viernes, 24 de febrero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: "The Tree of Life"

La historia que busca contar esta película es la de una familia de clase media en los años 50s en Estados Unidos, mientras ofrece pinceladas del inicio y el fin de los tiempos. El director Terrence Mallick busca realizar su gran obra contando el origen de la historia. Y eso es mucho, y poco a la vez.

Debemos decirlo de inicio: esta cinta no cuenta nada. Porque si bien se centra en la historia de un niño y como aguanta los abusos de su padre y la estoica vida familiar cincuentera, la película no va más allá. Cuando no estamos apreciando imágenes mundanas de la vida de la familia protagonista, estamos viendo amebas, peces o dinosaurios que nos llevan al inicio de todo. Y las imágenes se van salpicando mientras que, de vez en cuando, vemos un Sean Penn más soñoliento que nunca vagabundeando por ahí. Es incomprensible la sucesión de imágenes que no nos dejan concentrarnos en un punto de la historia, y por ende, nos limitan a centrarnos en un personaje y poder ser empáticos con el mismo. Uno de los muchos defectos de “El árbol de la vida” es que es fría, gélida en extremo.


Nunca terminamos por enamorarnos de un personaje. Siempre las imágenes se están cortando en un estilo de edición propio de una persona con un complejo de hiperactividad. Mallick decide cortar imágenes y moverse rápido cuando no debe, y ser extremadamente lento cuando la historia debería fluir. Las imágenes solemnes imperan en esta película, dándole un ritmo extremadamente lento que no favorece en nada al film. No tenemos nada contra la lentitud de las películas, algunas con necesarias y hasta crean atmósferas agobiantes y a veces hermosas. Pero en “El árbol de la vida”, toda la película es lenta, y se convierte en un metraje de 2 horas y veinte minutos de imágenes hermosas, pero nada más.

A la película le falta personalidad, son imágenes bellas que no cuentan nada. Nos desconectamos de la historia cada vez que Mallick nos saca del relato central (la relación entre el padre y su hijo) e introduce imágenes de la creación del mundo, o de la fantasmal madre mojándose los pies, o de Sean Penn bajando y subiendo de un edificio. Todo es tan inconexo que al final de la película no solo estamos aburridos, sino que no sentimos nada. A todo esto no ayuda la música, tan fastuosa y magnánima que quiere meternos a la fuerza la idea que cada escena, cada plano es esencial para captar la naturaleza de la vida, y que todo lo que ocurre en esta cinta es “bigger tan life”. Y esa conjunción de imágenes y música hace que, sin querer contar nada, esta película sea de las más pretensiosas que hayamos visto.

De los pocos aspectos rescatables de la cinta está la gran actuación de Brad Pitt. Aquí, Pitt cambia de registro, mostrándose como una convincente figura autoritaria que desprende iguales dosis de cariño rectitud a sus timoratos hijos. No es que Pitt pone una cara de palo, sino que acompaña una performace contenida con gestos, variantes corporales y una voz impositiva. Saludamos que junto con Moneyball, el 2011 haya sido el año de Brad Pitt, un intérprete que ha madurado muchísimo y se ha desprendido (sin dejar de serlo) de su categoría de estrella para apegarse a proyectos más arriesgados e interesantes.




Justamente, “El árbol, de la vida” fue un proyecto arriesgado que pudo ser interesante. Pero no lo es así. Salvo la actuación de Pitt, algunas tomas de Mallick y la fotografía, la película es, como se dice coloquialmente, un “plomazo”. Aburre, es pretenciosa, y no cuenta nada. Es decir, el anti-cine. Si “Hugo” de Scorsese nos decía que uno va al cine a enamorarse, vivir aventuras y ver situaciones extraordinarias, en “El árbol de la vida” nos presenta por más de 2 horas viñetas de la vida diaria de los cincuentas, pero sin ninguna garra o sin ningún ápice de pasión. Y esto porque nunca llega a despegar el motor de toda cinta: el argumento narrativo principal. Como la escena final de la película, todo parece fantasmal, deambulando por una playa sin rumbo ni expresión. Esta película de Terrence Mallick es incolora e inodora. Es como la ameba que se muestra en las escenas del inicio del mundo que pudo ser algo más grande, pero nunca evolucionó.

Nota: 10/20

jueves, 23 de febrero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: Midnight in Paris

En los últimos años, y tratando de cambiar de aires en búsqueda de la originalidad perdida, el genial Woody Allen se trasladó de su amada Nueva York a Europa. Así, filmó en España e Inglaterra, intentando encontrar nuevos escenarios que dieran lugar a nuevas aventuras. Salvo la salvajemente genial “Match Point”, los resultados habían sido irregulares. Hasta que ha llegado esta joya, esta gema llamada “Midnight in Paris”.


Woody es uno de los directores más personales del cine moderno. Los que conocen de su filmografía, saben que todos sus miedos, paranoias, amores y desamores están reflejados en sus cintas. Por ello es que la curva de sus sentimientos se ve reflejada en la curva de sus películas. Desde la irreverencia y curiosidad de sus inicios, pasando por el amor y la sexualidad, hasta llegar a un Woody Allen que empieza a preguntarse por la soledad, la tristeza y la muerte. En “Medianoche e París”, Woody Allen, ya viejo y mirando toda su vida desde arriba recarga sus baterías y le rinde un homenaje a la gran fuente de inspiración que ha tenido: el arte antiguo, de las épocas de oro que nunca regresarán.




