sábado, 22 de febrero de 2014

Rumbo al Oscar 2014: Her

Her es la ùltima pelìcula de ese extraño director-guionista que es Spike Jonze, el mismo de "¿Quieres ser John Malkovich?" y "El ladrón de Orquídeas". "Her" narra la historia de Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), un solitario hombre que en un futuro no tan lejano trabaja en una compañía que escribe cartas por encargo (oh, la inspiración) y que tiene tanta desconexión con el mundo "real" que decide adquirir un Sistema Operativo (voz de Scarlett Johanson) para tratar de "alegrar un poco más su existencia.

La película ha sido categorizada como "revolucionaria" ya que si bien cuenta una historia algo futurista, no parece estar muy alejado del año en el que actualmente vivimos. Ya todos nosotros somos preso de alguna u otra forma de las nuevas tecnologías, sea escribiendo en computadoras o viendo a cada rato nuestros celulares. Por ello nos sentimos identificados en muchas partes de "Her". Parte fundamental de esta empatía con el espectador se debe al guión de Jonze y a la gran actuaciçon de Joaquín Phoenix. Si el año pasado nos deslumbró con ese orate fuera de control en "The Master", este año Phoenix cambia de registro y nos entrega un personaje cuya tristeza es adorable. Siempre es bienvenido un actor que de un año a otro muestra un registro absolutamente diferente. Eso es ser un gran actor.


El otro gran acierto de la película es la incorporación de Scarlet Johanson como la voz de "Samantha", el Sistema Operativo. Originalmente había sido Samantha Morton la que le había brindado su voz a este personaje, pero Jonze creyó que Morton no aportaba lo suficiente a su registro de voz, por lo que convocó a Johansson. Y la decisión fue magistral. Si bien Johansson ha sido calificada más por su aspecto que por su talento (siendo en realidad una buena actriz), su voz es uno de los aspectos clave de su rango actoral, por lo que se convierte en la indicada para el rol. Samantha se quita toda sombra de frialdad (para ser una computadora) y adquiere matices humanos, de calidez y espontaneidad. El espectador siente en verdad que Samantha va desarrollando una personalidad propia y una sensación de deseo por sentir y amar. Por ello es que escenas como la relación sexual entre ambos se siente tan genuina, tan real.

Pero también Johansson aporta toda esa aura de "femme fatale" que ya le había resaltado Woody Allen en "Match Point". La relación de amor entre ambos queda cerrada rápidamente, lo cual no le deja otra opción a Jonze que comenzar a deconstruir esa relación. Y lo hace en forma de thriller psicológico, con Samantha desarrollando una obsesión por Theodore. Y eso resalta también por la voz de Johansson. Genial resulta por ello la escena más creepy del film: esa especia de trío entre Theodore, Samantha y una...¿Cómo llamarla? Una especie de "cuerpo prestado" para Samantha. Con su mera voz Johansson termina por eclipsar a buenas actrices con correctos papeles como Rooney Mara o Amy Adams.


Técnicamente la película es de primera: una genial ambientación nos transmite esa sensación que lo que estamos viendo es en el futuro, pero en uno no muy lejano. La fotografía está genial, con esos colores cálidos que contrastan con la frialdad de una sociedad subsumida en sus pantallas negras. Y la música calza de manera perfecta,tanto la banda sonora como la composición original "The Moon Song". Todos complemento técnicos perfectos que resaltan la historia de la película y no desentonan ni son exagerados.

Poco a poco el film va llegando a dos peligrosos campos del cual no muchas películas pueden escapar: la exageración y el alargamiento. Y aquí es cuando el guión de Jonze se desbarranca y no consigue la redondez. Primero, "Her" se torna exagerada y recalca muchas veces lo que ya hemos entendido. Sí, Theodore es un perdedor muy triste; sí, Samantha está muy caliente y quiere amar. Eso lo entendemos ya a la media hora del film, pero Jonze lo resalta una y otra vez. Y esto desemboca en el segundo problema de la película: es demasiada larga. Casi dos horas de metraje sobre una historia de un hombre que se enamora de un ordenador y que no presenta mayor sorpresa. Justamente algo que hace más larga la sensación de ver el film es que resulta bastante previsible, y media hora antes de los créditos ya podemos adivinar el final.

En ese sentido, lo que parecía una mordaz comedia sobre cómo las nuevas tecnologías nos habían atrapado se temrina transformando en un dramón romántico. A Jonze se la va la mano y termina decantándose por la opción facilista: lágrimas a caudales. Toda la sorpresa que tenía el film en su primera hora y cuarto se temrina diluyendo en pos de un argumento más exagerado y dramático. Digamos que a Jonze se le terminó saliendo todo el espíritu hipster y cuasi emo. Y eso hace que este film no alcance la perfección a la que parecía apuntar.
Nota: 17/20

No hay comentarios: