de los que amamos? Pero este debate, como afirmamos, no hace más que despegar el drama y el suspenso alrededor de estos personajes, situándolos en el submundo de la droga, pero a diferencia de otras series con temática parecida, estos 2 que tenemos acá no son grandes "drug lords" o asesinos perfectos; simplemente son dos perdedores que tratan de improvisar en el camino y lograr tener éxito en esta misión algo precipitada. Y así como ellos van aprendiendo, nosotros nos vamos sumergiendo más y más en esta estupenda serie.


Como muchos de los dramas actuales, más que una serie parece una novela dividida en temporadas como volúmenes. La narrativa de la serie es particular, con un ritmo muchas veces lentos que va construyendo una atmósfera, y que a la vez se va degradando como lo hacen los personajes. Hay un cambio radical del Walter timorato que conocimos en el piloto al Walter de mitad de segunda temporada (que es, hasta el momento, lo que el cable me ha permitido avanzar con la serie) ya convertido en su alter-ego Heisenberg; y a su vez en el complicado proceso que sufre Jesee, de ser un vago cualquiera a interiorizar su proceso de maduración, al cual trata de imponerse a pesar de todas las desgracias que le sucede. Jesee debe ser el personaje televisivo al que más se ha vilipendiado, pero siempre ha sabido sobreponerse a todas las adversidades. Jesee es un desgraciado de fuerza mayor, un derrotado que siempre trata de ponerse de pie. Y las actuaciones siempre maximizan los fabulosos guiones de la serie. Bryan Cranston y Aaron Paul deben conformar, hoy por hoy, el mejor tandem de personajes de una serie dramática en la actualidad. A partir de su estratosférico cambio con su papel en "Malcom in the middle", Cranston ofrece el retrato perfecto de un hombre desolado, que sabe que morirá pronto y que está desesperado por cada intento suyo de asegurar un futuro para su familia. La oscuridad con la que evoluciona hacia Heisenberg va de la mano con la impotencia que le genera su cada vez más destrozada relación familiar. Esto es lo que le ha valido a Cranston 3 Emmys consecutivos, ni más ni menos. Pero debe también hacerse una mención al reciente ganador del Emmy en la categoría de mejor actor de reparto, Aaron Paul. Lo de él es increíble, otrogándonos un retrato de un joven semi-adicto que tiene todas las de perder pero busca la superación cada día. Pero lo que logra Jesse es poco a poco la redención, el poder encontrar la luz entre tanta sombra, destacar y ser amado. Por ello es que se hace énfasis en la relación de Jesee con su alejada familia, sus problemas con la autoridad, su propia imagen como organizador de "su negocio" y hasta esa extraña pero apasionante relación con Walter, una "figura paterna" algo singular. Jesee, a mi gusto, es el mejor personaje de Breaking Bad, dándonos innumerables matices. Pero bueno, esa discusión será para otro post junto con los defensores de Walter-Heisenberg. Que los dos son inmensos, eso claro está.


Por ello Breaking Bad es la serie que es. No solo por ofrecernos lo que los aburridos burgueses pueden llegar a hacer en situaciones límites, y tampoco por reflejar de manera fiel el mundo bajo de las drogas, sino porque es una serie que se compra su cuento y sin miedo alguno expresa hoenstamente lo que sus personajes, personas comunes y corrientes, harían en determinadas situaciones. Y claro, tal vez ninguno de nosotros reciba la noticia de un cáncer terminal y decida convertirse en un capo de la droga, y no todos nostros seremos adictos que buscaremos la forma de salir de ese mundo, pero sí nos toparemos en nuestras vidas con situaciones extremas, de diversa índole. Y en ese momento recordaremos dos cosas que esta serie destaca: que todos somos humanos y que está latente la posibilidad de cometer errores. Y lo otro es que una vez que elijamos de manera errónea, ya no hay marcha atrás. Ya estaremos condenados. Aunque claro, siempre hay una luz, como las que aún parecen tener Walter y Jesee, aunque lo dudo mucho. Al menos la serie aún no acaba y afortunadamente al parecer le quedan un par de temporadas. Pero lo más probable es que todo siga mal...o de mal en peor.


