domingo, 24 de febrero de 2013

Rumbo al Oscar 2013: Los Miserables

Llegamos al final de análisis de las nueve películas nominadas a Mejor Película en los Premios de la Academia 2013 con "Los Miserables", representación cinematográfica del conocido musical basado a su vez en la novela homónima de Victor Hugo. "Los Miserables" ha sido considerada desde su inicio como una de las principales apuestas de cara a la temporada de premios de este año, no solo por la trascendencia del musical en sí, sino por toda la gente que estuvo atrás de este proyecto. Basta ver a su director, elr eciente ganador del Oscar Tom Hooper, y sus actores, entre los cuales encontramos artistas reconocidos y nombres atractivos para el público. A pesar de ello, se siente que la película se queda a medio camino.

La trama es conocida: Jean Valjean (Hugh Jackman), un hombre condenado a prisión por robar un pedazo de pan, es liberado y comienza un camino de transformación y redención, constantemente acechado por el oficial Javert (Russel Crowe), mientras cumple la promesa que hizo ante Fantine (Anne Hathaway) de cuidar a su hija Cossette (Amanda Seyfried). La historia es de largo aliento, dada la extensión del material original de Victor Hugo. Las dos horas y medias de metraje son cantadas casi en su totalidad, lo cual puede resultar satisfactorio para los amantes acérrimos de los musicales, pero para los que creemos que nunca el género puede superponerse a la trama, creemos que es un poquito cargante y exagerado. Los musicales se caracterizan por la espectacularidad de sus números, aquellos que esperamos con ansias. Pero si toda la pelñicula es cantanda, entonces ya se llega a u punto en el cual las canciones empiezan a agotar. Incluso hay situaciones donde la lírica desencaja e incomoda, por no decir que ridiculiza, determinados mmentos dramáticos claves de la película. Porque si las prostitutas cantan al sucumbir Fantine en los infiernos puede verse atractivo y hasta acertado como recurso narrativo, hacer que Javert y Valjean canten mientras se dan espadazos con tensión y sudor no es precisamente la mejor opción. A veces es necesario hacer descansar ciertos recursos y no sobreexplotarlos. El exceso casi operístico del film vulgariza el apartado musical, principal atractivo de la película. 


Narrativamente también se resiente la película. Todo el "tour de force" de Valjean es lo mejor de la cinta. Esto es desde la escena inicial de la película hasta que Valjean fuga con Cossette de las garras del obsesivo Javert. Pero desde que el film presenta a una crecidita Cossette y a los jóvenes luchadores de la revolución francesa, el ritmo cae y la película espectacular y mítica que había sido "Los Miserables" en su primer tramo cae a un romance un poquito ridículo y jalado de los pelos. El triángulo amoroso entre Cossette, Marius y Eponine no tiene justificación, a menos que creamos en el amor a primera vista. En caso no nos pongamos quisquillosos, porque al fin y al cabo en el cine el flechazo inmediato es válido, tampoco nos interesa la historia de amor porque los tres personajes mencionados no están desarrollados de una manera adecuada (salvo cantar un par de canciones claro está). Además, se desaprovecha una gran ocasión para dotar de más sentido épico al film con la parte de la Revolución Francesa. Porque las escenas en la plaza y lo que sucede con el niño nos tocan el corzón, pero para una producción sólida de Hollywood como esta, las escenas de enfrentamientos y de guerra pura y dura están grabadas con tanta austeridad. Se reafirma así que el Oscar a Mejor Director de Tom Hooper fue un robo a mano armada al buen David Fincher.

Donde sí creemos que acierta Hooper es en recurri al primer plano en muchas secuencias. Mucho se ha criticado la sobreexplotación de este recursos por parte del director británico, y la verdad es que sí hay un exceso de "close ups", pero cuando la historia lo requería, y Hooper lo empelaba, le salían unas escenas brillantes. Todo ello se debe a la confianza que Hooper deposita en sus tres protagonistas, los cuales están sencillamente maravillosos. Anne Hathaway como Fantine aparece poco, muy poco. Y si bien puede pecar de ciertos gestos de "estoy triste" y "mi vida es una mierda", un momento de la película justifica todos los premios que ha recibido hasta el momento: su desgarradora performance en "I dreamed a dream" te toca el corazón y te lo destroza. Hooper acerca la cámara y sostiene la escena en el rostros desconsolado de Hathaway que canta mientras siente que se le va la vida. Este era el momento de Hathaway, por el cual sabía que le darían el Oscar y todo lo demás, y no lo desaprovechó. Russel Crowe, al que tanto se le ha criticado por sus habilidades en el canto, también está muy bien. Si bien es cierto su voz cantora es, cuanto menos, extraña, el buen Russel lo compensa con una presencia descomunal. Pocos son los actores que con colocar su cuerpo y rostro llenan la pantalla, y Crowe es uno de ellos. Además tiene el cálculo preciso para demostrar tantos sentimientos sin exceso de manierismo ni lagrimilla fácil. Acertadísimos también están los orates Helena Boham Carter y Sacha Baron Coen como los carroñeros señores Thenardiers.


Y llegamos al gran protagonista y artífice de la película: el gran Hugh Jackman. Pocos tipos caen tan bien como el recordado "Guepardo", pero a pasado de ser un "good guy" y presentador de premios a ser un gran, gran actor. El Valjean es amo y señor de la película, y justamente cuando cede un poco de su protagonismo a los "jóvenes de la Revolución" es cuando la cinta decae. Jackman entrega todo de sí en este papel, mostrándonos las diversas sensaciones y sentimientos de Valjean: culpa, tristeza, entrega, esfuerzo, desdicha, felicidad, desánimo, autodestrucción, desilusión. Jackman no solo gesticula, sino que tambiñen canta, y canta muy bien pero además dota de desdicha cada nota que entona. El conmueve con números como "Who I am?" o su aparición final y aceptación de la muerta. Si bien el maquillaje no es el mejor, Jackman nos transmite la resignación de un viejo que sabe que pone en peligro a su hija. La actuación del actor australiano, junto con la de Joaquin Phoenix en "The Master", es la mejor de un protagonista en el 2012.

"Los Miserables" es un film que tiene todo para ser espectacular, y lo es en realidad, pero tiene fallos en guión y la dirección de Hooper no es la más adecuada. Sin duda lo central del film es aquella miseria mutua entre Valjean y Javert, condenados a huir y perseguir respectivamente hasta el final de sus días. Dentro de lo plano de la narrativa del film, son las grandes actuaciones de Jackman, Hathaway y Crowe, y algunos números musicales muy bien logrados ("Look down", "I dreamed a dream", "Master of the house", "Do You Hear the People Sing?" entre los más destacados), pero otros caen en la mundanidad debido al sobreuso de la lírica. Finalmente, es una buena película que tenía todo el material para ser un film excepcional pero que no desarrolló todo su potencial.


Nota: 15/20


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