La añoranza es el punto central en esta última película de Woody Allen. Gil Pender, un escritor que busca la inspiración viaja a París con su prometida y empieza a percatarse que no congenia con los gustos de su “amada”, lo que hace que vaya alejándose poco a poco, y se vaya enajenando hasta llegar a l punto que, recordando que es cine y no realidad, empieza a rondar por fiestas y bares llenos de bohemios artistas de años y siglos anteriores. De esta forma, Gil empieza a juntarse con gente como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Salvador Dali o Luis Buñuel. Y todos los conflictos y amores desatados de este extraño encuentro es lo que llena la pantalla y el corazón de todos los cinemeros.

Allen habla en esta cinta de todo lo que lo inspiró, lo que añora, y de lo que alguna vez seguro quiso: viaja en el tiempo y poder compartir un café (o un trago de ser la ocasión) con aquellos geniales artistas. Ese sentimiento de nostalgia del gran Woody se ve reflejado en cada minuto del film. Y ese sentimiento es el que nos queda impregnado luego de haber visto como un pequeño genio daba todo su corazón para que su hábil mente fabrique una película desde adentro, desde el alma, que alcanza niveles de preciosidad aumentados a la centésima por contar con la Ciudad de la Luz como escenario. Si se criticó que Allen no supiese utilizar algunos escenarios europeos, como Barcelona por ejemplo, aquí nos da las cuotas exactas de París y sus barrios, que ya han ganado méritos suficientes para consagrarse como la ciudad cinematográfica por excelencia.



Siendo el guión una columna vertebral de las cintas de Woody, la otra columna vertebral es la parte actoral. Mientras que todo el cast está muy bien, destacando como “encantadoras” molestias los personajes de Rachel McAdams y Michael Sheen, la gran revelación es Owen Wilson. Este actor, comediante conocido en Hollywood, debe dar la mejor interpretación de su carrera, creando un Gil Pender inseguro, aburrido, sin saber por qué está rodeado de sus “seres queridos” y qué hace en París, con una crisis a cuestas y disfrutando cada segundo de su nueva fantasía. Wilson debe hacer de uno de los mejores alter-egos de Allen, pero logra introducir sus propias variantes a la conocida persona del buen Woody, destacando la gracia e inocencia impregnada en el personaje. Esperemos ver nuevamente a Owen Wilson como alter-ego de Woody en otro film.

“Medianoche en París” es una película onírica, surrealista como la aventura de Gil, pero a la vez madura y reflexiva. No por algo, en determinado momento Gil y su nueva amada Adriana viajan “más atrás” en el tiempo, para que nuestro protagonista finalmente descubra que la añoranza al pasado es algo que todos desean, y que cada uno sueña con lo que vivieron sus abuelos, sin darse cuenta que en el futuro nuestros nietos soñarán con lo acontecido en nuestros días. Y esa es la principal reflexión de una película que no pretendía dejarnos moralejas pero que nos termina diciendo que salgamos y disfrutemos de nuestra vida día tras día, para hacer que nuestros años sean los mejores posibles y permitir que las generaciones venideras sueñen con visitarnos en sus hipotéticas máquinas en el tiempo. Al fin y al cabo soñar, como nos dice bien Woody en esta película, soñar no cuesta nada.


Nota: 18/20

Rumbo al Oscar 2012: Hugo

La última película de Martin Scorsese, “Hugo”, está basada en un libro infantil, “La Invención de Hugo Cabret”, y cuenta la búsqueda de un niño vagabundo (Hugo, interpretado por Asa Butterfield) por el verdadero significado del último regalo de su difunto padre, y como este camino hará que se cruce con un misterioso anciano (Ben Kingsley), quien es nada más ni nada menos que el célebre pionero del cine, el director francés George Méliés.

De esta forma, esta cinta de Scorsese no solo cuenta una historia fantástica familiar, sino que es un claro homenaje al cine y sus inicios. A través de esta película, podemos ver extractos de “La llegada del tren” de los Hermanos Lumiere, la performance de Buster Keaton o carteles anunciando el último éxito de Charlie Chaplin. Y esta vertiente se convierte en el corazón del film. La reminiscencia, el recuerdo, la añoranza, tal como se presentan en otras cintas aclamadas del 2011 como “El Artista” o “Medianoche en París, son los componentes de un cine que evoca épocas brillantes, creativas, mágicas, por no decir mejores. Un mundo que a pesar de estar situado en las primeras décadas del siglo pasado, presentaba un ambiente de encanto y de fantasía con proyecciones que impresionaban a los mortales, autómatas que podían crear secretos, jugueteros con capacidades de ilusionistas y la capacidad de proyectar nuestros sueños y deseos para convertirlas en aventuras de la vida diaria.