jueves, 29 de julio de 2010

Inception: soñando en grande

Christopher Nolan lo ha hecho de nuevo. Ha cogido una idea que deriva de lo más profundo del ser humano y le ha dado capas enigmáticas, atrapantes y perfectas de acción y suspenso, para así darnos otro torbellino cinematográfico que nos succiona y nos devuelve a la vida con otro pensamiento. Nos ha dado otro sueño perfecto. Se trata de "Inception" (El Origen en español), película que no podríamos resumir debido a lo compleja que es. En síntesis, se trata de un grupo de "ladrones de la mente", lideradas por Cobb (Leonardo DiCaprio), un hombre conflictuado que ve en un trabajo complicadísimo su vía para reencontrarse con sus hijos y así terminar de enterrar sus demonios. Este trabajo es lo que se conoce como "implantación", "originización" o "Inception".



De partida decir que por muchos avances tecnológicos que se presenten (ya sea durante el desarrollo de la película o en la elaboración del film mismo), Inception es una película típica del género Heist. Desde clásicos como Rififi o The Italian Job hasta versiones modernas como Heat o el Ocean's Eleven de Clooney y su pandilla, las películas Heist se caracterizan por contarnos el desarrollo de un grupo de ladrones (expertos o principiantes) y como evolucionan desde el momento de formar el grupo hasta el momento del atraco o robo, e incluso en las postrimerías del mismo. Así, la priemra parte del film cuenta como Cobb (the extractor) reúne a todo su equipo: the point man (Joseph Gordon Lewitt), the forger (Tom Hardy), the architect (Ellen Page), the chemist (Dileep Rao) y the tourist (Ken Watanabe), siendo este último el magnate japonés que los contrató para realizar la Inception. Este trabajo consiste, entonces, en insertar una idea en la mente del heredero Robert Fischer (Cillian Murphy) a través de los sueños. Y la performance de esta avezada misión es lo que toma la segunda parte del film, llegando a niveles de acción y emoción superlativos.

El suspenso juega mucho en la nueva cinta de Nolan. El hecho de tener que despertarse, de morir para "nacer" de nuevo, o de encontrar una "patada" para salir del sueño son situaciones que ponen a los personajes (y al espectador mismo) al límite, ya que se juega no sólo contra elr eloj, sino contra proyecciones de las mentes, que no son otras cosas que mecanismos de defensa del subconsicnete. Así, Nolan explica cómo els er humano lucha constantemente contra sus temores, odios y fantasmas personales. Esto es lo que le pasa, por ejemplo, al personaje de DiCaprio, quien libra una batalla para terminar de desprenderse del desgraciado recuerdo de su esposa Mal (Marion Cotillard). Las escanas de acción están muy bien realizadas, aunque tal vez Nolan no llega aún al Olimpo de Michael Mann (que ES el dios de las escenas de acción), pero no hay nadie como el buen Christopher para poner el encuadre ideal y darnos esa clae cinematográfica de cómo hacer que el espectador no se aburra en un film de casi 2 horas y media. Recursos técnicos como la fotografía y la dirección de arte están geniales. La música de Zimmer, una vez más, fascinante.


Los logros técnicos merecen un párrafo aparte. Sólo le toma a un visionario como Nolan lograr cosas que atrapen el ojo del espectador, con unmotivo justificado, y sean tan maravillosos como necesarios. Nolan toma esto de Kubrick, para quienes ya los comparan, y da todo de sí para la película, sin escatimar en gastos, desplegando una serie de recursos técnicos que llevan magia pura a la pantalla. Ya sea con el uso del CGI, como en el caso de el "desdoblamiento" de París; o mediante la implementación de recursos como un escenario giratorio para la mítica pelea por los pasillos del hotel que tiene al point man como protagonista, surcando los aires cual araña en una lucha de ensueño. Nolan debe tener maravillas en la mente para plantear un guión tan notable como el de Inception, pero más aun, para tener la genilaidad de llevarlo a la pantalla con tan parametrada precisión. Kubrick es Kubrick y, robando a Nietszche, está más allá del bien y el mal. Bueno, Nolan va rumbo a ese camino.

