sábado, 21 de febrero de 2015

Rumbo al Oscar: "The Theory of Everything"

“The Theory of Everything” narra la relación entre el célebre físico Stephen Hawking y su primera esposa, Jane Wilde. Se trata de una película en principio convencional, pero que logra tener momentos emocionantes que se sostienen sobre todo por el maravilloso trabajo de su pareja protagonista.

Es sin duda una película bastante sentimental, que prefiere tratar el tema de las relaciones y psicología de Hawking sobre sus logros académicos. Y se agradece porque eso muestra el lado más humano de un personaje muy famoso pero que, a pesar de seguir con vida, es considerado más mito que hombre. Dejando de lado las teorías de Hawkins sobre agujeros negros y sus logros, “The Theory of Everything” es una película romántica que como toda buena representante del género narra una historia de chico que conoce a chica y que cruzan múltiples adversidades para estar juntos. El añadido de la historia es la tara que sufre la relación a partir de la enfermedad degenerativa de Hawking y como la historia de amor se va degenerando.


Este punto era importantísimo en la película y está muy bien tratado. Sin necesidad de escenas exageradamente dramáticas o manipuladoras, el tierno lienzo de Hawking y Jane se va derrumbando frente a todos nosotros y todo lo sentimos muy natural. La represión que sufre Jane y la añoranza de Hawking por sentirse queridos se conjugan de manera muy apropiada por el guión de Anthony McCarten y logran emocionarnos (a partir justamente del libro de Jane Wilde “Travelling to Infinity: My Life with Stephen”).

Esto no hubiera sido posible sin la química que muestran en pantalla Eddie Redmayne y Felicity Jones. El primero logra una de las mejores actuaciones del año. Es cierto que la Academia ama las interpretaciones radicales de personajes con alguna tara física/mental (“Forrest Gump”, “Rain Man”, “Una Mente Maravillosa”), pero Redmayne logra no solo copiar cada movimiento o tic de Hawking, sino que siempre dota a su personaje de vida y de una asombrosa capacidad de transmitirnos algo. No es simplemente una simple imitación de Hawking, sino que Redmayne hace que siempre empaticemos con un personaje que, ideas brillantes de lado, siempre estuvo petardeando (directa o indirectamente) una relación en teoría sólida como la que tenía con Jane. Redmayne logra que el físico más mediático de la historia se sienta como un profesor universitario o un esposo más de la Inglaterra de hace un par de años. 

El gran descubrimiento de la película es Felicity Jones, joven actriz británica que aquí consigue el gran rol de despegue de su carrera. Teniendo en cuenta la magnitud e importancia de un personaje como Stephen Hawking, Jones logra impregnar de fuerza al personaje de Jane Wilde, a pesar que, como ella misma dice en una parte de la película, parece una persona que no tuviese mucha fuerza. Jane fue el tronco que hizo que Hawking no tocara los infiernos y Jones sabe transmitir cómo esta mujer fuerte se va derrumbando poco a poco, sin legar tampoco a una escena límite o, como se conoce, “clip de Oscar”.



Gran mérito de todo esto le pertenece al director James Marsh, quien salta a la ficción luego de su premiado documental “Man on Wire”. A lo largo de la película, se siente que Marsh viene desde el campo de los documentales, sobre todo con esas tomas de aspecto rudimentario de la vida más íntima de Hawking. Y esto funciona my bien porque, como emocionarnos anteriormente, la desmitificación del mito y la terrenalización de su vida amoroso (y sexual) es el mayor objetivo de la película.

Justamente al ser tan fuerte la relación entre Hawking y Jane, las otras relaciones que presenta la película flaquean un poco. Ni la relación de Jane con su ahora esposo Jonathan Jones ni el affaire entre Hawking y su segunda esposa Elaine Mason logran impactarnos de la misma manera que los esposo originales. Es más, la película no trabaja lo suficiente como para justificar el interés de Stephen en Elaine y, en menor medida, la de Jane con Jonhatan. Una última crítica que podría hacerse a la película es que es innecesariamente larga, y con un trabaja de mejor edición hubiese quedado más redonda. Pero sin duda se trata de una muy buena película que logra consolidarse gracias al estupendo trabajo de su pareja protagonista y el buen oficio del director Marsh.


Nota: 17/20

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