Desde este último punto es donde parte el complemento de la añoranza cinematográfica de esta cinta: la aventura de los infantes. Los niños de esta película se proponen aventuras entre ellos, pero a la vez a nosotros. Y de su mano no solo descubrimos a Méliés, sino a todo este mundo onírico que encontramos en las salas de cine. Este es uno de los puntos fuertes de Scorsese: de hacer que sus perosnajes no solo tengan un reto personal, sino que además tengan esa empatía y familiaridad necesaria para llevarnos de la mano dentro de la aventura, de poder guiarnos dentro de sus vidas: sea Jake La Motta y su tórrida existencia en “Toro Salvaje”, Henry Hill y su vida de montaña rusa en “Bueno Muchachos” o Howard Hughes y su endemoniada obstinación en “El Aviador”, los personajes principales del cine de Scorsese siempre nos introducen a la aventua, nos mueven desde adentro y nos dejan tirados, desconcertados, para poder reflexionar sobre lo que acabamos de ver mientras se presnetan los créditos finales.


Pero siendo este un cine de género familiar, la aventura no tenía por qué ser tan sórdida, pero a pesar de su respectivo “happy ending”, la aventura de “Hugo” es una como pocas. Gran “culpa” de ello lo tienen los encantadores protagonistas. Asa Butterfield nos muestra las dosis necesarias de curiosidad, frustración, alegría e impotencia cuando tiene que hacerlo. Es una actor muy solvente y nos creemos enteramente que este niño pobre que vive en la Estación de trenes de París busca a como dé lugar la última pieza para averiguar el póstumo mensaje paterno. Chloe Moretz es la sorpresa del film, tratándose de una actriz británica, pierde todo indicio de frialdad y se convierte en una luz radiante de energía que pulula por toda la cinta desprendiendo encanto y vigorosidad. Es el motor que impulsa la búsqueda de Hugo, y el motor del film. Le auguramos buenas performances en el futuro a esta pequeña locomotora llamada Chloe.



Ben Kingsley, con la capacidad única de crear un personaje sobrio y que a la vez tenga una presencia imponente. Su actuación es muy buena, y creo que podemos agregarlo a la larga lista de “olvidados del Oscar 2012”. El resto del cast también está a la altura, felicitando la canalización del payaso de Sacha Baron Cohen en ese villano enternecedor que es el Inspector Gustave. Así comprobamos que un buen director, como Scorsese, puede convertir a un payaso, como en este caso el recordado “Borat”, en un buen actor y en una buena performance.

Para mayor deleite de una historia con corazón, garra, de aventura, misterio y que añora por un cine de otra era, “Hugo” está espléndido en apartados técnicos, destacando el uso de efectos especiales que el buen Marty hace. Esto también nos demuestra que las nuevas tecnologías no son incompatibles con un cine de calidad en estos tiempos. Por todos estos aspectos es que “Hugo” nos parece un notable film que sería un justo ganador a la mejor película en el Oscar 2012. Pero además nos confirma la genialidad de registro de ese pequeño mago del cine llamado Martin Scorsese. A tu salud, maestro.


Nota: 18/20

jueves, 26 de enero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: Moneyball

Siguiendo los "review" de las cintas nominadas al Oscar a mejor película este 2012, hoy nos toca revisar Moneyball, película que puede ser catalogada como una "Sports Movie", centrándose en los entretelones del Baseball, deporte americano por excelencia. Afortunadamente, para los que no sabemos nada de dicho deporte, la historia nos lleva más allá.


Moneyball se basa en un libro homónimo de principios de siglo que cuenta la verdadera historia de Billy Beane (Brad Pitt), el General Manager de los Oakland Athletics, un equipo de "media tabla" de la liga mayor de Baseball que revoluciona los fundamentos de este deportes aplicando una estrategia de selección de jugadores basándose en estadísticas y cálculos matenáticos hechos por computadora, dejando de lado la vieja tradición de los "scouts" o reclutadores que viajan por todo el país seleccionando muchachos tomando en cuenta solo su intuición o apreciación personal. Este sostificado sistema es presentado por Peter Brand (Jonah Hill), el cual conformará un tandem junto con Beane que irá contra la corriente para demostrar que su teoría efectivamente funcionará. Para los amantes de las historias que cuentan con personajes que van contra la corriente en pos del triunfo y de paso madurar, esta es su película. Sí, como en The Help, otra "Feel Good Movie".





Afortunadamente, Moneyball deja de lado algunos tecnicismo del Baseball y nos introduce de lleno en la lucha de Beane y Brand por mantener sus novedoso sistema y bancarlo hasta que el equipo logre su cometido: dejar de perder y conseguir una racha que remonte su mal inicio de temporada para poder ganar el toneo. Esa es la obsesión de Beane. Y Pitt tiene una actuación de esas que llenan la pantalla y conquista al espectador. Es cierto, para una etsrella como Brad Pitt no debe ser muy difícil atrapar al cinemero por 2 horas de metraje, e incluso no deja de impregnarle al personaje ese lado cool tan propia del actor; pero a su vez sabe agregarle esa carga y tensión que tiene un hombre que va contra todo el mundo por mantener un experimento que se cae a pedazos y a la vez transmitir la confianza, ya sea a su hija o al entrenador del equipo, que su planteamiento le traerá réditos a los "Athletics". Si bien es una caracterización llena de manierismos de esa que les encanta a los miembros de la Academia (y que por ello terminan nominándolo a Mejor Actor), es importante que una estrella como Brad Pitt se "ensucie" los zapatos y busque proyectos que resalten más sus dotes como actor que como ícono (a diferencia de, digamos, Tom Cruise), pero que a su vez sean proyectos pequeños o arriesgados en los cuales se vea el intento de un actor de efectivamente actuar y no buscar desesperadamente un premio (a diferencia de, digamos, Leonardo DiCaprio). Por ello es que sin ser un excelente actor, Brad Pitt se gana a pulso el respeto de los cinemeros.