En el parámetro de las actuaciones, Nolan es lo suficientemente perfeccionista para no dejar estos detalles al azar. Y la virtud de Inception es que al final la película no temrina cayendo en su totalidad sobre los hombros del perosnaje de Leonardo DiCaprio. Leo cumple y en general es un buen actor, pero más que todo una estrella de cine, que con recursos limitados sabe bien aguantar a la cámara y un film entero. Tiene actuaciones notables como en The Aviator, o en Revolutionary Road (que creo que además de ser su mejor actuación, debió considerársele para los premios). Pero en esta cinta no pasa de actuar alla DiCaprio, con su cara de preocupado y traumado que deriva de su actuación como Howard Hughes, y que no disgusta pero a veces puede resultar cansina. La virtud de Nolan y el casting fue reunir a un grupod e carismáticos y buenos actores para hacer de la "gang" de DiCaprio y dalre dinamismo a la cinta. Ellen Page es tan encantadora como buena actriz; Tom Hardy resulta una sorpresa y ya le advertimos mayores roles en su futuro; Ken Watanabe es un actorazo (ver Cartas desde Iwo Jima) y compone un turista enigmático y simpático; Cillian Murphy tiene todo para ser el villanazo de esta parte de siglo en Hollywood; y sobre todo Joseph Gorodn Lewitt, quien reafirma su status de "pedazo de actor", y además compone las escenas de lucha por los pasillos del hotel, repito una vez más, lo más espectacular que podamos encontrar hoy por hoy en pantallas.


En resumen, Inception es una película notable, tanto en el apartado técnico como en el corazón del film (guión, actuaciones y dirección). Tal vez contiene un error, o un faiclismo a mi gusto, a la hora de explicar la "salida del limbo" (mejor no introducir estos temas en productos de ficción o tendrán un debate LOSTiano), pero en sí Inception es un film como no encontramos en la cartelera actual o de los últimos años. Estamos frente a la cinta más inteligente, atrapante, mágica y multisignificativa de los últimos años. Una cinta alla Kubirck. Nolan, sigue así, para mantener vivo tu sueño de llegar a ser como el viejo Stanley. Sabemos que quieres, yo sé que tú puedes.


Nota 19/20

miércoles, 2 de junio de 2010

Leaving LOST? No, MOVING ON¡¡¡

Se fue, pero no para siempre. Hace exactamente una semana teníamos el impacto inicial, la tristeza matutina de saber que LOST había acabado. Para bien o para mal, aquella serie que ha marcado un hito en la cultura mundial, se marchó. Con un final controversial y un "cierre" de historias más que discutibles, LOST nos deja tras 6 años de magia, fidelidad, extrañeza y adicción. Se fue la isla misteriosa junto con esos, sus personajes, que hacían de nuestras vidas un lugar más interesante.


Ya en un post anterior (de los primeros de este intermitente blog) hablé de mi adicción por esta serie, por lo que estaría demás decir qué fue lo que me mantuvo pegado capítulo tras capítulo viendo la historia de un grupo de sobrevivientes en una isla mística. Creo que ahora, luego de 6 temporadas y muchas idas y venidas, LOST se ha despedido de una manera que personalemnte creo que fue la indicada, pues nos ofrece un final semi feliz. Todos en una especie de "limbo", reuniéndose y conectándose para ir, supuestamente, al cielo. LOST no podía tener un final feliz, ya que a lo largo de su curso (sobre todo en las últimas temporadas) nos dieron el mensaje de que todos los personajes era simples peones de una gran guerra: primero entre Ben Linus y Charles Widmore, y posteriormente, como se reveló, entre el bien y el mal, personificados en Jacob y su némesis, el Hombre de Negro. Pero tampoco LOST se merecía un final duro y desgarrador, como el d eThe Shield, cuyo lapidario final fue preciso con el tono de la serie y su decadencia. Pues LOST tenía de tragedia, y mucho, pero nunca alcanzó tal oscuridad como para acabar con todos muertos y sin ninguna esperanza. LOST acabó, incluso diría yo, de manera consecuente.



La serie acaba de manera consecuente porque eso es lo que nos prometió desde el primer día: Fe. Aquella fe que tuvo John Locke hasta su asesinato, aquella Fe que ganó Jack Shepard en las últimas temporadas, aquella Fe que Ben perdió pero finalmente Hurley se la devolvió al nombrarlo "consiglieri isleño", aquella Fe que, en el fondo, sabemos que tuvo Sawyer quien salió de la Isla luego de innumerables intentos fallidos; y finalmente aquella Fe que tuvimos nostros para mantenernos 6 años pegados a una serie que iba por caminos desconocidos, cambiaba de atmósfera cada temporada (de drama de aventuras, pasando por ciencia ficción, hasta la más pura fe) y que se enredaba tanto que parecía nunca tendría respuesta. Y la verdad es que no la tuvo. Pero eso debe ser la Fe: confiar en algo así no tenga explicación. Y así acabó, todos en el prgatorio esperando a las "personas que lo marcaron" para marchar juntos al paraíso. Idílica manera de morir, bonita, y que represneta la recompensa para cada uno de los sacrificados "losties". La recompensa para Jack, el cual (demostrado en genial montaje) camina hacia su muerte meintras observamos como logra su felicidad y (sobre todo) su tranquilidad en el más allá, con su (hasta ese entonces) alejado padre y su amada, la fiel Kate.

LOST nos dio tanto en 6 años, que sería imposible disponer de todo lo que nos deja en su recorrido por nuesrtras pantallas. Pero a la cabeza se nos viene lo más destacable. Creo que LOST nos deja una historia humana, de convivencia, y de supervivencia posteriomente. Nos deja la eterna lucha de "nosotros" contra "ellos", o en otras palabras, la inminente amenaza de "los otros". Siempre en nuestras vidas hay "otros", unos buenos, otros malos, otros ambiguos, pero todos temidos en un primer momento. LOST nos deja personajes mágicos, inolvidables. Jack Shepard y su contante terquedad, su ánimo por hacer bien las cosas, que al final deviene en fracaso. Pero un fracaso necesario para hundirse y empezar desde abajo, convertido en un "hombre de fe". Hugo "Hurley" Reyes, que en su simpleza nos demostró que es posible escribir un personaje maravilloso basándose en los verdaderos fieles: los espectadores. Y es que Hurley eramos todos nostros, con sus pregutnas, comentarios, precisiones, alegría, humanidad e impotencia. Sin miedo a demostrarnos, Hurley le daba ese aire mundano que necesitaba una serie mágica como LOST. Benjamin Linus, posiblemente el malo más entrañable de la televisión, redimido al final, pero en su historial con una lista de cosas perversas (desde parricido hasta secuestro de bebés). Aunque no por ello hemos de juzgarlo (de eso se encargó Smokey). james "Sawyer" Ford, aquel hijo de su madre del primer capítulo que solo se dedicaba a fumar, pelear y fastidiar, hasta velro convertido en el jefe de seguridad DHARMA, protegiendo a los suyos, siendo líder, amigo y, sobre todo, amante y enamorado de su Juliet, para luego de muerta esta, caer nuevamente al hoyo y tener la fortaleza de salir del mismo. Sawyer no volvió (y seguro nunca volverá) a ser el mismo luego de la partida de su "Blondie", pero nunca dejó esa marca que lo caracterizaba: era un sobreviviente, y al final, estafó a la vida misma para salir. Desmond Hume, o el "brotha", el personaje más reservado y querido de la serie. Tan místico al ser un tipo en una escotilla salvando al mundo cada 108 minutos y que ve el futuro, pero tan terrenal, tratando de salir de ese pedazo de tierra aislado para reencontrarse con su gran amor: Penny o la ansiada Penélope, si queremos hablar en términos giregos. Y está John Locke.