La sorpresa de este film resulta Jonah Hill, el cual se había desempeñado generalmente en comedias, pero que aquí juega el rol del introvertido asistente Peter Brand de manera contenida y sutil. Nos parece importante que un actor amplíe su registro de caracterizaciones, y aquí Hill lo hace con creces. Sería cuestión de revisar las otras performances importantes del año en la categoría de Mejor Actor Secundario para comporbar si la nominación al Oscar de Hill es un justo premio o demasiado premio.


Aunque puede pecar de ser un poco larga, la película no se hace nunca aburrida por el oficio de Bennet Miller en la silla de director y por el buen guión de dos consagrados como Steve Zaillian y Aaron Sorkin. Porque si bien la historia del "underdog" que lucha por sus sueños se ha contado millones de veces en el cine, siempre es distinto dependiendo de la vitalidad y frescura que le añada el guión. A pesar de ello, una pequeña crítica que le podemos hacer a la película es de no desarrollar demasiado, o explicarnos a los cinemeros no muy conocedores de este episodio real del baseball, cómo es que la técnica implementada por Brand hace que reviertan tan "mágicamente" los resultados de los "Athletics". Esta "vuelta de tuerca" es explicada mediante escenas en las que se ve a los personajes de Pitt y Hill alentando a los jugadores y enseñándoles de cerca las estrategias, aunque de manera muy escueta para que todos los espectadores nos creamos la imprevista y sorprendente mejora del equipo. En fin, cuestiones de guión.


Moneyball nos parece una película correcta y entretenida que no pierde ritmo y que a grandes rasgos es una historia moldeada para caer simpática e impactar en el público y en la crítica. Pero allí nomás. Por ello es que su nominación es justa, pero a la vez es un premio suficiente para tal equipo. A veces, como nos enseña esta película, no necesariamente se debe alcanzar el éxito para sentirse ganador.


Cafificación: 17/20

miércoles, 25 de enero de 2012

Rumbo al Oscar 2012: The Help

Con la gracia de los cines nacionales, los dvds y el intenet (hasta que el FBI lo permita) nos hemos dispuesto a comentar las películas nominadas a los Premios de la Academia 2012. Es una carrera maratónica tomando en cuenta que en menos de un mes se conocerán a los ganadores. En esta ocasión hablaremos de "The Help", o "Criadas y Señoras" titulada en español.


"The Help" puede ser catalogada como una "feel good movie", calificativo que recibe una cinta por contar una historia de superación y de lucha que deja una moraleja a todos los espectadores, saliendo cada uno de los cinéfilos con una sonrisa por la victoria de los protagonistas. Y "The Help" tiene todas las características para ser una de esas películas: cuenta la historia de una joven escritora de Misissippi (Emma Stone) en lo años sesentas que, a diferencia de sus frívolas y racistas amigas, decide dejar los modales de niña fina y ama de casa ejemplar para acercarse a las mujeres negras de la comunidad que trabajan como servidumbre, teniendo como principal labor la crianza de las hijas de las mencionadas "señoras blancas". A partir de este acercamiento, se anotarán y publicarán las vivencias de las criadas en las casas de sus jefas blancas, lo que causará un revuelo social en todo el país. Todo esto teniendo como marco el inicio de la lucha social por los derehcos de la población afrodescendiente, la cual tuvo a Misissippi como uno de sus focos de mayor lucha.

Como toda película que toca el tema del racismo, "The Help" presenta personajes arquetipos, los buenos recontra sufridos y los malos recontra perversos; en esta ocasión, las criadas negras son presentadas como estoicas heroínas que sufren los maltratos de las mujeres blancas, modelitos al estilo "Barbie" que solo sirven para contarse chismes entre ellas, modelar para el marido y tratar duramente a todos aquellos que trabajan para ellas. El trato a los personajes en este tipo de películas cae generalmente en muchos clichés, y esta película no es la excepción. Pero la diferencia está muchas veces en el carácter que le impregna cada actor a su personaje, por más arquetipo que sea, para dotarlo de una humanidad que el guión parece no querer darle. Y este es el caso de esta película, la cual cuenta con uno de los mejores elencos femeninos de los últimos años.