Locke es EL personaje de LOST y debe ser uno de los 5 personajes más grandes de esta primera década televisiva. Locke representa la esencia de LOST: Fe, esperanza, misticismo, impotencia, odio, rencor, reivindicación, curiosidad, valor, inteligencia, tristeza. Todo aquello caracterizó a Locke y a la serie (y seguro que a nostros también) en algún punto de sus recorridos. Locke movió los misterios más grandes de LOST por 4 temporadas, hasta ser asesinado en medio de la quinta. Requiere de "bolas" por parte de los escritores para matar al mejor personaje de tu serie a uan temporada y media de que se acabe. Claro, que no contábamos con que Locke se transformaría en el Hombre de Negro y lo seguiríamos steniendo en pantalla (para alegría de nostros) aunque con otra actitud, un Locke seguro de sí mismo y siendo tal vez el único malo-malo de toda la historia (ey, al menos Widmore quería a su hija). Que genial ver como un actor de la talla de Terry O'Quinn puede interpretar tres personajes en toda la historia: John Locke, Antijacob y el Locke Sideways.

Esto nos da pie a hablar de la última gran cosa que nos dio LOST: su técnica narrativa. LOST ha impulsado el uso adecuado de estos artilugios narrativos que vienen de siglos atrás, pero que nunca habían sido explotados de manera tan precisa por un medio audiovisual de esta época. Los Flashbacks en las primeras temporadas eran gloriosos porque se conectaban de manera especial con los acontecimientos "actuales" de la isla. Basta recordar a Locke y su impotencia golpeando la escotilla mientras recordábamos cómo su padre le robaba un riñón; o a Sayid, pasando de torturador en su pasado iraquí a torturado en la isla por Rosseau; o a Hurley, siendo marcado por los números malditos en ambos escenarios. Claro, todo hasta esa escena gloriosa que fue el final de la tercera temporada y EL cliffhanger de LOST: Jack y Kate no estaban en el pasado, sino que era el primer flashforward, con nuestros "losties" de vuelta a casa pero uno más destrozado que el otro. Los flashforward fueron una arriesgada técnica introducida a la mitad de la serie, pero ayudó poruqe permitió oxigenar más la historia isleña que desterraba una trama importantísima por 3 temporadas: los otros. Finalmente, se introducen los flashsideways en la última temporada, que no resultaron ser "vidas paralelas" o "alternativas", sino eran las vidas en el limbo, esperando a ser "conectados" para así recordar todo lo vivido y, en palabras de Cristian Shepard, "pasar al siguiente nivel" ("Not leaving, no...moving on").

LOST fue y seguirá siendo eso: un misterio. Muchas cosas fueorn dejadas al azar, otras sin responder, y otras cuyas respuestas requieren algo más que fe (una luz mágica, por ejemplo). Pero ese es el legado de esta serie, el ser distante y mística, pero a la vez tan terrenal, con personajes llenos de virtudes y muchos pecados que todos nostros podemos tener. Con la esperanza de que algún día nuestro avión se caiga y temrinemos en una isla desierta con muchso desconocidos llenos de problemas, con ese sueño, nos deja LOST. Puede ser muy criticada, así como ha sido ensalzada por muchos fan boys...pero eso tiene LOST, de ser una serie por la cual me enorgullece decir que soy un fan boy. LOST me ha dejado mucho, me ha permitido crecer y eso nos obliga a reflexionar por siempre de esta serie. "No, no era una serie", responderemos en el futuro, "es parte de mi vida", responderemos. Nostros nunca podremos abandonar aquella isla.

domingo, 14 de marzo de 2010

The Hurt Locker: entrando sin miedo

The Hurt Locker fue la gran ganadora de la pasada edición de los premios Oscars. Oscar a Mejor Película, pero además a Mejor Director, o directora en este caso para Katherine Bigelow. Derrotando a la favorita Avatar, The Hurt Locker (o Zona de Miedo como se la conoce por estos lares) cuenta la historia de un escuadrón antibombas de 3 hombres que desafían a diario a la muerte para cumplir con las distintas misiones que les encomiendan y que van desde hombres-bombas hasta emboscadas en pleno desierto. Bueno, todo es un gran desierto, árido y desesperanzador para nuestros 3 protagonistas. El líder de este equipo es el Sargento William James (Jeremy Renner) quien luchará no sólo con los contratiempos generados por enemigos y amigos, sino que deberá analizar nuevamente su posición ante la guerra, vista a priori como desinteresada y hasta masoquista, pero muy compleja cuando se le analiza en el fondo. Sin duda el personaje de Renner es uno de los puntuales de la cinta.

El film de Bigelow está narrado mediante secuencias, una tras otra, pero no por ello se vuelve aburrido o artificial el relato que vemos en pantalla, sino que la tensión va en aumento al igual que observamos como nuestro trío protagonista estableciendo los lazos que los unen ahora al ser parte de un mismo equipo de la muerte. Cada episodio trae algo nuevo, lo que le quita esa impresión superficial de ser "la escena del suicida" o "la escena del colegio", sino que al final tomamos estos capítulos y lo podemos poner en un "todo" que tiene sentido y está absolutamente justificable. Al final de la cinta vemos a personajes que tal vez se mantienen en el lugar que comenzaron, mas no porque haya sido estático su tratamiento, sino porque el camino que siguen es tortuoso y no les deja otra salida que la resignación de por vida. Si algo extraemos de la cinta de Bigelow es que la veteranía de guerra es, al igual que una bomba, una amenaza latente y que en cualquier momento puede estallar. Y que como los explosivos, no deja el lugar donde se cultiva como lo encontró.


La desintegración de los soldados hace que The Hurt Locker sea una de esas películas que van más allá de lo que nos muestran. Y es que hay escenas de acción buenísimas (Michael Mann le puede dar tranquilo cualquier proyecto a Bigelow), pero a su vez la cinta se da espacio para narrarnos la pesadilla humana por la que pasan los soldados, como en las magníficas escenas en la que nuestro escuadrón se emborracha y terminan pegándose como jugando, o aquella en la que el Sargento James se enfrenta al supuesto cadáver-bomba de un niño que conoció en el campamento de guerra. Esas escenas tocan hondo y son gracias al nervio que es impartido por la directora, con igual proporción a las escenas de acción puras. El Oscar a Bigelow fue, sin dudas, merecidísimo. La valentía de esta mujer es equiparable con su talento para transmitirnos honestidad y nervio puro en pantalla. Si hya películas que tienen eso que llamamos garra, esta es una de esas cintas que dejan todo en la cancha.

Y ahora toca hablar de Jeremy Renner y su espléndida interpretación como el Sargento William James, este que es uno de los mejores personajes cinematográficos de esta temporada. Es descuidado, parece que su vida no le importa nada, es en el fondo un atrevido que no da ni dos centavos por los convencionalismos o las buenas posturas, así sean para proteger su propia vida. Pero esto no lo hace un sádico, sino que lo vuelve un hombre que conoce el riesgo, ha vivido con ello por mucho tiempo, y que está dispuesto a seguir allí, en el hueco, ayudando. Y no porque sea un altruista, sino porque no puede hacer otra cosa; o mejor dicho, no se haciendo otra cosa. Por ello es que la escenas del Sargento James en casa son desgarradoras, al comprobar que este individuo no es un soldado, sino es la pura representación de la guerra. James vuelve porque la guerra lo necesita, y él necesita de la guerra. El viaje de este personaje está tan bien delineado por los guionistas y la directora que nos comprometemos con él a pesar de aparentar ser solo un suicida rebeldón que abundan por ahí. Pero este soldado transpira integridad, coraje y mucho desenfado, siendo todo este coctel de emociones producto del fenomenal trabajo de esta sorpresa que es Jeremy Renner. Casi sin ningún título de importancia a cuestas, Renner se metió de lleno a la piel del protagonista y nos brinda un personaje desengañado con el sistema pero también consigo mismo, que ha perdido la fe y no puede recuperarla, por más que lo intente. Renner nos brinda una actuación de gestos, de rostro duro, pero también de complejidad psicológica sin caer en la exageración, con un naturalismo que nos hace cogernos el corazón ante la dureza de su experiencia y la desgarradora conclusión a la que arriva mientras carga a su bebé.


The Hurt Locker nos otorga buenas dosis de acción, una técnica exquisita tanto en la dirección como en otros apartados artísticos y sólidas actuaciones (Renner está sensacional, pero Anthony Mackie no se queda atrás) que hacen esta película muy apetecible al ojo comercial, pero que en el fondo de su armazón esconde y deslumbra con un análisis seco de la humanidad en su faceta más desgraciada: el entumecimiento emocional en épocas de guerra. Como el personaje de Renner, hay veces en las que uno sólo actúa, sin importar ya pensar o vivir. Ese drama es lo que tan bien nos transmite este film. Un justo ganador.