No en vano "The Help" tiene 3 nominaciones al Oscar en categoría de actuación. Octavia Spencer (favorita para obtener el Oscar a mejor actriz de reparto) construye el personaje de la criada Minnie Jackson con garra y fuerza, una mujer que no se amilana ante nada y que es el corazón de la película; Jessica Chastain (actriz revelación del 2011 por estar en otras cintas comentadas como "Tree of Life" o "Take Shelter") tiene una actuación muy buena, aunque su nominación al Oscar creo que debió corresponderle a una Bryce Dallas Howard que se va quitando la etiqueta de "hijita de papá" (es la hija de Ron Howard) para construir en esta ocasión a una deliciosa malvada que le hace la vida imposible a las criadas; incluso consagradas actrices como Sissy Spacek y Allison Janney están notables en sus cortas participaciones como madres de la villana Howard y la escritora Stone respectivamente.

Párrafo aparte merecen las protagonistas de la historia. Emma Stone se va consolidando como la "nueva Julia Roberts", aunque a diferencia de esta, la dulce Emma sí sabe actuar. Quedando más que descontado su talento para la comedia, en esta ocasión Stone demuestra dar la talla en su primer protagónico en un drama y sabe construir el personaje de mujer disconforme que se siente ajena a su círculo familiar y que poco a poco se va adentrando al opuesto mundo de la servidumbre negra. La reina de la función es Viola Davis, que construye con un temple enorme a la criada que se llena de valor para empezar a contar sus experiencias laborales y personales a pesar del miedo infundido y las leyes del Misissippi de los 60s. A Davis le bastó una escena para comerse a la mismísima Meryl Streep hace unos años en "Doubt" y ahora demuestra que a la hora de llorar, no hay nadie que lo haga con mayor coraje que ella. Esa mezcla de mirada y voz que despliega Davis en sus escenas más dramáticas nos enseña a que en ocasiones se llora solo si uno es valiente. Sin duda será una "triple amenaza" entre Davis, la "Dama de Hierro" Streep y "Marylin" Michelle Williams por el Oscar a Mejor Actriz.




Son las actrices las que terminan convirtiendo una película normalita en buena. La dirección es stándard, el guión es simple y si bien empieza muy bien, en su último tramo nos llena de momentos comunes y clichés que, como sabemos todos, teminan siendo normales en una "feel good movies". Parecía que no, pero la moralina termina desbordando a "The Help". A pesar de ello, bien vale ver esta cinta por las geniales actuaciones femeninas con las que cuenta, y porque nunca está demás apreciar un film que cuenta una historia que pasó hace casi 50 años pero que sigue manteniendo vigencia. Estas películas, generalmente, no tendrían chance de ser nominadas al Oscar (lo seguidores de la magnífica Drive reclamamos su puesto en las 9 nominadas), pero se agradece siempre que el séptimo arte sea el encargado de hacerle recordar al ser humano que no puede perder su cualidad más importante: su humanidad.

Calificación: 15/20






domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Qué podría ver?: entre "The Wire", "Breaking Bad", "The Shield" y "24"

Alguien muy especial en mi vida está por concluir LOST, la serie sobre un grupo de sobrevinientes que tratan de recomponer sus vidas en una isla misteriosa y que (con màs prisa que desarrollo) introdujo viajes en el tiempo, mercenarios y 2 hombres que no son ni Dios ni el diablo. En fin, ahora me ha preguntado qué ver, debido a que, si algo bueno tiene LOST en su conunto, es esa maravillosa habilidad de dejarte un buen sabor de boca y querer ver más y más. La adicción de LOST es difícil de superar. Por ello, ante tal encrucijada, he decidido en este post (por el cual espero retomar la senda de este blog) recomendar y dar los pro y cons de mis 4 series favoritas: The Wire, Breaking Bad, The Shield y 24 (sí, en ese orden).


The Wire

¿De qué va?

Estrenada en el año 2002 por la cadena HBO, The Wire toma como "excusa" una investigación policial a una banda de traficantes de drogas para realizar un examen profundo de la ciudad de Baltimore, en Maryland. Baltimore es una ciudad sumida en la más profunda crisis económica, de instituciones y de valores: no hay presupuesto para las escuelas, los niños admiran a los traficantes, el municipio está lleno de arribistas y corruptos y los jefes de la policía modifican las estadísticas a su anotjo para decirle a la muchas veces oportunista prensa que los asesinatos han bajado en la ciudad. Todos, absolutamente todos en The Wire son "grises"; nadie es ni bueno ni malo. En esta serie vemos como policías, traficantes, políticos, periodistas, profesores y drogadictos comparten un lema en común: para sobrevivir en uan ciudad desgraciada, hay que ser un desgraciado. Como dice Jimmy Mcnulty, el "protagonista" de uan serie cuyo real protagonista es la ciudad de Baltimore: "Si juegas en la suciedad, te ensucias" (Temporada 4, capítulo 11).


¿Por qué verla?
Porque "The Wire" es más que una serie. No sólo contiene un relato policial apasionante, sino que "decora" dicha historia clásica entre buenos y malos y le da otra vuelta de tuerca. Para ser más preciso, revitaliza la vieja tradición del cine negro y la trae al Baltimore de los 2000s. No hay mayor descripción de la pobreza de alma humana que en esta serie. Esta es una de esas series que te cogen el corazón y te lo exprimen, sin piedad. No hay finales de "cliffhanger" o de sorpresa, peor sí hay de esos descorazonados, sin esperanza, con la dureza y frialdad de una calle sucia y abandonada. Cuando ves "The Wire" es como si te colocarán al centro de un círculo, protegido por un cristal (la distancia de la TV) y alrededor tuyo pasaran imágenes de la miseria humana. Y esa sensación de desagarro nadie te la quita. No hay serie más real que "The Wire", y no hya relato más apasionante que este. Cada temporada va sobre una temática esencial y en decadencia de la sociedad (sus 5 temporadas desarrollan los temas de las drogas, los sindicatos del puerto, la burocracia municipal, la educación y la prensa respectivamente), aunque no se queda en ello, sino que da un desarrollo transversal a cada arista, para cerrar el círculo perfecto al final de la serie. Un adicional importante de "The Wire" es que debe ser la serie de la cual brotan los personajes más maravillosos de los últimos tiempos. Tan amenazadores como entrañables pueden ser un drogadicto en decadencia, un policía borracho, un político que se cree mejor que los demás o unos estudiantes que intentan crecer y madurar sin necesariamente prestar atención a las clases. Y justamente esa temporada sobre la educación pública, personalmente, es la mejor temporada que cualquier serie haya emitido hasta la fecha.

¿Por qué no verla?
Alguien dijo una vez que "The Wire" era más una novela que una serie. Y por ello la densidad de las historias que cuenta. Uno tiene que estar muy atento a lo que cuenta la serie, ya que como dice el detective Leaster Freamon "Todas las piezas importan". Incluso, The Wire es una serie rara ya que no pone toda la carne en el asador como otras que hacen pilotos extraordinarios para luego desinflarse poco a poco. Los primeros capítulos de "The Wire" tienen un ritmo lentísimo, y poco a poco va aumentando en intensidad. "The Wire" no tiene climax (salvo que sea su penúltimo capítulo") ya que el último capítulo de cada temporada pone las cosas en su lugar y nos prepara para la siguiente. Esta serie es, no vemos a mentir, difícil de ver. Pero podemos decir que el viaje vale la pena.




Breaking Bad

¿De qué va?

Walter White es un cincuentón profesor de química, de clase media y con un ritmo de vida aburridísimo, de rutina, con una espoa embarazada y un hijo adolescente con problemas psico-motrices. Walter White no sabe hacer nada en la vida, salvo todo lo relacionado con la química. Y cuando le diagnostican cáncer de pulmón terminal, él decide tomar al toro por las astas por priemra vez en su vida y darle un vuelvo radical a su vida: utilizar sus conocimientos de química para "cocinar" drogas y dejarle una buena fortuna a su familia. Pero Walter no muere, vive, y con él crece la ambición y el deseo motividado por eso tan peligroso como atractivo: el poder. Walter White nunca volvería a ser el mismo.


¿Por qué verla?
"Breaking Bad" (BB) es la única de las recomendadas que sigue viva (el próximo año se estrena su quinta y última temporada) y debe ser de lo mejor en la parrilla americana actual. BB es una serie dura, atrevida, seca y cruda. BB combina de una manera exquisita el drama con la comedia. No por nada sus personajes (drogadictos inmaduros, abogados parlanchines, sicarios frsutrados) pueden ser protagonistas en cualquier otra comedia. la serie cuenta las desventuras de Walter y su ex-alumno y adicto Jesee Pinkman por tratar de isnertarse en el negocio y sobrevivir. Y además nos presenta un hombre por tratar de ocultar su doble vida, siguiendo el índica de "doble moral" que tienen los personajes actuales de la televisión gringa. Si "The Wire" relataba cómo las drogas destrozaban instituciones públicas, corrompían a los policías o recortaban los presupuestos del Estado, pues BB tiene la osadía de darnos la estocada final: la destrucción de la familia (¿la institución más importante de todas?) de la mano de la droga. Como lo remarca el título de "break bad", la ambición de poder nos lleva a romper los límites insopechados hasta tocar fondo. Finalmente decir que en "Breaking Bad" encontramos a los dos mejores actores y el mejor dúo dramático de la tele actual: Bryan Cranston (Walter) y Aaron Paul (Jesee) son los dos mejores actores hoy po hoy y punto. Sus actuaciones, y sus personajes, son brillantes, enormes, y se agotan los adjetivos para describirlos. Sus mejores temporadas, empate creo yo, son la tercera y la cuarta.

¿Por qué no verla?
Al igual que "The Wire", BB es una serie lenta. Además no tiene, o mejor dicho sí lo tiene pero en cantidades menores, ese hilo conductor tan atractivo de "policías persiguen a los ladrones". En BB hay polis y traficantes, pero la atención se la lleva Walter White y su doble vida, la cual es tan o más atractiva que ver la cacería de buenos contra malos. Peor va in crescendo y sí presenta cliffhangers de rato en rato. Eso sí, advertidos están de que puede ser una serie por la cualsí sientas repulsión por su protagonista: el viaje de "break bad" es del protagonista y de todos nosotros, que terminamos odiando a Walter. Eso de odiar al prota puede ser problema para algunos; para mí no, porque esa es la más grande virtud de los escritores de BB: cómo hacer para convertir a tu pusilánime protagonista en un villanazo e igual hacer que la gente te vea semana a semana.