Nota: 18/20

martes, 2 de febrero de 2010

El Secreto de sus ojos: mil pasados, ningún presente.

Hoy recibí una de las mejores noticias de mi vida. "La Teta asustada", película que se ha vuelto un emblema de la cinematografía nacional, ha sido nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera. El sueño de todo cinemero (admitámoslo, todos, absolutamente todos queremos hacer algo tan grande que traspase fronteras y recibir reconocimiento por ello) se hace realidad a través de esta cinta. Pues bien, luego de tocar este orgullo nacional, vamos a nuestra película, que guarda estrecha relación. Porque si los peruanos estamos felices por esta nominación, los argentinos deben también alegrarse (aunque es algo más común en ellos) por "El Secreto de Sus Ojos", también nominada a Mejor Film extranjero. Y la competencia no puede ser más dura (y eso que ni siquiera hemos visto la de Haneke).

Esta película argentina es, a priori, una cinta de suspenso, pero que sabe mezclar drama, comedia y romance. Cuenta la búsqueda de la verdad por parte de un asistente judicial (Ricardo Darín) en un caso de violación-asesinato de una joven mujer en los años cuarenta, con una Argentina sumada en aquel negro agujero de la corrupción y la matonería. Pues el hecho de ambientar la historia en el mundo del sistema judicial público no hace otra cosa que darle amargura a las escenas y trasmitir la impotencia que muchas veces experimenta el personaje. Y el ambiente es uno de los puntos altos de la película. Una recreación fantástica de la época, apartados artísticos insuperables (dirección de arte, vestuario, fotografía) y un desarrollo que no omite tocar, como ya es costumbre, el desalentado y muchas veces cínico pensamiento argentino sobre su devenir.



La historia es clásica, vista muchas veces en el cine de Hollywood (justiciero impotente que va contra todos para sacar a la luz la verdad). Y es que Juan José Campanella, su director, es un amante de la línea narrativa clásica americana, y fiel aprendiz del film-making gringo (incluso ha dirigido álgunos capítulos de series americanas como House o 30 Rock). Pero no por ello la película deja de atraparnos, en gran parte por la ambientación ya mencionada, las actuaciones, y sobre todo, el hilo conductor del film: la contenida búsqueda del protagonista. Acá el peso recae en Ricardo Darín, quien nos da (una vez más) una clase maestra de actuación. Este señor es genial en lo que hace, basándo su método de actuación no en escenas grandilocuentes o explosiones continuadas, sino en una transformación hacia el personaje, para convertirse eventualmente en Espósito, el frustrado y terco asistente judicial. El rostro y los ojos (¿cuál será su secreto?) de Darín nos transmiten mucho y terminan por darle bases a un personaje que sostiene un film que por momentos puede tornarse predecible. Y como dijimos es una historia ya contada, con algunos lugares comunes, pero que finalmente es sostenido por el ambiente que genera Campanella y la calidad de los actores. Guillermo Franchella, ese eterno cómico de Revista argentina, está sencillamente genial y crea un personaje entrañable, preciso y que da la talla en las escenas con Darín.

A pesar de algunas partes predecibles y un final algo forzado (muy light tal vez), El Secreto de Sus Ojos es una destacable película, que roza la perfección técnica y grita nuevamente al mundo que Argentina tiene 2 monstruos en el ambiente cinematográfico (Campanella es un genial director clásico, y Darín, bueno, ya está de más decir algo). Pues que se siga haciendo ese tipo de cine en esta parte del mundo. La necesitamos.

Nota: 17/20

martes, 5 de enero de 2010

Avatar: mensaje con canchita

Avatar es una película por la cual debemos estar agradecidos. En tiempos donde la calidad audiovisual está en la tele y las películas cada día se hacen más y más planas, siendo simples envases para el lucimiento de despampanantes efectos o fugaces estrellas con caras bonitas, la nueva película de James Cameron nos dice que todas estas cosas pueden tener un agregado. Y ese plus es lo que hace a Avatar destacable y, de alguna manera, despierta ilusión en el aficionado cinematográfico.