The Shield

¿De qué va?

Un policía corrupto, malvado, despiadado y, vamos a decirlo, total hijo de su madre, comanda un equipo especializado de polis para combatir a los naroctraficantes y dealers de los bajos fondos de la ciudad de Los Ángeles. Y para ello, no duda en utilizar las tácticas y ténicas más polémicas, discutibles, amorales e incluso ilegales. Estamos hablando de un poli que roba dorga y la vende para tener fondos y que mata a compañeros sin dudarlo. Es un real hijo de su madre.


¿Por qué verla?

Porque si hablamos en términos netamente televisivos, The Shield me parece la serie más completa. Tiene parte del realismo crudo de "The Wire", pero también tiene el cinismo de BB y el ritmo de los mejores policiales. "The Shield" se vende y es un policial duro y puro. Toca temas como políticas o pobreza urbana de manera transversal, pero no deja de ser eso: un policial. Y es que esta serie tiene la genialidad de mezclar en dosis iguales la ficción del policial con la dureza del documental realista (no por ello, "The Shield" está grabada en una cámara tipo documental). Y es ese equilibrio que la lleva a encumbrarse como una serie de culto. Para aquellos que dicen que "The Wire" es ya mucha realidad, y que los policiales gringos es mucha ficción, "The Shield" debe ser la serie perfecta. Y lo es. Además, es esta la serie en la que encuentro mi personaje de ficción favorito´: Vic Mackey. Sí, ese poli hijo de su madre descrito líneas arribas es el ser más complejo y fascinante del mundo de las series. Si suena a que lo odiarás, es verdad, lo destestarás. Peor también entenderás sus motivos y raoznes. Y eso, la simpatía por el personaje, es lo más preciado que una serie puede lograr.Como dato adicional, considero que "The Shield" da una clase maestra de cómo cerrar una serie (agarra esa flor, "LOST") ya que su capítulo final, sus minutos finales lo dejan a uno con el corazón en la mano. Su mejor temporada es, por toda la rabia que contiene, la quinta.

¿Por qué no verla?

Es una serie durísima y, tal vez, la serie más para "machos" (aunque tenga el concepto que no existen series para hombres o para mujeres). El hecho que sus protagonistas sean un grupo de 4 polis que paran todo el día juntos, haciendo y hablando cosas de hombres puede sonar chocante, pero no lo es. Es la naturaleza humana y el ojo clínico de los guionistas para demostrarnos como un grupo de amigos puede devenir en lo más sangrientos vengadores...el uno contra el otro. Tal vez a algunos les parezca algo "procedimental" la serie (hay un caso por capítulo generalmente"), pero esperen a que tome cuerpo (desde el final de la segunda temporada) y verán como esta serie es como un carrusel: si te lleva con velocidad hasta la cima, espera el vértigo de la cuesta abajo. Se prometen vómitos, sangre y mucho, mucho dolor.

24

¿De qué va?

Es una serie "en tiempo real". Con 24 capítulos por temporada, cada capítulo significa una hora en la vida del agente Jack Bauer de la Central Contra Terrorismo de Los Ángeles. Es una serie "hija" del 9/11 y cuenta las peripecias de un agente del gobierno por impedir que la amenaza terrorista se expanda por los Estados Unidos, al mismo tiempo que trata de lidiar con sus fantasmas personales.


¿Por qué verla?

Porque 24 es una serie adictiva, llena de cliffhangers que te hacen ver toda una temporada en menos de 24 horas (valga el chiste). Porque es una serie clásica del bueno contra el malo...y contra todos aquellos buenos que no eran así y terminan siendo villanazos. Uno se compromete con el personaje, con un Jack Bauer genialmente interpretado como ese "Personal Jesus" que para mí es Kiefer Suitherland. Y si bien solo lo conocer por 8 días (8 temporadas duró 24), lo conoces, lo entiendes y luchas junto a él y su soledad. Cada aventura es más trepidante que la otra y para ello los guionistas saben utilizar el apremiante concepto del tiempo real. Porque a las 5 Bauer está entrando a un edificio lleno de latas de gases venenosos, a las 6 está persiguiendo al "topo" de su unidad, a las 7 es capturado por los terroristas, a las 8 es atrapado bajo el fuego cruzado de los militares y así sucesivamente hasta que, sind arte cuenta, un día más en la vida de Jack Bauer terminaba. Como dato adicional, 24 es además una serie importante para analizar la idiosincracia america y su cambio luego del 9/11. Su temporada más exquisita es, por razones que no develaré por spoilers, la quinta temporada.