Y no sólo por los efectos, los cuales (hay que decirlo) están geniales. Tanta sensibilidad no podía despertar el close up de un personaje digital, y Cameron lo ha logrado. Pues hablamos del mismo tipo que hizo Terminator o Titanic, con lo que la espectacularidad y eficiencia de los efectos especiales está garantizada. Lo que en realidad hace magnífica a Avatar es su capacidad de transmitir un mensaje tan manoseado y gastado y darlo al público de las masas de una manera simple, pero a su vez efectiva. Porque Avatar termina siendo una película pop corn, con grandes efectos, espectaculares batallas en otros mundos, buenos muy buenos y malos malísimos. Pero dentro de todo este empaque de blockbuster (ey, la película costó una millonada, es obligación de Cameron recuperar algo de ese dinero) hay un mensaje, o varios de ellos, representados de manera sencilla para que sea digerido por los espectadores.


No, no es que el cinemero sea un idiota al cual hay que darle todo en la boca ya masticado, pero las películas encuentran su belleza y corazón cuando son capaces de transmitir de manera simple cosas que uno cree que están sobre entendidas, pero que en realidad escapan de la conciencia humana. Y es que todos sabemos que está mal depredar los bosques, que no es una buena actitud ser intolerantes con otras culturas, o que simplemente hay mejores formas de solucionar conflictos que disparar misiles a diestra y siniestra. Mas todas esas habladurías, todas esas conferencias de los poderosos, todas esas cumbres hipócritas y estùpidas que se dan a cada rato se ven minimizadas y ridiculizadas por el grandioso poder del cine y su capacidad para hacernos reflexioanr en cierto tema. Es cierto, a veces la película peca de plana y de inclinarse hacia lo polar de manera extrema. Pues esa bifurcación de esquina a esquina es lo que la hace más compatible al mensaje que se quiere transmitir. Porque Jack Sully o Grace son buenos buenazos, mientras que el maldito coronel Quaritch es un malo maloso, mas esta diferenciación sirve para graficar los propósitos del film: contar una historia con mensaje, pero nunca desapegándose de la forma del blockbuster. Porque, que no quede lugar a dudas, el principal propósito de este film es entretener y vender.

Claro, la grandeza del cine está en contarnos historias de dilemas y conflcitos a través de personajes grises, con matices en el alma. Pues esas son obras maestras, ese es "El Padrino" o "Buenos Muchachos" o "Casablanca". Esta es Avatar, y no le podemos exigir demasiado en tratamiento de personajes. Pero como historia cumple, entretiene y transmite pasión. No se trata de un gran guión ni de un muy elaborado esquema narrativo (tomemos como contraejemplo también el muy buen guión de la reciente Sector 9) en realidad, se trata de una historia bastante simple: chico con dudas tiene nueva oportunidad, conoce a chica y tribu, se encariña y se convierte en "uno de ellos". Historia clásica de Hollywood, pero que Cameron toma y la adpata a sus propósitos, tanto narrativos como morales como tecnológicos, y crea un buen prodcuto que, afortunadamente, no sólo se queda en la innovación de efectos.


Este debe ser el último gran aporte de Avatar, demostrarnos que los efectos en demasía (80% de la película son efectos puros) no quieren decir que el espectaodr se tendrá que tragar 2 horas de gráficos por computadoras. Nos demuestra Cameron que estos efectos pueden resultar exactos siempre y cuando se encuentren respaldados por una historia atrapante y que justifique el uso de las computadoras. Al final, el cine es eso, y se aprovecha de los avances que la ciencia permite. El cine, por sobre todo, debe contar una buena historia. Avatar lo es, y por eso uno se traga las 2 horas y media de gráficos sobre lo fantástico y desconocido. Y es que esos seres turquesas terminan teniendo corazón. Esa pasión que nos transmiten es lo que nos mantiene con vida, a ellos como personajes, y a nosotros como espectadores.

Nota: 17/20