¿Por qué no verla?
Porque la fórmula del "tiempo real" puede ser cansina para muchos y hasta ficticia para otros. Porque es una ficción a la cual hay que compormeterse (ey, el prota no duerme ni va al baño en todo el día). Porque además puede ser un tanto esquemática si creemos que los villanazos siempre son los árabes, los rusos, los yugoslavos (cuando existía ese país) o los mejicanos, aunque hay por ahí un giro interesante (el mejor de todos diría yo) con el malo malazo de la quinta (por algo es la mejor de todas las temporadas). Incluso está la perenne crítica que 24 es una de las series más intermitentes que hay y su calidad bajaba. Pero vamos ¿qué serie no ha tenido temporada mala? Y si te comprometes con el viaje de Jack bauer, te darás cuenta que es de ahí que parte el prototipo de héroe en la ficción moderna: tipo duro, áspero, cortante que solo puede cotnra el mundo. Porque Jack Bauer fue y es el héroe de todos nosotros (se me salió el fanboy). A pesar de ello, es un personaje difícil despierta mucha polémica, siendo además una representación de la política norteamericana de la "guerra cotnra el terror" de la tristemente célebre administración Bush. Siempre creeremos que Jack Bauer no era republicano.


O podemos dejar de ver dramas y ver comedias. Para la próxima entrada, "¿Porqué no ver algo que me haga reir?" Arrested Development, How I Met Your Mother, The Office (US) y Parks and Recreation analizadas.


PD: Sí, ya sé que los hinchas de "Los Sopranos", "Six Feet Under" e incluso "Mad Men" me están matando en sus mentes. Prometo este verano hacer las paces con ellos, retomarlas y terminarlas.

domingo, 13 de febrero de 2011

True Grit: de acero inoxidable

True Grit (Temple de Acero o Valor de Ley) es el "remake" de la película de los sesentas que le significó al mítico John Wayne su único Oscar. Es una de vaqueros. La película cuenta la lucha estratosférica de Mattie Ross, muchacha de 14 años, que buscará vengar el asesinato de su padre de manos del forajido Cheney. Para ello contará con la ayuda de dos personajes un tanto estrambóticos: un alcoholizado Marshall Reuben "el Gallo" Cogburn y el Ranger (casi un boy scout) LaBeouf. Juntos iniciarán la cacería contra el asesino.

Y como todo western, detrás de una historia con motivaciones básicas (en este caso, la venganza) se esconde todo un desarrollo del código de moral estadounidense (por algo, los vaqueros fueron el género característico del país gringo), con personajes implacables, algunos cobardes, otros honorables, pero todos con ese impulso férreo por cometer sus objetivos. Con los arquetipos claros (el vaquero arruinado pero que se redime, el malo que no se arrepiente o el jefe mafioso con algo de honor), la película destaca porque el peso de la misma, siendo su razón y corazón, descansa en una niña de 14 años, interpretada por una mujer de 14 años: Haileen Steinfield, como Mattie Ross, es la columna de este film.
Podrá estar nominada en los Oscars como Mejor Actriz de Reparto, pero Steinfield se carga la película, como personaje y como actriz. Muy bien escrita, pero mejor interpretada, da la dosis perfecta de fuerza, entereza y desenfado que tiene esta chiquita que decide venga a us padre y nos llega a convencer que la venganza, a veces, guarda una gran dosis de honor. Ella es la verdadera portadora del "Temple de acero", del "True Grit". Ella emprende la búsqueda y ella lo consigue. Y Steinfield marca una interpretación inolvidable.

Los demás actores cumplen (Brolin como malo malvado y Damon como buenazo correcto como siempre lo hacen, respectivamente) y nota aparte para Barry Pepper (cuya interpretación de 5 minutos como Ned Pepper impresiona) y, sobre todo, para Jeff Bridges. Ahora bien, reconociendo que es un pecado no haber visto "El Gran Lebowsky", se indica que el Cogburn de Bridges va más por el camino del "Dude" del mencionado film de los Coen, desapegándose de cualquier comparación con Wayne. Pero sin importar ello, damos gracias de que todavía hayan actores naturales, relajados y que lleven con tanta soltura el desarrollo de un personaje en sus películas (agarra esa flor, Sean Penn). Puede ser un vaquero acabado, un mendigo, un cantante de country o el mismo Presidente de los Estados Unidos, pero Bridges siempre da la nota para dar una interpretación notable sin, aparentemente, tomarse en serio las cosas. Y vale decir que ver a Bridges enfrentarse a 4 jinetes a la vez es una secuencia impresionante y que lo eleva a los altares cinematográficos.

Pero True Grit tiene otras escenas inolvidables, como la negociación de Mattie con el viejo comerciante, el juicio a Cogburn, la aparición del hombre colgado, la emboscada de noche en la vieja cabaña (de un suspenso increíble) o, en el post clima del film, la desesperada carrera de Cogburn por salvar a Mattie del veneno mortal. Tanta belleza y desesperación nunca es fácil de mezclar. Esto es mérito de unos tipos que pueden despertar debates (personalmente, "Fargo" y "El hombre que no estuvo ahí" me parecen superiores a su oscarizada "Sin lugar par los débiles"), pero que destilan cinematografía en cada plano. Nolan, Aronosky y Paul Thomas Anderson pueden ascender como las nuevas estrellas del ámbito de la dirección, pero si se trata de oficio y de saber cómo contar una historia y darnos esas dosis precisas de humor, suspenso y drama, ahí están esos hermanos tan hermosamente meticulosos como maléficos como lo son los Coen. Y a ellos les debemos que todavía se respire cine en las salas.

Puntaje: 18/20